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“De novia con mi ex”: cuando las relaciones tienen una nueva oportunidad

Si hubo amor, puede haber segunda vuelta. Experiencias exitosas, recopiladas por la terapeuta y sexólogo Walter Ghedin.

“Nos fuimos a vivir juntos muy rápido -dice Karina- ese fue el error”, y agrega con satisfacción, "nos reencontramos después de años y nos volvimos a enamorar, la decisión de vivir juntos todavía no está a la vista, no queremos apurarnos”. En otro caso la búsqueda por las redes sociales de aquel novio de la juventud terminó en un vínculo que se nutre de las experiencias del pasado e incorpora las actuales. Hoy las parejas no solo se separan (en general se pone el énfasis en la "poca durabilidad" de los vínculos modernos), también buscan modos de reformular la relación, aún pasado el tiempo y mucha agua bajo el puente.

Convivir en tiempos modernos

Para Karina “la convivencia mata al amor”, ella ronda los treinta años y él es apenas un poco mayor. “No dimos cuenta que la medida de la decisión fue que los dos teníamos trabajo y podíamos compartir los gastos de un hogar, por supuesto, había ganas de estar juntos, pero llegamos a la conclusión de que no era lo más importante. En realidad, seguimos las mismas pautas que nuestros padres. Después de unos años los conflictos ocuparon el lugar del amor y el bienestar: peleas por las actividades y los tiempos de cada uno; roles fijos que se naturalizaban (“a vos te toca limpiar, a vos hacer la comida”); pobre comunicación y la luz de alarma: pocas ganas de tener sexo. La decisión no se hizo esperar “por suerte, pudimos recuperar la comunicación para decir basta, los dos estábamos molestos y no nos atrevíamos a decírnoslo, fue un alivio”.

A partir de esa charla, cada uno volvió a su casa por un tiempo, cada uno alquiló un departamento y dejaron de verse, pero no de saber qué era de la vida del otro. Algo había quedado de ese amor, no lo suficiente para continuar juntos. Fueron sinceros. Pasaron años, casi una década y se volvieron a encontrar.

“Quizá necesitábamos vivir más cosas, no indagamos en lo que vivió cada uno en estos años, ambos sabemos que tuvimos otros amores, interesa qué hacemos con nosotros de ahora en más”. La experiencia de Karina y su pareja revela que aún existen apuros por convivir y que esta premura suele ser una imposición social más que un deseo pensado, consensuado. Si antes el casamiento significaba salir de la casa familiar para ingresar en otra institución, el matrimonio, hoy muchos jóvenes toman como parámetro el tener un trabajo o una profesión que les permita afrontar la convivencia.

Barajar y dar de nuevo sería la consigna de estos jóvenes ansiosos que se topan con las responsabilidades y el desgaste de la cotidianidad. Volver a ser novios es para ellos una nueva oportunidad que surge de necesidades personales y no impuestas.

A un like de volver a estar juntos

En otros casos, el noviazgo con un ex ocurre después mucho más tiempo e historia. Las redes sociales permiten saber qué es de la vida de aquel o aquella que algún momento despertó las mariposas en el estómago. Y casi sin querer, resulta el like y el reinicio de un vínculo. “Nos volvimos a ver gracias a las redes, en realidad sabíamos en qué estaba cada uno porque nos espiábamos por contactos que tenemos en común”, dice Marta, “yo tenía la corazonada de que volveríamos a estar juntos. ¿Ahora? De novios y felices”.

Marta estuvo de novia con Alfredo hace más de treinta años, convivieron un tiempo, pero las diferencias de carácter y el poco tiempo para compartir precipitaron la separación. “Además él tenía hijos y no quería volver a ser padre. Yo ansiaba la maternidad”. Ahora Marta está separada y tiene dos hijos adolescentes. “Nos llevamos muy bien, cada uno en su casa”. “Puedo decir que cumplir con los deseos propios fue lo mejor que pudo suceder. Ninguno se quedó con ganas de nada, hasta cumplimos con las ganas de volver a estar de novios”.

Y aunque a veces la vuelta atrás tiene mala prensa, justamente no se trata de un regreso al pasado, sino de un nuevo comienzo. No todo lo que brilla es oro, lo nuevo no siempre es mejor y quizá eso que nos separó ahora nos une.

Más que cenizas

Dicen que “donde hay amor cenizas quedan”, excepto donde hubo humillación o violencia. La experiencia de separaciones traumáticas suele ser el límite para decir “jamás volvería con este tipo”. Sin embargo, en otros casos, los buenos recuerdos dejan de lado los malos, que quizá “no fueron tan malos”.

La experiencia del reencuentro trae el pasado y se hace inevitable hablar de él, el enganche está allá, en lo que fue y no en lo que es ahora. No obstante, hay que avanzar con la realidad actual. El "aquí y ahora” debe construirse con lo que cada uno vivió: amores, hijos, ex, familias, trabajos, ocupaciones, sumando lo que en este momento se puede ofrecer. El desafío de volver al noviazgo con el ex supone incluir la historia vivida y construir la actual, menuda tarea cuando se apuesta al amor.

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