“¡Estamos en Salta, llegamos al día de descanso!”; “Al fin vamos a poder dormir sin despertador”, son frases comunes durante la noche anterior al martes 23 cuando la loca caravana del South American Rally Race (SARR) no sale a los caminos.
Sin relojes, ni claridad que perturbe a las 7:00 AM ya camino sin sentido y en soledad entre fierros inertes y carpas tensas preguntándome porqué me pasa esto que no puedo controlar, y me lo pregunto cómo quien busca la utopía de explicar qué es una pasión. Dicen de nosotros los fierreros que no llevamos sangre en las venas sino octanos, pero lo que empuja sale del pecho, es extraño y reconfortante.
Este día de descanso es cansador, porque siempre pasan cosas. Una camioneta a la que le descubro un sistema de elevación nunca visto, un auto destripado a punto tal que no se sabe qué es. Un trabajo de cambio de algún elemento que en el taller de confianza nos dejaría de a pie durante una semana acá se arregla en dos horas. Un corredor que ya no daba más y ahora ríe y se ilusiona con lo que vendrá. Otro que se veía con chances de recomponer su trabajo y ahora se va en silencio porque ya no hay nada que hacer. El día de descanso no tiene calma.
En esta Salta que celebra el bicentenario del fallecimiento de Don Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte, más conocido como “Güemes el héroe gaucho” que se hizo fuerte en la guerra por la independencia, aquí donde él anduvo caudillando, la humedad es recia y la lluvia no parece querer venir por aquel horizonte cortito que nos cercenan los cerros. Al menos está nublado y corre una brisa fresca que llena los pulmones.
Los corredores duermen, los mecánicos van mateando (cada uno con el suyo) y metiendo mano. A las 10:00 de la mañana el ritmo ya es vertiginoso y eso que anunciaban como descanso se va evaporando con las horas que -otra vez- no alcanzan. El mediodía cae como plomo y el sol que antes no estaba vuelve todo gomoso pero nada impide que los asados -que hasta ahora estuvieron ausentes- perfumen el aire.
El SARR es una máquina que desde que arrancó no paró nunca, excepto entre las 3:00 AM y las 9:00 AM de este día de descanso tan cansador. El rider con el que comparto las horas se despierta de buen humor, se ha recuperado. Damián, su mecánico, le mete manos a la Yamaha, la ha desmantelado y la ha dejado tan renovada como cuando estábamos en La Rioja, un placer verlo mirar cada detalle, limpiar cada pieza para que mañana en unos pocos kilómetros ya esté todo como antes de este día en el que dicen que se descansa.
Comienza la tarde pesadísima y la modorra la rompe la presencia de Kevin y Luciano Benavides, el último campeón del Dakar allá en Arabia Saudita está entre nosotros los terrenales como uno más junto a su hermano y su padre, saludando a todo el mundo, sacándose una foto y otra, y otra más. Un grupito de chicos les grita desde atrás del alambrado perimetral y Kevin sonríe y va y los saluda de cerca; un jefe de equipo con el que se conocen mucho lo saluda y Kevin sonríe y va y lo saluda de cerca. Un campeón.
Jero Maté que ya tiene experiencia sonríe, está tranquilo y se comunica como puede con un brasilero, Hugo Goya lo mira y se prende en la charla. Están confiados en que las malas quedaron atrás y se aprestan para la segunda semana.
En medio de la convulsión se llama a conferencia de prensa y allá vamos todos a preguntarle lo que ya sabemos y tras ello, la organización de la carrera le entrega un reconocimiento a este genial deportista que corrió su primera carrera de rally en el Campeonato Argentino de Navegación, torneo que derivó en esta carrera increíble que estamos viviendo.
Luego del reconocimiento viene un picadito entre corredores y organizadores dentro del Estadio que lleva el nombre de un padre que ahora no recuerdo y Kevin, Luciano y su padre siguen allí. Van para acá van para allá y de pronto enfilan hacia la manga por la que los jugadores entran a la cancha y de frente a ellos viene nuestro Joaquín Debeljuh con ganas también de sacarse una foto con los ídolos que son protagonistas allá en el Dakar.
Joaquín lo felicita y rápido el salteño le replica “felicitaciones para vos que en 2022 vas a correr como nosotros el Dakar”. No entiende demasiado lo que está pasando y entonces Luciano le reafirma que eso que soñó desde siempre está ahora comenzando a materializarse. Joaquín sigue sin entender del todo que eso no es una broma. Detrás de la foto sus padres y su novia sonríen temblorosos porque la confabulación salió perfecta. Joaquín Debeljuh va al Dakar en 2022, el día de descanso es sorprendente. Pero para Joaquín, inolvidable. Ahora llueve copiosamente y de solo imaginar el pastiche que me espera en la carpa a la que ya he bautizado carioca, me duele la cabeza. O tal vez sea porque de tanto ir y venir me salté el desayuno, el almuerzo, la merienda… el día de descanso es agotador. Mañana volvemos a la ruta, que alivio.
* El autor es uno de los conductores de Kairós y corresponsal de RADIO MAS (FM 106.7) y PRIMERA PLANA en el South American Rally Race 2021
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