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Coronavirus: pedagogía del cuidado

La responsabilidad social se vuelve un elemento esencial para enfrentar la pandemia y la educación tiene un rol preponderante en la adopción de hábitos preventivos.

Lorena Berro Por Lorena Berro | 19 de Marzo de 2020

La descripción que hace la ciencia del Coronavirus refiere a una familia de virus que se conocen desde hace años. Sin embargo, la irrupción del COVID-19 en China, donde se registró el brote que motivó el alerta por su virulencia, su extensión por distintos países y sus consecuencias todavía impredecibles causó una conmoción a escala planetaria poniendo en vilo a los sistemas sanitarios del mundo.

Lo que se sabe hasta el momento es que los adultos mayores son los más vulnerables y que las personas que tienen enfermedades preexistentes o sus sistemas inmunológicos deprimidos conforman los grupos de riesgo; pero que cualquier persona puede contraer la enfermedad y transmitirla. Aunque la letalidad es menor a la de otras patologías, su capacidad de propagarse genera preocupación, con implicancias económicas y sociales que superan lo sanitario. Desde el punto de vista epidemiológico, hay países con circulación sostenida; otros donde se reportan solo casos importados asociados a un nexo epidemiológico y algunas geografías donde aún no han aparecido casos.

Hace unos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia y obligó a los países del mundo a instrumentar medidas y adecuaciones en sus propios sistemas de atención para minimizar el impacto de la enfermedad y reducir al máximo posible el número de contagios.

En este contexto, cobró especial relevancia la importancia de la educación social en la adopción de hábitos individuales y colectivos para contener la pandemia y evitar males aún mayores.

Como si hubiera sido un concepto desaprendido, lavarse las manos volvió a marcar la diferencia entre salud y enfermedad y los principales especialistas coinciden en el rol vital de determinadas acciones cotidianas como mecanismo de prevención de ésta y otras patologías. A la par de ello, la distancia física interpersonal se puso en el primer plano de la tarea colectiva.

Una cuestión de educación

Haciendo valer el principio de responsabilidad que le cabe como institución pública, la UNNOBA puso en funcionamiento rigurosos protocolos de prevención e instrumentó una serie de medidas, en coincidencia con los lineamientos que a nivel nacional se han brindado para afrontar la contingencia.

En este marco, desde el Instituto Académico de Desarrollo Humano se brindaron charlas dirigidas a la comunidad universitaria. En esos encuentros se recordaron conceptos y se actualizó información sobre un contexto epidemiológico que cambia minuto a minuto exigiendo por parte de todos el mayor compromiso cívico para “poder cuidarnos y cuidar a otros”.

Estas charlas estuvieron a cargo del médico especialista en Epidemiología Facundo Fernández Moll; la médica Adriana Torriggino; y la licenciada en Enfermería y especialista en Control de Infecciones, Antonela Culaciati, docentes de la carrera de Enfermería de la Universidad. Acompañados por María Mónica Lázzaro, directora del Instituto Académico de Desarrollo Humano, remarcaron que en su protocolo de manejo institucional, la UNNOBA logró reunir una serie de acciones que resultan vitales no solo para la prevención del Coronavirus sino de otras patologías respiratorias.

Además de la suspensión de las actividades presenciales, se tomaron previsiones para asegurar las condiciones óptimas del medio ambiente laboral y realizar controles de salud e identificación de factores de riesgo para desarrollar Coronavirus entre el personal universitario.

Costumbres que cambiar

El doctor Facundo Fernández Moll, quien además es referente de Epidemiología de la Región Sanitaria III, abogó por la adopción de “hábitos sencillos, efectivos y de bajo costo” capaces de “perdurar en el tiempo”.

Así se refirió a conceptos que, si bien son conocidos, no terminan de internalizarse, como el lavado frecuente de manos con la técnica adecuada; la correcta higiene respiratoria; y la desinfección y ventilación de los ambientes, además de la distancia física con otras personas, en tanto medidas de prevención.

“Institucionalmente hemos tomado la decisión de activar todos los dispositivos para que la gente reconozca cuáles son las medidas preventivas. Se trata de recomendaciones que están estandarizadas y sirven no solamente a la comunidad universitaria, sino a la sociedad en general”, sostuvo el docente.

