Un nuevo y extraño capítulo se escribe en la desafortunada historia de de Miguel Angel Córdoba, el empleado municipal que saltó al centro de la escena pública cuando el martes 11 de agosto le robaron su Honda XR 150, roja y negra.
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El sábado, otra vez se vio involucrado en un hecho complejo cuando buscando la moto que le robaron de la puerta de la casa de su hija, en Batalla de Bailén al 400, se encontró con una sorpresa. Y cómo si la desagradable historia del robo no fuera poca, luego le siguió una estafa que afortunadamente se resolvió porque le reintegraron el dinero. Ahora termina siendo testigo de una situación, al menos, extraña.
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Córdoba seguía buscando su moto robada. Esta vez consiguió que alguien le prestara otra para hacer recorridas por los puntos que considera con posibles vínculos en torno a la sobredimensionada cantidad de robos que diariamente acontecen en la ciudad.
“A eso de las 11:30 hs. pasé por el Monte Esperanza y ví una moto que estaba sola, apoyada contra un árbol, entre medio de otras plantas. Me pareció medio sospechoso y en lugar de llamar al 911 decidí irme hasta la estación de servicios que está por la Ruta 8. Había un patrullero con una pareja de policías; les golpee el vidrio y cuando me atendieron les expliqué la situación”, dijo sorprendido y preocupado la víctima a PRIMERA PLANA.
Según relató, acompañó a los agentes hasta calles Perú y Fullana, donde estaba la moto Kukai, 150 centímetros cúbicos, abandonada a su suerte en el pequeño monte.
Los efectivos policiales comunicaron los datos del rodado y se comprobó que, en principio, no tenía pedido de secuestro activo. Esperaron algunos minutos y resolvieron trasladar a la solitaria unidad para lo cual le pidieron a Córdoba algunos datos que entregó con cierta desconfianza. “Yo no quería meterme en otro lío, lo único que quiero es que me devuelvan la moto que me robaron. Ví esa que estaba ahí sola y avisé a la policía, pero no quiero más líos”, remarcó quien horas más tarde habría convocado a para prestar declaración testimonial, pero prefirió pasarle la información con que contaba a personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI), que son de su confianza, de acuerdo a lo manifestado.
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