Seguro que más de una vez has oído hablar de la inteligencia erótica o sexual.Se trata de la forma en que entendemos y vivimos nuestra sexualidad. Como define la psicóloga-sexóloga Lara Castro-Grañén, “somos inteligentes sexualmente cuando entendemos que nuestro cuerpo y sexualidad y decidimos cómo queremos vivirla”.
“Se trata de poner sobre la mesa nuestra historia sexual, todo lo que nos ha pasado, cómo lo hemos aprendido y vivido; trabajar las emociones que sentimos; y decidir con qué te quieres quedar”, añade la experta del Institut Gomà y directora de Placer con sentido.
No se trata de algo innato, sino que tenemos que trabajarlo y aprender a desarrollar esta inteligencia. Y ¿cómo se hace? Pues trabajando tanto la mente, como la parte física: “Hay que trabajar los pensamientos asociados a la sexualidad que tenemos, así como la parte más emocional. Además, es también es fundamental el autoconocimiento del propio cuerpo”.
En este plano, Castro-Grañén asegura que es algo sobre lo que deben incidir tanto hombres, como mujeres: “Las mujeres nos conocemos menos porque hemos explorado menos con nuestro cuerpo, hay que dedicarse tiempo a sentir y a ver qué nos gusta y qué no. En cambio, los hombres, suelen tener patrones negativos sobre lo que han aprendido”
Lo más importante, en opinión de la experta es responder sinceramente a la pregunta “¿cómo estoy viviendo yo mi sexualidad?” y cuestionarse todas las creencias que tenemos adquiridas.
El objetivo es vivir la sexualidad de manera plena y satisfactoria, si lográs vivirla así es que tienes un alto grado de inteligencia sexual.
El coeficiente sexual no es otra cosa que el reflejo de la inteligencia sexual que tenemos. Los psicólogos norteamericanos Conrad y Milburn, autores de ‘Inteligencia sexual’crearon este test –aquí en versión reducida- para medir nuestra capacidad sexual.
A- Ni la mitad de excitante que la de la mayoría.
B- Más o menos igual que la de la mayoría.
C- Más excitante.
D- En la actualidad no mantengo una relación sexual.
A- No, nunca.
B- Una o dos veces.
C- Varias veces.
D- Con frecuencia.
A- Me paso gran parte del tiempo pensando en cómo tener relaciones sexuales más a menudo.
B- Para mí, una vida sexual satisfactoria es tan importante como mis aficiones y tareas.
C- Cuando he acabado las tareas cotidianas, no me queda tiempo ni energía para pensar en cómo mejorar mi vida sexual.
D- Me avergüenza que mi vida sexual sea tan insatisfactoria, así que procuro no pensar en ello.
A- No tiene que ver.
B- Tiende a decir que los miembros de una pareja están he¬chos el uno para el otro.
C- Es una garantía de que estás enamorado/a.
A- Esperaría a conocerla mejor.
B- A veces he tenido relaciones sexuales con alguien antes de conocerlo bien.
C- Decididamente, las tendría.
A- Nunca distingo entre impulsos físicos y emocionales.
B- A veces soy consciente de que siento una necesidad puramente física.
C- A veces soy consciente de que siento deseo de cercanía.
D- Siempre es una combinación de ambos impulsos.
A- Me siento atraído/a inmediatamente hacia personas con un aspecto determinado.
B- Me atraen personas con un aspecto determinado, pero no siempre opto por tener una relación con ellas.
C- Me atraen muchos tipos físicos.
D- Nunca he pensado en el tipo de persona que me atrae.
A- No, si han transcurrido varios años.
B- Si no se siente amenazado/a por la pareja actual, es muy improbable.
C- Sólo si la persona está demasiado obsesionada con lo ocurrido.
D- En muchos casos es muy posible.
A- Unas cuantas veces al año.
B- Una o dos veces al mes.
C- Una o dos veces por semana.
D- Tres veces por semana.
E- Cuatro veces por semana.
A- Nunca.
B- Un par de veces.
C- Ocasionalmente.
D- Bastante a menudo.
A- Totalmente de acuerdo.
B- De acuerdo.
C- En desacuerdo.
D- Completamente en desacuerdo.
A- Con frecuencia.
B- A veces.
C- Nunca.
A- No me afecta en absoluto.
B- Podría sentirme más contento/a con mi cuerpo.
C- Estoy demasiado gordo/a para tener una buena vida sexual.
D- No estoy lo bastante musculoso/a para tener una buena vida sexual.
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El mundo no se acaba. La psicóloga-sexóloga, Lara Castro-Grañén, recomienda “hablar mucho con la pareja” y si no lográs solucionarlo, acudir a un centro especializado: “Existen talleres o terapias que pueden ayudar mucho. No tienes por qué tener un problema para ir a una terapia de pareja. Tu pareja puede que funcione perfectamente, pero si falla algo en el plano sexual, se puede arreglar”.
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