En este punto, coincidió con la directora del Instituto Académico de Desarrollo Humano en señalar que “las precauciones y el acatamiento a las normas que vayan estableciendo las autoridades sanitarias son valiosas para contener esta situación”.

“Son hábitos que tenemos que generar todos, tratar de cambiar costumbres muy arraigadas para estar preparados para un escenario de circulación viral sostenida”, abundó Fernández Moll.

El docente remarcó que frente al miedo, la gente reclama “un antiviral que hoy no está disponible”, y olvida que “hay estrategias para prevenir que dependen de cada uno”.

“Lavarse las manos, evitar los lugares de alta concentración de personas, ventilar los ambientes, toser y estornudar sobre el pliegue del codo, respetar el aislamiento que imponen las normas, y quedarse en casa si se está enfermo son acciones fundamentales, ya sea que se tenga un nexo epidemiológico que haga suponer un cuadro de coronavirus o se esté cursando una gripe estacional”, destacó.

En el mismo sentido María Mónica Lázzaro recordó: “Resulta vital respetar las recomendaciones. Vacunarse contra la gripe y la neumonía si se presenta uno o más factores de riesgo; informarnos sin alarmarnos; y quedarnos en casa, sabiendo que si aparecen síntomas compatibles con un cuadro respiratorio no hay que acudir a la guardia, sino llamar al sistema de emergencias, respetando los protocolos que cada ciudad ha delineado”.

El valor del conocimiento

La doctora Adriana Torriggino, quien también es docente de la Licenciatura en Genética de la Universidad,  remarcó que “las políticas públicas que se están tomando en el país en relación al COVID-19 tienen base epidemiológica, es decir que surgen del análisis de la situación que se vive en los países que están sumidos en la pandemia”.

La docente, que fue directora ejecutiva de la Región Sanitaria IV, destacó el valor del conocimiento en el abordaje de estos eventos de salud y ponderó que “las acciones que se instrumentan no surgen como medida inconsulta, sino que resultan de lo que la epidemiología informa”.

Con respecto a ello recordó que “la epidemiología es una disciplina que siempre trabaja con la incertidumbre”.

“Nunca uno más uno es dos, porque el desarrollo de una pandemia de estas características va a depender del virus en sí, pero también del comportamiento de las personas que se enferman y, en gran medida, del modo en que la sociedad en su conjunto se comporte”, agregó Adriana Torriggino, introduciendo un concepto clave: la solidaridad social.

Nadie puede apresurar una conclusión respecto de esta situación y su desenlace, lo que sí podemos es ensayar escenarios y contribuir con el cumplimiento de las normas que se han diseñado, entendiendo que son medidas de contención que hay que apoyar porque de ese modo vamos a poder lograr lentificar el desarrollo de la pandemia”, sostuvo Torriggino. Y prosiguió: “Valiéndonos del atisbo que tuvimos en 2009 con la Gripe A (H1N1), una de las cosas que tenemos que fomentar frente alCoronavirus es la solidaridad social, ese atributo de lo humano que corre la mirada de uno mismo hacia los otros para cuidarnos y cuidarlos”.

Una tarea de todos

Los docentes de la UNNOBA insistieron en que varias de las medidas instrumentadas en lo preventivo en la fase de contención del COVID-19 son difíciles de instrumentar porque suponen modificaciones en la dinámica de la vida cotidiana, pero recalcaron que es imperativo de “ser conscientes”.

También se refirieron a las políticas sanitarias que van adoptando varias localidades, cuyos municipios, en un trabajo articulado con las regiones sanitarias, se han organizado planes de contingencia para potenciar las posibilidades del sistema de salud de dar respuestas.

En relación al alcance del protocolo de manejo de la UNNOBA en el marco de esta contingencia reiteraron que “todas las recomendaciones que fueron incluidas y las medidas tomadas a nivel institucional están orientadas a la educación, y valen para todos en un momento en el que estamos convocados a cuidarnos de un modo consciente y responsable”.

La autora es periodista de la UNNOBA y el articulo fue publicado originalmente en El Universitario 

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