Alvaro y Sofía son su universo. Una construcción perfecta para una vida diferente. Una elección en el momento indicado y un paso al costado para tomar aire.
Nunca fue amiga de las luces, pero las disfrutó y se sintió plena por haber logrado el objetivo. Humildad y sacrificio, son dos palabras que aparecen en la primera página de su libro personal.
Paola Suárez no destila ni la mínima gota de arrogancia, no se le advierte ni una pizca de deportistas que fue Nº 1 en dobles del mundo durante dos años y que se subió al Top Ten en singles.
Sus primeros recuerdos dentro del tenis es un torneo que disputó en San Pedro cuando tenía 6 años. Ahí comenzó a jugar torneos provinciales. Llegó porque su papá Orlando era el encargado de las canchas del club Gimnasia y Esgrima de nuestra ciudad y junto con su familia vivían dentro del club. “Ahí está la razón de mi amor por el tenis. No me imaginaba de otra cosa que no sea tenista”, sostuvo la pergaminense ya desde el retiro.
“Luego me corrí de la escena porque la verdad es que siempre la posición que quise tener era la de no estar muy expuesta. Me sentía cómoda en ese lugar. Por eso, me quedé en ese lugar y quise mantenerlo durante toda la carrera. Sobre todo en mi mejor momento, que fue en la segunda etapa de mi carrera”, contó la extenista.
La nacida en Pergamino confesó que no se alejó del todo del tenis. “Después de que me retiré me dediqué varios años a la parte social del tenis y ahí estaba menos expuesta, pero seguía unida al deporte. Después de que esos programas se dejaron de hacer, mi vida cambió un poco porque pasó a estar dividida entre España y Argentina. Eso hace que uno se aleje de los lugares que frecuenta. Ahora soy madre, siempre quise serlo, es una de las cosas más bonitas que me pasaron en la vida y estoy muy enfocada en mi familia y hacia mis hijos”, señaló.
Para la pergaminense, tanto ser Nº 1 en dobles y haber sido Top Ten en singles, “fueron muy gratificantes” aunque “en diferentes etapas de mi carrera. Ser 1 en dobles ocurrió antes que ser Top Ten en singles. No nos esperábamos ser la mejor pareja del mundo. No imaginábamos ser las 1. Eso nos sorprendió. Después la regularidad que tuvimos se dio gracias a los objetivos que nos fijamos cuando alcanzamos la cima”, reconoció.
“El haber sido Nº 1 en dobles y compartirlo con una compañera con la cual me divertía muchísimo dentro de una cancha hizo que quizás no sienta en dobles la presión que sentía siendo Top Ten en singles. En cambio, siendo Top Ten sentía la presión porque ya arrancaba pensando ‘en este Grand Slam hice cuartos el año pasado y tengo que defender puntos”, entonces no jugaste libre”, precisó Paola.
La clave del éxito “es esforzarse, ser perseverante, es no darse por vencido, y que a partir de ahí las cosas pueden llegar o no. Dar lo máximo. Mi máximo en la carrera de singles fue ser Top Ten y yo estoy orgullosa de ello. Los valores también son importantes, también que sepa de dónde vine para que se dé cuenta de que es un afortunado”, expresó.
Paola Suárez realizaba gimnasia deportiva, pero un día tuvo que elegir entre ir a una competencia de esa disciplina o ir a jugar al tenis. Y eligió la raqueta. “Un día me llevé un susto haciendo una prueba en gimnasia que también ayudó a elegir. Me acuerdo que caí de espalda y perdí el aire, me asusté mucho”.
Acerca de su personalidad, la extenista se considera “bastante tranquila pero cuando me enojo lo hago en serio, porque acumulo y me saco”.
Su entrenador, la familia y sus amigos de la infancia son los que “siempre estuvieron ahí, a pesar de lo difícil que es mantener las relaciones”, remarcó la pergaminense que brilló en el mundo.
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