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En un golpe comando ejecutaron a un ex jefe de la barra de Newell's

Nelson "Chivo" Saravia fue jefe de la barra leprosa entre 2013 y 2016. La madrugada de este sábado tres hombres le patearon la puerta y lo mataron frente a su familia

Otra vez un golpe comando para eliminar a un jugador de peso en el hampa rosarino. Alrededor de la 1 de la mañana de ayer, bajo una garúa persistente, tres hombres bajaron de un auto frente a la casa de Nelson “Chivo” Saravia, en San Nicolás al 3700, forzaron una puerta de rejas y la puerta de ingreso y una vez en el interior de la propiedad ejecutaron a sangre fría frente a su pareja y su hijo a quien fuera jefe de la barra brava de Newell's Old Boys entre agosto de 2013 y septiembre de 2016. “Se escucharon un montón de disparos. Se le metieron adentro de la casa para matarlo”, contó uno de los vecinos de la cuadra. “Hace cuatro años que el Chivo no anda con la barra de Ñuls. Empezó a trabajar (tenía un negocio de venta de artículos de limpieza) y a ir a la iglesia”, indicó un familiar que vive a la vuelta de la escena del crimen.

A partir de una serie de escaramuzas que se produjeron el último jueves en la popular leprosa cuando el equipo del parque recibió a Aldosivi de Mar del Plata, algunos investigadores colocaron la mirada en una posible interna de la barra, hoy en manos del apodado “Chupa”. “Nada que ver, lo del jueves fueron piñas entre pibes jóvenes. Después una corrida trae otra y así, pero fueron boludeces de pibes. En la barra no hay interna y este muchacho ya no andaba por el club”, confió un allegado a la barra leprosa. Saravia fue la tercera víctima de homicidio en Rosario en menos de ocho horas entre la noche de viernes y la madrugada del sábado.

Hablar del Chivo Saravia y de su asesinato es repasar los últimos once años de la violenta sucesión de la jefatura de la barra de Newell's que comenzó con el crimen de Roberto “Pimpi” Caminos la madrugada del 19 de marzo de 2010 en la vereda del entonces bar Ezeiza, de Servando Bayo y Zeballos. Desde aquel asesinato la barra leprosa padeció la muerte violenta de otros cuatro cuatro jefes y el encarcelamiento de tres más, uno de ellos Diego “Panadero” Ochoa, condenado a 11 años de cárcel por ser considerado el instigador del homicidio de Pimpi.

“Fue como a la una de la madrugada. El Chivo llegó en su auto alrededor de las 22.30 con su esposa y su hijo (un nene de 5 años). Guardaron el auto y se metieron adentro. Se ve que la puerta de rejas (alambre de hierro) no quedó bien cerrada y los tipos barretearon la puerta de chapón, se le metieron y ahí lo mataron frente a la familia”, comentó una de las pocas vecinas que aceptó el diálogo con la prensa. Otro vecino relató la misma secuencia con una única diferencia: “Le patearon la puerta, se le metieron y lo liquidaron”.

Saravia vivía con familia en una modesta casa con techo de chapas ubicada a 30 metros del cruce de San Nicolás y 24 de septiembre, en barrio Alvear. Las vueltas del destino hicieron que fuera vecino del ex concejal Eduardo Trasante, asesinado el 14 de julio del año pasado en el interior de su vivienda de San Nicolás al 3600, a menos de 100 metros de la escena del crimen de Saravia. Tras el asesinato del Chivo, un importante grupo de muchachos en motos y allegados a la familia se congregaron por 24 de Septiembre al 3600 frente a una casa de dos plantas. La mayoría vestían ropa de Newell's, pero esa no fue una condición discriminatoria en el dolor para otros jóvenes a los que se los veían con camperas de Rosario Central o River. “Hacé tu laburo, pero te pido que no nos escraches”, fue el único planteo que hicieron al fotógrafo de este medio y sin dejar abierta ninguna alternativa de diálogo.

Luego de la autopsia que ordenó la fiscal Marisol Fabbro, quien investiga el asesinato, el cuerpo del Chivo fue entregado a sus deudos a primeras horas de la tarde. A escasos 30 metros de la casa en la que lo ejecutaron, el Chivo tenía un local de artículos de limpieza llamado “Forraje Batman”.

