En una entrevista brindada al área de prensa de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia, la legisladora Sandra Paris recordó momentos de una vida que define como "muy feliz". Sin embargo, se quebró al repasar la triste historia sobre la desaparición de su padre durante la última dictadura militar.
Sandra nació el 30 de septiembre de 1965 en el Barrio Obrero de Zárate, en la provincia de Buenos Aires. La abrazaron fuerte su padre Eduardo, empleado de la papelera Witcel, y su madre María Delia, ama de casa. Pero durante sus últimos años de infancia, su vida y la de su familia se tiñó de gris.
Su padre fue detenido el 29 de marzo de 1976 a las 13.45, en la puerta de su casa de Zárate, cuando ella tenía apenas 10 años. Según recordó la legisladora, lo llevaron a la comisaría de la ciudad, y después de las cinco de la tarde su familia no supo más del paradero hasta tres meses más tarde.
"Cuando supimos que estaba en una comisaría en Moreno, fuimos y nos dijeron que estaba ahí, con vida; volvimos al día siguiente y ya no estaba más: Volvió a desaparecer. Hasta que llegó una carta suya en la contaba que estaba en la Unidad N° 9 de La Plata. Esos dos años vinimos semanalmente a visitarlo”, contó.
"Mi papá era hijo único, así que mi mamá salía a buscarlo con mi abuelo y peregrinaba por cuanto lugar había y sacaba fuerzas para mantenerse en pie. Ella en mi vida es ejemplo de fortaleza, y mi padre siempre ha sido ejemplo de lucha, de convicciones y de principios", recordó la diputada visiblemente emocionada.
Paris contó que mientras todo el país estaba mirando los partidos del Mundial ´78, su familia realizaba una travesía para poder ver a su padre: Salía a la madrugada desde Zárate para llegar a La Plata y sufrir con las requisas de la cárcel. “Él nos explicaba que estaba detenido por defender a los trabajadores".
"El día que Argentina salió campeón del mundo mi papá fue puesto en libertad y volvió a Zárate. Cuando regresó, mi hermana y yo nos colgamos de él, vinieron mis abuelos y amigos de mi papá de la fábrica que hicieron colectas para que mi mamá pudiera buscarlo, visitarlo, y alimentarnos a nosotras", rememoró.
Cuando volvió de su detención, Eduardo no conseguía trabajo y decidió vender bolsas de residuos que producían con María Delia para subsistir. “Él continuó con su militancia política y las vueltas que da la vida hicieron que en el ´83 lo tuviera como diputado provincial, reparando un poco tanto dolor", concluyó.
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