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Coronavirus: el respirador modelo rosarino ya puede fabricarse para todo el país

La Anmat autorizó la producción del modelo diseñado por la firma local Inventu y financiado por la Universidad Nacional de Rosario

“En una semana te digo si perdiste tiempo y plata, o si tenemos un respirador”. Con esa frase, cuando la pandemia saturaba los sistemas de salud del mundo, pero no los propios, el ingeniero mecánico y uno de los titulares de la firma rosarina Inventu, Simón Carpman, le propuso al rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Franco Bartolacci, producir respiradores artificiales a bajo costo para la asistencia específica de las afecciones provocadas por el coronavirus. Siete días después, el dispositivo se presentó en la sede local de Gobernación y ahora que la curva de contagios no cede, llegó la mejor noticia: el proyecto logró en las últimas horas la autorización oficial de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para producirse a todo el país. Los primeros 50 ya están construidos y serán entregados esta semana al intendente Pablo Javkin y el gobernador Omar Perotti, para que dispongan de los mismos para reforzar el sistema de la ciudad y la provincia.

El proyecto “solidario, de código abierto y con los planos ya accesibles a todos”, como lo definen sus gestores había sido presentado en abril pasado. Se trata de un dispositivo con dos características centrales: la primera es el bajo costo de su producción, estimada en un 10 por ciento de lo que cuestan los respiradores convencionales de fabricación nacional; y la segunda es atender específicamente las afecciones respiratorias agudas causadas por el Covid-19 sin contar con la amplia gama que sí tienen los respiradores utilizados habitualmente para atender otras patologías.

Los dispositivos ya habían comenzando a producirse con la autorización de los gobernadores, e incluso a utilizarse, en provincias como Corrientes y Jujuy; y en la primera llegó a montarse todo un hospital de campaña con estos dispositivos proyectados en la ciudad entre más de 30 investigadores egresados de la UNR y con el financiamiento de la propia Universidad. Incluso fuera del país, también llegaron a Chile y Perú, donde recogieron el proyecto.

Ahora el paso dado por la Anmat en la Argentina es fundamental para poder producirlo y distribuirlo en todas las provincias, un paso que se da a través de la firma de un convenio con la empresa Gollum (Peabody Argentina) que será la encargada de la producción, en un trabajo conjunto con Inventu que fueron los desarrolladores del proyecto y que llevará adelante el monitoreo de esa fabricación.

Saldar la escasez

Si bien admite que por estas horas de saturación del sistema de salud “el recurso más crítico es el recurso humano”, Carpman señala que la autorización permitirá ahora “poner estos dispositivos, que no son más que una herramienta de trabajo de los médicos, a disposición de los profesionales”, y agregó: “Esto viene de alguna manera a resolver la escasez de estas herramientas y que justamente los médicos no tengan que decidir a qué paciente sí y a qué paciente no poner en el respirador”.

Los primeros 50, que fueron ya construidos con fondos de la propia Universidad, además de financiación internacional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y el aporte de empresas privadas de la región, están listos y serán entregados la semana próxima.

Sin dejar de lado la premura del escenario epidemiológico, el rector de la UNR señaló que “se trata de una donación que se hará a las autoridades de la ciudad y la provincia”, que serán quienes determinarán su uso y destino de acuerdo a las necesidades actuales. “Lo cierto es que la autorización de Anmat parece llegar en el momento más oportuno y necesario”, admitió Bartolacci.

Y remarcó que llegar a la autorización requirió “un largo recorrido de testeos, pruebas en laboratorios que debieron realizarse incluso en otras ciudades como Santa Fe y Buenos Aires, y todo un camino de cuatro meses que en este contexto de pandemia parece mucho, pero que en la habitualidad lleva mucho más tiempo y requirió del compromiso de muchos actores del Estado”.

La síntesis

Para Bartolacci, el proceso que se inició con el proyecto y alcanzó ahora la posibilidad de fabricación de respiradores para todo el país, además de ser “un aporte en un momento clave”, es fundamentalmente “la síntesis más clara de lo que debe ser y hacer la Universidad”.

“Es la producción científica y de conocimiento de la Universidad desarrollando herramientas concretas que en acuerdo con el Estado y los privados transforman la vida de sociedad y de las personas, sobre todo los que se encuentran en situaciones más complicadas y de mayor vulnerabilidad”, concluyó.

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