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“Está pidiendo ayuda a gritos”: médicos reclaman por el deterioro del hospital de niños

Profesionales y familiares de pacientes hicieron hoy un segundo abrazo simbólico al edificio y caminaron hasta el Ministerio de Salud bonaerense; la provincia señaló que mantiene el diálogo con el personal y autoridades de ese centro

El personal del Hospital de Niños Sor María Ludovica, en La Plata, volvió a reclamar hoy que las autoridades sanitarias bonaerenses intervengan para revertir el deterioro de ese centro pediátrico de referencia en su infraestructura, los recursos humanos y el equipamiento. Lo hicieron con un segundo abrazo simbólico al edificio en un mes y una movilización a la sede de la cartera sanitaria provincial.

Afirman que hay “un abandono” progresivo de esa institución desde hace años y que lo que terminó por empujarlos a hacer público ese malestar fue la escasa cantidad de pediatras que optaron por ingresar este año a las residencias: se cubrieron apenas cuatro de los 25 cupos que históricamente se completaban y en una segunda convocatoria, se acaban de sumar solo tres profesionales más.

Todo esto, de acuerdo con el plantel que se sumó a la movilización esta mañana, está afectando la calidad de la atención, con servicios que están cerrando la admisión de pacientes, como cuidados paliativos, cirugía plástica y salud mental.

A las 9.30, profesionales, técnicos, religiosas y personal administrativo comenzaron a caminar con familiares de pacientes internados que se fueron sumando para rodear el edificio en un abrazo simbólico. Luego, marcharon hasta la avenida 51, entre 17 y 18, donde se encuentra la sede del Ministerio de Salud provincial ante la falta de respuesta a una carta presentada tras la primera convocatoria.

“El hospital está pidiendo ayuda a gritos. Queremos trabajar y queremos hacerlo bien, con excelencia académica y científica”, dijo luego de la marcha Zulma Fernández, jefa de Servicio Clínica Médica del Sor María Ludovica y presidenta de la Asociación de Profesionales de la institución.

Reclamo

En la nota dirigida hace una semana al ministro Nicolás Kreplak le solicitaron una reunión para poder abordar las necesidades del hospital y detallaron los problemas más urgentes para resolver, que también alcanza los salarios del personal de un centro de alta complejidad (tercer nivel de atención), que recibe chicos y adolescentes de la provincia y, también derivados de otros distritos, con enfermedades que demandan cuidados complejos.

“Desde hace años vemos con preocupación el deterioro y venimos alertando acerca de la disminución del número de plazas de internación, enfermeras, profesionales médicos y trabajadores, lo que repercute en la atención brindada a los niños de la provincia cuando padecen enfermedades que requieren de la alta complejidad”, escribieron en esa nota. “De igual forma vemos que con equipamiento que necesita reposición o cambio, pasan años y no se obtiene respuesta”, agregaron.

Esa lista, de acuerdo con el relevamiento que lleva la Asociación de Profesionales de la institución, incluye, por ejemplo, a los equipos para estudios con contraste, esterilización y un aparato telecomandado para el seguimiento de recién nacidos con malformaciones de esófago que necesitan una cirugía y que también se puede utilizar para estudios radiológicos de las vías urinarias.

Ese equipo dejó de funcionar hace seis años por falla de una plaqueta, que se importó de Japón, pero no se pudo utilizar por la antigüedad del aparato. El costo del reemplazo es de unos 300.000 dólares y, desde entonces, está abierto el proceso de compra. Para hacer el estudio de esófago, según explicó Fernández, se trasladan a los pacientes en ambulancia con un familiar y el médico hasta otros centros. “No es lo mismo que tener el equipo en el hospital”, agregó la médica.

Un ecógrafo portátil más, según indicó Fernández, también le facilitaría el trabajo a los médicos.

Por su parte, ante la consulta, Alexia Navarro, viceministra de Salud de la provincia, señaló que la cartera sanitaria están teniendo reuniones con la dirección y representantes de los profesionales del hospital, incluidas mesas de trabajo, “para alcanzar una resolución de los problemas”.

