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Carta abierta al Intendente

Rody Piraccini Por Rody Piraccini | 3 de Agosto de 2019

Estimado Javier Martínez:

Conociendo el grado de compromiso con el que acometés la tarea diaria, un cúmulo de responsabilidades tan demandantes, imagino que no podés estar en conocimiento de cada incidente que sucede debajo de tu alta investidura. Pero ha sucedido algo, cuantitativamente nimio para esa enorme estructura, que me afecta en lo personal y quiero poner en tu conocimiento, porque algunas decisiones subalternas terminan afrentando a la gestión, lo cual impacta inexorablemente en tu propia figura. Después de diez años ininterrumpidos, me acaban de retirar la pauta publicitaria oficial; la que llega -con escasísimas e inexplicables excepciones- a todos los medios y periodistas de la ciudad.

No conozco con qué interés antes de asumir seguías el devenir de la política; pero te imagino, como a muchos de nosotros, despotricando, entre otros aspectos, contra el (mal) uso que de la pauta oficial -es fama- se hiciera durante la administración kirchnerista. Convengamos que resultaría hipócrita condenar lo que se hacía y consentir, tolerar o autorizar que ¡en tu propia gestión! empleados de menor rango esgriman los dineros públicos para saldar cuestiones particulares, beneficiando generosamente a algunos y castigando porque sí a otros, apelando a un perverso procedimiento cuya verdadera motivación no se atreverían a declarar en público. En todo caso, de no ser así, podrían explicar cómo funciona el mecanismo de reparto de la varias veces millonaria pauta publicitaria de la Municipalidad de Pergamino, arcas compuestas por la generalidad de los contribuyentes, incluso aquellos (pocos) que escuchan mi programa de radio. Resultaría revelador. Los pretendidos antecedentes que pueden invocarse como timorato justificativo no deberían normalizar lo irregular, lo sabemos.

Hacer conocer esos números de seis ceros constituiría una auténtica muestra de transparencia, que se colocaría con fuerza propia muy por encima de tantas palabras gastadas y discursos repetidos, que no todos deglutimos sin beneficio de inventario.

Suele ocurrir que mediocres o personas sin valores éticos, por carencia de formación o por escaso discernimiento, lleguen a creer que en lugar de meros administradores transitorios se hubieren convertido en propietarios definitivos del patrimonio colectivo de los ciudadanos. Ocurre.

Nadie atacaría el legítimo derecho de que en tu condición de abogado le otorgues publicidad de tu estudio jurídico a quien consideres, sin rendirle cuentas a nadie. Pero esto es la Municipalidad de Pergamino, Javier, cuyos recursos no pueden disponerse para venganzas personales o para satisfacer caprichitos inconfesables. Seguramente no lo sabés, por eso te lo cuento.

Te anticipo, por las dudas, que en este caso no se trata de un monto significativo en pesos, porque no es eso lo trascendente, aunque para mis reducidos ingresos conlleva una importancia que sentiré cada fin de mes. Comprenderás que se trata de una actitud que va a contramano de elevadas palabras que tantas veces te he escuchado decir; esto que hicieron no tiene nada de republicano ni se corresponde con la interpretación democrática del correcto uso de la pauta oficial.

En lo periodístico, te asiste la prerrogativa de consumir los medios que te parezca, todos o ninguno, lo que no me parece aceptable es que como funcionario se establezcan infundadas diferencias discriminatorias que me perjudican, y que me exceden. Sos un hombre inteligente, Javier, evaluarás que con estas actitudes nada se gana y es apreciable lo que se pierde con la necesaria difusión de esas actitudes autoritarias y mezquinas.

No faltará el despistado que con la habitual torpeza pretenda vincular esta carta con los tiempos preelectorales. Te escribo ahora, porque ahora se cometió el atropello.

Para que quede claro: no redacto estas líneas en la esperanza de que me restituyas la pauta, prefiero esto a ver limitada mi libertad en el ejercicio del periodismo. Lo que respetuosamente te solicito es que no te resignes a naturalizar estos comportamientos despreciables.

Por último, quiero asegurarte que esta pobre picardía -de la que te exculpo y atribuyo a algún subalterno- en nada empaña la estima que en lo personal te dispenso tanto como el respeto por ser el intendente de mi ciudad.

Te deseo sinceros éxitos en tu gestión, esperando se corrijan algunas indeseables desprolijidades.

Con afecto, Rody Piraccini. 

Agosto 2019

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