Vecinas y vecinos del histórico Barrio Campamento de Ensenada denuncian que desde hace 40 años conviven diariamente con el hollín tóxico que libera la planta de Oxbox Copetro.
La planta de capitales norteamericanos es catalogada como categoría 3, que implica que sus residuos son tóxicos y riesgosos para la salud humana, por lo que no debería funcionar en la cercanía de zonas urbanizadas. Sin embargo, está ubicada en zona lindera a Barrio Campamento y sus partículas de carbón de coque -el hollín que desprende-, afectan a Ensenada, Berisso y La Plata.
Pero el meollo de la situación no se basa en la cantidad de polvo con el que vecinos y vecinas conviven diariamente, o la contaminación sonora que escuchan las 24 horas del día, sino en los problemas para la salud que provoca inhalar estos residuos altamente tóxicos.
Copetro calcina y exporta carbón de coque, que es un subproducto de la destilación del petróleo . La planta libera partículas y aerosoles en diferentes tamaños, desde la lluvia que cae sobre las viviendas de las personas, hasta micropartículas que se inhalan en la respiración y afecta directamente a los pulmones de las personas que viven en el barrio.
"Nosotros usamos la campaña electoral para denunciar lo que está pasando con Copetro",dijo a Infocielo Facundo Gaspari, vecino de Ensenada y precandidato a concejal por el Nuevo MAS Ensenada.
A su vez, Rosana Rodríguez, también precandidata por la lista del Nuevo MAS, manifestó que la empresa "tiene ganancias millonarias, pero no destina un peso al tratamiento adecuado de los residuos de carbón de coque" que "está probado, tiene "metales pesado", ya que el coque " es la última parte del petróleo, el residuo que calcinan y tiran el polvillo para todos lados".
Gaspari agregó que “las ganancias empresarias no pueden estar por encima de la salud y del cuidado del medioambiente".
Las denuncias
La Asamblea de Vecinos Contaminados de Berisso y Ensenada y organizaciones ambientales, denuncian hace años el daño que la planta provoca en las poblaciones aledañas. Se produjeron clausuras temporarias, también fallos judiciales por los que la empresa debió pagar indemnizaciones, sin embargo la inversión en, por ejemplo, filtros de contención para que no se disperse el hollín, nunca llegaron.
Vecinos y vecinas elevan periódicamente las denuncias al OPDS, pero según manifestaron, en pandemia estos procesos comenzaron a realizarse online por lo que últimamente las respuestas fueron nulas y desde los teléfonos del organismo no responden.
Según especificaron, la contaminación afecta al aire, al agua que llega a través de la red contaminada con la misma sustancia y a los alimentos que se cultivan en el cordón frutihortícola de la región. Además, los efectos son palpables, ya que en el barrio existen graves problemas respiratorios, de tiroides y alergias inducidas por el material que libera la planta.
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