Agregó: “En estos tres años, se avanzó mucho en infraestructura. Se inauguraron obras paradas e inconclusas de la gestión anterior y se continuó con arreglos de otras áreas. Se incorporaron más de 600 trabajadores, entre ellos 200 profesionales, 180 enfermeros, más personal de limpieza, administrativos y de mantenimiento, y se fueron abriendo nuevas camas: había 190 y aumentamos 80 más. La dirección del hospital tiene buen diagnóstico de lo que pasa en los servicios”.

 

Deterioro

El deterioro progresivo del hospital, que los profesionales estiman que lleva alrededor de una década, alcanza también al número de camas de internación por obras que hay que terminar o reordenamiento de áreas, como el traslado de la oficina de personal. Con las tres últimas direcciones que tuvo el Sor María Ludovica, según estimaron los profesionales, se perdieron 90 camas y cunas, incluida la mudanza al nuevo edificio de la calle 65 de La Plata.

“La sala 26 era la terapia intensiva para niños quemados y se cerró hace cuatro direcciones. Ahora se aceptan pacientes con hasta el 20% del cuerpo quemado. El resto se deriva al Hospital Garrahan –detalló Fernández–. La sala 27 era la sala de cirugía plástica y tenía 10 camas, pero también se cerró y, ahora, es el estar de neurocirugía. Las salas 14 y 16 eran salas para lactantes y se remodelaron a nuevo: están muy lindas, pero su capacidad de 19 cunas por sala se redujo a 12 o, como máximo, 14 por falta de personal de enfermería. Son siete lugares en cada una, o 14 entre ambas, que no se pueden ocupar por falta de enfermeros.”

De los 110 o 120 residentes de pediatría con los que históricamente contaba el hospital, hay 80 y este año ingresó menos de un tercio de los 25 que lo hacían anualmente y que necesita el Ludovica para cubrir la demanda, sobre todo por la tarde. Fueron primero cuatro, cuando se abrió el concurso, en una readjudicación reciente, lo hicieron tres más. Esto, fue, según indicaron desde la Asociación de Profesionales, lo que movilizó a la comunidad del hospital a expresar “un malestar que venimos cargando”.

Al respecto, Navarro, que es pediatra, atribuyó la crisis con los recursos humanos “un problema global en Salud, que es a nivel país. Uno de los reclamos en el Ludovica es la falta de residentes. De 500 cupos que se ofrecieron en el concurso unificado de la Nación, la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, la inscripción fue de 350. Hubo menos demanda de cargos″.

Coincidió, en tanto, en el deterioro edilicio “de años” del hospital escuela y afirmó que “el presupuesto está y la decisión política también está en avanzar en seguir equipando y refaccionando los sectores que están pendientes”.

Fernández apuntó que el trabajo tras la pandemia de Covid-19 no solo se normalizó, sino que también se duplicó. “Siempre fue un hospital escuela y está toda la familia académica atendiendo. Si falla un eslabón, la estructura de atención empieza a trastabillar.”

Ayer, también presentó en la Gobernación una carta dirigida a Axel Kicillof para solicitarle una reunión. “Me desespera que nadie nos escuche. Cuando digo nadie hablo de años, de diversos gobiernos”, escribió.

En diálogo con este medio, insistió en que lo que busca el personal de la institución es no perder el nivel de complejidad y la calidad de la atención que tuvo el hospital. “Queremos seguir recibiendo todas las derivaciones –sostuvo–. El recurso que se forma es muy calificado, con entre cuatro y ocho años de entrenamiento. Cuando llega el momento de tomar el cargo, no lo aceptan porque el salario es de unos $140.000 y, entonces, se van a hospitales como El Cruce, el de Cañuelas o el Garrahan, donde por la ley Samic [de centros de alta complejidad integrados a una red nacional de salud] el sueldo es el doble”, señaló Fernández sobre uno de los reclamos más urgentes: el salarial.

Y finalizó: “Queremos saber qué tipo de hospital le vamos a dejar a la Provincia para las generaciones más jóvenes de pediatras. Necesitamos administrativos, enfermería, técnicos, farmacéuticos y bioquímicos. El hospital se viene achicando. Con el primer abrazo, nadie nos llamó”.

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