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Bombas en Buenos Aires: Cuando la “Memoria” adquiere importancia histórica

Estos hechos suceden en los umbrales de la reunión del G-20 que traerá a Buenos Aires a los líderes más importantes del mundo.

Federico Mena Saravia Por Federico Mena Saravia | 16 de Noviembre de 2018

La saga de atentados con bombas ocurridos en Buenos Aires constituyen un grave antecedente que demuestra a la sociedad argentina que existen elementos dispuestos a generar un ambiente de malestar que cobra identidad a través de una acción violenta mediante artefactos explosivos

Se podría pensar que fuera quizás una “segunda etapa” de un plan sistematizado de agitación que comenzó con la movilización de encapuchados organizados para ejecutar hechos vandálicos en contra de la propiedad pública y que ahora pasan a mostrar sus verdaderas intenciones de socavar las débiles bases que sostienen, todavía, a un gobierno que profundizó la brecha entre los argentinos, mediante su incapacidad para dar solución a los graves problemas sociales. 

Conviene pensar que un pueblo que maneja una versión recortada de la historia reciente tal vez no esté en condiciones de valorar en su exacta dimensión el peligro que entrañan estos actos terroristas. Justamente, es allí donde es preciso apelar a la memoria histórica, pero en su integridad, es decir, recordando que la siniestra década del setenta comenzó con este mismo tipo de situaciones: descontento social, agitación profesional y atentados selectivos. 

Estos hechos suceden en los umbrales de la reunión del G-20 que traerá a Buenos Aires a los líderes más importantes del mundo, lo cual contribuye a mostrar ante el mundo que la Argentina sigue siendo un país decadente que, lejos de avanzar, se obstina en revivir lo peor de su pasado reciente. 

Es una oportunidad para aplicar una política de prevención en materia de seguridad pública y fortalecer el Estado de Derecho, a diferencia de lo que ocurrió cuando se pasó a la acción directamente desde la represión ordenada por el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón. 

Sin embargo y pese a las alertas que los servicios de inteligencia extranjeros le habían anticipado a la Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, no se observó que se hayan tomado medidas, con el resultado de que ahora le han explotado estas bombas en las manos, literalmente, como le sucedió a los autores del atentado en el cementerio de La Recoleta. 

El escenario nacional ha cambiado, ya no existen Fuerzas Armadas dispuestas a ejecutar acciones represivas. 

En suma, la cuestión no es menor y pone en evidencia la existencia de grupos organizados y dispuestos a conseguir sus fines con procedimientos nefastos que de no tomarse a tiempo las medidas necesarias ponen en riesgo a la Nación de que no solamente vuelva al pasado con la “Memoria” sino también con la violencia.

El autor es Director de El Intransigente donde fue publicada originalmente la columna. Abogado por la Universidad del Norte 'Santo Tomás de Aquino'​.

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