Bajo fuego

No fue la primera vez que el Chivo quedó bajo fuego. El jueves 26 de marzo de 2015 Saravia fue víctima de una emboscada al retirarse en su auto de las instalaciones del club del Parque de la Independencia. Cuando circulaba por Ovidio Lagos y Viamonte una moto con dos ocupantes se colocó a la par y le dispararon. Los proyectiles impactaron en el zócalo de la puerta del auto, muestra de que la intención era advertirlo y no matarlo. A media mañana del jueves 2 de abril de 2015, en tanto, el portón del domicilio de Saravia recibió el impacto de tres balas 9 milímetros y el hombre realizó la denuncia. El 13 de mayo de 2015 Jesús, uno de los hermanos del Chivo, fue atacado a tiros cuando estaba trabajando como albañil en Suipacha al 700. El 17 de enero de 2016 dos hombres bajaron de un Suzuki Fun color gris frente a la casa de Saravia y comenzaron a dispararle. El Chivo estaba con un grupo de personas, entre las que estaba su primo, un hombre de 38 años que recibió un balazo en el muslo izquierdo. Esto sin contar otros ataques a balazos sobre barras que respondían al Chivo.

Hasta que Diego Ochoa se subió al paravalanchas leproso el domingo 8 de febrero de 2009 era muy poco lo que se conocía de quien sería su número 2 en tiempos post Pimpi. El hombre, Nelson Saravia, fue presentado como referente de barrio Alvear y pasó a ser el lugarteniente de Ochoa por sobre otros pesos pesados que tenía la barra como eran Sergio “Quemado” Rodríguez, su hijo Maximiliano “Quemadito” Rodríguez (asesinado en febrero de 2012), Luis “Pollo” Bassi o los apodados “Cocucha” o “Morci”.

Tras el atentado contra los micros de la hinchada que regresaban de un partido contra Huracán la madrugada del 4 de febrero de 2010 y que fueron atacados cuando ingresaban a la ciudad, a la altura del barrio Las Flores, hecho en el que murió el adolescente Walter Cáceres, el Panadero y la banda de Los Monos sellaron un pacto de no agresión. Ochoa no se metía con la droga y la banda del 17 de Agosto no tocaba la barra. Todo cambió cuando Panadero cayó preso en agosto de 2013 acusado de haber instigado los asesinatos de Pimpi y del Quemadito Rodríguez. El detenido fue a parar a la cárcel de Rosario y Saravia tomó las riendas de la barra obedeciendo órdenes del jefe en el ocaso apoyándose en el apodado “Gato”, referente de Villa Gobernador Gálvez. Esa fórmula dio resultado hasta mediados de 2015 cuando el Chivo comenzó a ser socavado por otros pesados de la barra: Marcelo “Coto” Medrano (asesinado el año pasado en Granadero Baigorria), Leo Fernández y Norberto “Al Pacino” Grillar.

El intento de golpe termino con ese trío raleado de la cancha. Aplacado el intento de golpe, y con el anunció de la salida de juego del Panadero, el Chivo se rodeó con Matías “Cuatrerito” Franchetti (había caído preso en Europa en el marco de la causa por narcotráfico Carbón Blanco) y Maximiliano “Cabezón” La Rocca. Pero los ataques sobre el Chivo volvieron y éste comenzó a ceder protagonismo. Eso llevó al Cuatrerito, presentado como hombre de Los Monos, a ganar terreno y enfrentarse al Cabezón. El resultado fue el asesinato de Franchetti (horas después de ser nombrado jefe cuando salía del club del Parque el 7 de junio de 2016) y la ejecución de La Rocca (atacado a balazos el 28 de Junio de 2016 horas después de haber sido ungido jefe de la barra). La barra de Newell's comenzó a sentir la sangría. El Chivo recurrió entonces al Gato, el hombre de Villa Gobernador Gálvez, y a Ariel “Tuby” Segovia (de barrio Tablada y finalmente asesinado en la cárcel de Coronda en abril de 2018).

Así hasta que en noviembre de 2016, tras los ataques a balazos contra los dirigentes leprosos Claudio “Tiki” Martínez y Cristian D'Amico, tras un asado de 2 mil barras en los parrilleros del club se selló un pacto entre la corriente del Panadero Ochoa, Alexis Caminos y el sector que responde a Los Monos. Así apareció “La banda de JJ”, como se conocía a las huestes de Emiliano “Jija” Avejera, quien fuera jefe brevemente y que fue condenado a prisión perpetua por el crimen de Jonatan “Bam Bam” Funes cuando salía de la cárcel de Piñero en febrero de 2018 tras visitar a sus hermanos presos. Entonces la “normalizadora” colocó a figuras que secundaron a Pimpi Caminos, como Guillermo “Loco” Cohen o Marcelo Héctor “Pipi” Arriola. Pero para ese momento el Chivo ya era historia pasada en el Parque. “Hace tres o cuatro años que no se lo veía por la cancha”, comentó un allegado a la popular leprosa.

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