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Cómo saber si sos bueno o no en el sexo

Repetir el encuentro íntimo con una pareja es un indicio de que las cosas en la cama van mejor.

La cita salió bien y el beso de despedida deja entrever que los dos tienen ganas de más. Es la primera vez que van a tener relaciones y, aunque es obvio que lo hiciste muchas más veces, cada primera vez con alguien nuevo supone un resurgir de las mariposas en el estómago. Y no se trata de amor, sino de los nervios para que la cosa vaya bien y que no se arruine todo por una mala experiencia en la cama.

Es cierto que los hombres tienen mucha presión a la hora de tener sexo en cada nueva relación: se obsesionan con los tiempos, medidas o incluso con el simple hecho de que los nervios no traicionen a su erección. Pero en los tiempos de "comprar" sexo en Tinder, del uso masivo de la pornografía y del miedo a que te hagan un ghosting sin llegar a saber nunca el motivo, las mujeres tampoco lo tenemos fácil.

Para empezar, porque las mujeres cada vez hablamos más sobre sexo, aunque sea entre amigos, y damos pistas de lo que consideramos un buen amante: que no sea egoísta, que se preocupe también de tu placer, que tenga iniciativa y que al terminar no se vaya corriendo a su casa o que se quede dormido. Pero, ¿y ellos qué esperan de una buena amante?

Si se busca en los debates de Reddit, en lo que a parejas heterosexuales se refiere, parece que hay una palabra que se repite: “Entusiasmo”. Parece que lo que los hombres tienen en cuenta es la actitud, más que la aptitud. Ver disfrutar a la otra persona a veces puede resultar ser el mejor afrodisíaco.

Una cuestión de competitividad

Lo primero que habría que plantearse es por qué, tanto hombres como mujeres, estamos tan obsesionados con esto de ser “buenos en la cama”. La experiencia nos dice que las primeras veces no suelen ser buenas, pero que con la práctica y la comunicación todo mejora. Sin embargo, tenemos la sensación de que solo hay una oportunidad para demostrar nuestras dotes amatorias antes de ser descalificados.

No obstante, según datos de España en 2019, el 46% de los usuarios de Tinder se mete en la aplicación todos los días, de lo que se deduce que la búsqueda de nuevas parejas siempre está activa, por si surge algo mejor. “Vivimos en una sociedad que fomenta mucho la competitividad, el ser mejor que los demás, el si no estás en el top no eres nadie y nadie te va a querer”, reflexiona, por su parte, el sexólogo Sergio Fosela.

Pero, ¿qué es ser bueno o buena en la cama? Según Fosela, la definición no necesita mucho: "Un buen o buena amante es aquel o aquella que te hace recordar el encuentro y provoca el deseo de repetir".

La siguiente duda es si realmente hombres y mujeres coincidimos en este concepto. "Creo que no es tanto cuestión de género como de creencias y educación", insiste el experto, que aclara que el problema de esta idea es que se sigue fundamentando en falsos mitos, en las relaciones heteropatriarcales, y en que la penetración es lo más importante. Es por eso que se siguen escuchando referencias a “hacer felaciones como ninguna otra" cuando se valora la destreza de una mujer en la cama. Por su parte, la también sexóloga Iris Martínez apunta que aunque la cosa va cambiando, ser buena amante “se relaciona muchas veces con ser liberada sexualmente, pero solo dentro de la intimidad de la pareja”.

Lo más satisfactorio es impredecible

Ante estas ideas se puede pensar que lo que le gusta a los hombres es, al fin y al cabo, lo que ven en las películas porno. Que esperan encontrar una compañera o compañero que reproduzca las escenas, y que "cuanto más sucio mejor". Puede ser que esa sea una de las fantasías más típicas y que obviamente resulte excitante, pero a la hora de la verdad, ser un buen o buena amante no es imitar lo que hacen los actores y actrices porno. O eso dicen los expertos.

Según el Estudio de Exploración Sexual en América 2015, realizado entre 975 hombres y 1.046 mujeres, los comportamientos sexuales que más se valoraban en la pareja, para ambos sexos, eran los relacionados con el romance y el afecto. En este sentido los encuestados reseñaban gestos como decir cosas dulces y románticas durante el sexo, besarse y abrazarse. Si bien estos eran los comportamientos más “deseados”, en la lista les seguían otros como que la pareja estuviera abierta a prácticas sexuales anales, a dar y recibir sexo oral, a ver pornografía, a practicar sexting, tener sexo en grupo o a desnudase y masturbarse delante de la pareja.

Otros estudios recopilados por Michael Castleman en Psychology Today, hablaban de que, pese a lo que se suele pensar, los hombres también valoran que su pareja dedique tiempo a los mal llamados juegos preliminares. “El acto sexual más satisfactorio es no lineal sino deliciosamente impredecible”, concluía el experto. Así que saber improvisar y salirse del guion es también una cualidad especialmente valorada.

Respecto a las relaciones entre lesbianas, salirse del coitocentrismo, es decir, de lo de siempre, es la clave. Un informe publicado de Archives of Sexual Behaviour, realizado por las universidades de Indiana, Chapman y Claremont Graduate, de los Estados Unidos, que no solo afirmaba que las parejas de mujeres homosexuales tenían más facilidad para llegar al orgasmo sino que lo hacían gracias a decirse claramente qué es lo que les gusta y a no dar tanto protagonismo a la penetración.

Dominar la técnica

Teniendo todo esto claro, cuando por fin nos decidimos a quitarnos la ropa, o al menos parte de ella, ¿qué es lo que deberíamos saber? Sergio Fosela explica que dominar la anatomía es importante: “Conocer cada parte de lo que vamos a tocar, cómo es la reacción fisiológica ante el estímulo”. Es que hay que saber qué zonas podemos morder, cuáles no y cuáles es mejor frotar, solo si contamos con la ayuda de un buen lubricante. Aunque no se trata de repetir de memoria lo que leímos en algún libro o visto en una película. “Precisamente las técnicas que se basan en movimientos concretos, son las que se sienten más mecánicas. Sin embargo, si conocés las reacciones que puede tener esa persona, dependiendo de cuándo o cómo tocas, será más fácil buscar esas sensaciones placenteras que lleven a tu pareja a experimentar cada vez más placer”, aseguró.

Por otra parte, es importante no repetir la misma técnica con todos los amantes. Está bien tener nuestras armas secretas, pero hay que saber muy bien cuándo y con quién usarlas. A este respecto, Iris Martínez insiste: "Lo que de verdad importa es la capacidad que tengamos para comunicarnos. El sexo es un juego con muchísimos matices, no se trata de explorarlos todos, pero sí de tener la confianza de compartir los que nos interesen. No se trata de recibir placer o proporcionar placer, sino de conjugar ambas partes, compartir, pero sin olvidarnos de nosotros mismos".

En este sentido, Sergio Fosela concluye: “Si no disfrutás de lo que estás haciendo, la otra persona lo va a notar. Si no lo disfrutás, la práctica sexual se volvería mecánica, sosa y poco apasionada”. De esta forma y volviendo a la idea inicial, no se trata de fingir entusiasmo, ni de exagerar los gemidos durante el orgasmo. Ni si quiera ser capaz de memorizar técnicas o escenas pornográficas. La clave está en que un buen amante es aquel que realmente se permite disfrutar de la experiencia. Aunque claro está que para disfrutar de verdad, hay que encontrar una pareja con la que merezca la pena hacerlo.

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