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Aseguran que del suelo de Junín se puede hallar y extraer aguas termales

En General Belgrano, sobre la cuenca del Salado, fueron encontradas a mil metros de profundidad. “La geología es similar” con el noroeste provincial “por compartir el mismo afluente hídrico”, dijo a este diario Hugo Mandagarán, creador del complejo en esa localidad.

Desde hace varios años, la provincia de Buenos Aires se convirtió en un destino para aquellos turistas que van en busca del relax y las propiedades que ofrecen las aguas termales provenientes de la profundidad de la tierra.

Dentro del territorio bonaerense, en la actualidad se encuentran abiertos seis complejos que permiten disfrutar de esta opción dentro la llanura pampeana, sin necesidad de ir a zonas de montaña o actividad volcánica donde los afluentes emergen a la superficie naturalmente.
Entre ellos se encuentra el parque “Termas del Salado”, que nació a orillas de la del río Salado en la localidad de General Belgrano, cuyas aguas provienen de la misma cuenca que atraviesa ciudades como Junín y del resto de la Región.

Este es un claro ejemplo de que entre la Laguna de Gómez y El Carpincho “es factible que se puedan encontrar aguas termales por compartir el mismo afluente hídrico que el nuestro”, afirmó Hugo Mandagarán, el visionario que llevó adelante el proyecto para construir el complejo termal en esa localidad.

Las aguas hidrotermales halladas en la cuenca del Salado, a 320 kilómetros al Este de Junín, son de alta mineralización, salinas y con alto porcentaje de sodio; calcio y sulfatos que surgen de una perforación de 965 metros de profundidad a una temperatura en boca de pozo de 41º, es decir que tiene un recurso de óptima calidad.

“Primero hay que hacer estudios previos, y no es imposible. En términos generales la geología del noroeste de la Provincia es similar a la nuestra. Por ejemplo, las termas marinas que están en San Clemente también salen del Salado, donde hay un territorio igual”, al igual que las de Dolores, apuntó Mandagarán.

“Puede ir variando y hay que hacer un estudio geofísico. Es como hacerle un electrocardiograma a la tierra, que te marca los porcentuales. Cuando lo hicimos acá (en General Belgrano) nos dio un 76 por ciento de posibilidades”, confió.

La investigación la llevó a cabo el geofísico Jerónimo Ainchil, graduado en la Facultad de Ciencias Naturales de La Plata que actualmente es rector de la Universidad Nacional de San Antonio de Areco y profesor de Gestión y Evaluación Ambientales en la Unnoba. “Es el mejor que yo conozco”, afirmó.

“Después hay que asumir el riesgo de cualquier explotación minera, como la excavación para el petróleo. No es un 100 por ciento de posibilidad y puede fallar. En Junín, a lo mejor hay que ir más profundo o más arriba, dependiendo de lo que diga el estudio geográfico", subrayó.

40 mil litros por hora

Sobre el método de extracción, el emprendedor explicó que se lleva a cabo mediante acciones mecánicas (dinámica y estática) por bombeo, ya que no aflora por naturalidad como sucede en la zona de cordillera porque “estamos en llanura”.

“Estático es hasta donde sube el agua por presión natural que hay por debajo y, en nuestro caso, queda a 11 metros de la superficie, distancia que se bombea a un caudal de 40 mil litros por hora. Al succionar el motor, el nivel desciende a 20 metros, que se denomina dinámico, por lo que hay que estar por debajo de esa línea para no absorber aire”, informó.

En el proceso del retorno del agua salada a la cuenca superficial, “primero hay que mezclarla con la dulce -proveniente de una canal que construimos desde el río- dentro de una pileta especial para compensar. Se hace una dilución de salinidad y además se baja la temperatura, para luego volcarla. De esta manera hay que hacer un estudio de impacto ambiental”, indicó.

“La Autoridad del Agua, cada dos meses viene y revisa las instalaciones, porque tenemos una concesión, ya que el agua inferior es provincial. De esta manera tenemos una autorización para explotarla y comercializarla”, confirmó.

Persiguiendo un sueño

La idea y el sueño de crear ese espacio con aguas calientes a 160 kilómetros al Sur de la Ciudad de Buenos Aires comenzaron a gestarse en la década de 1990.

“En ese tiempo empecé a viajar al lado uruguayo, cerca de Salto, donde hay unas termas muy antiguas. Iba en vacaciones de invierno y me encantaron. Después averigüé, ya que trabajé mucho en la Provincia tasando propiedades rurales”, destacó el emprendedor.

“De física e ingeniería no sé nada porque soy martillero. Trabajé mucho en el tema inmobiliario y, de esta manera, me empecé a interiorizar sobre las inundaciones y biografía. En la actualidad sigo con ese tema”, afirmó.

“Con internet comencé a desandarme de a poco y después tuve la suerte de llamar a un geólogo muy reconocido, que era jefe de la cátedra de Hidrogeología de la Universidad de Buenos Aires”, continuó. Se trata de Miguel Auge que fue titular de esa área entre 1985 y 2009. Ahora se desempeña como académico en la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.

“Le mandé un email contándole las locuras que tenía y me contestó. Me dijo que me iba a ayudar y me mandó un estudio académico de las aguas y cuencas subterráneas de la provincia de Buenos Aires, que explica cómo son los recorridos”, recordó.

“Luego di con Gerónimo (Ainchil), que había hecho la investigación en las termas de Villa Elisa, le entregué el análisis de Auge y luego fuimos avanzando. En todo esto aparece la audacia y el riesgo de perseguir un sueño. Pero no hay nada librado al azar, está todo bien premeditado”, advirtió.

“La gente que hizo la perforación de 965 metros, es la misma gente que trabajó en las termas de Villa Elisa, San Clemente (Marinas) y San José en Entre Ríos. Muy macanuda, y confiable que te van orientando”, recordó.

“Se tardaron tres meses, fue rápido, y no hubo inconvenientes. Es como una obra, a veces se complica y a veces no. De diámetro mide 4 pulgadas en la parte inferior y 9 en la parte superior”, expresó.

El desarrollo del complejo

El complejo de General Belgrano posee una pileta cubierta y dos semi cubiertas, con diferentes temperaturas que oscilan entre los 34 y los 40 grados, que se encuentran ensambladas entre sí, con una capacidad para 600 personas. Tiene patio de comidas, kiosco, vestuario, lockers, spa, alquiler de batas y un área para bebés.

Para el desarrollo se realizó un plan de negocios y comercial, “como hacer un proceso urbano o un edificio. Fueron 10 años de trabajo hasta que las termas se inauguraron en 2012”, dijo el martillero.

“La tierra la habíamos comprado con un socio para desarrollar un barrio cerrado. Y después se me ocurrió buscar por ese lado termal. Con los lotes del barrio empujás a la par para hacer el parque termal”, indicó.

“De esta manera también hice el sector de casas y el parque termal a su costado que tiene un convenio con una entrada accesible para las viviendas, que además recibe agua de las termas que el consorcio paga para llegar una pileta del Club House”, destacó.

“El desarrollo llevó mucha más inversión de lo que habíamos imaginado. Vendimos acciones y conseguimos inversores, ya teniendo el agua sacada a la tierra”, remarcó.

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