"Es mi trabajo, la necesito para repartir pan, por favor" dijo Carla. No alcanzó. "Y este es mi trabajo" le respondió uno de los inspectores que la detuvo en la esquina de Boulevard Alsina y calle Pico y se llevó la moto que había logrado comprar dos semanas antes del aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Único sostén de familia, madre de 5 hijos, Carla Dueñas es una de las tantas pergaminenses que forman parte de una economía informal que apenas está mostrando la punta del iceberg de los estragos que dejará este receso involuntario. Sin embargo, sus razones no fueron contempladas a pesar del contexto y ni siquiera fue consolada y la dejaron llorando en la vereda: "ni cuenta me di de que me sacaron la foto. Fue un momento de impotencia, de bronca, de decir ‘¿Y ahora cómo hago para recuperar la moto?'" le contó ayer al programa Kairós en RADIO MÁS (FM 106.7).
Los timbres de las casas comenzaron a sonar nuevamente en Pergamino, en algunos barrios más que en otros. Las Carlas no pueden darse el lujo de quedarse en sus casas a esperar que haya luz verde para salir, hay que comer. "Yo vendo productos de panadería en los hogares. También hago mandados a personas que no pueden salir de la casa por la situación que estamos viviendo", comenzó en su relato a RADIO MÁS y agregó "yo durante la cuarentena me descargué la aplicación para poder circular, que era lo que me estaban pidiendo todo este tiempo".
¿Qué pasó entonces?
"Saco para mostrarles el permiso de circulación y ellos me piden los demás papeles", en referencia a los documentos del la moto tipo 100 cc en la que circulaba. "La compré y la puse en funcionamiento de a poco. A mi me la entregaron dos semanas antes de la cuarentena y la arreglaba para salir a vender o hacia la transferencia, es la verdad".
Sin los papeles en regla, los inspectores no tuvieron contemplación, algo de lo que Carla sabe y por eso se apura en aclarar que el trato por parte de los agentes siempre fue cordial, "yo les supliqué que por favor no lo hicieran, pero obviamente ellos estaban cumpliendo su trabajo".
"Apenas el episodio comenzó a viralizarse en las redes, la solidaridad empezó a surgir de todos lados. O mejor dicho, de abajo, de tantos laburantes como Carla, que se ofrecieron a pagar la multa, comprarle pan, conseguirle una moto y ayudarla de todos los modos posibles" publicó ayer Sudestada Revista, el medio dónde más se compartió la historia de la que habló un país y hasta famosos como Inés Estevez se hicieron eco.
Antes de finalizar la entrevista con Kairós, Carla contó que a través de una persona en común, el intendente Javier Martínez se solidarizó con ella: "Me va a dar la moto en el día de mañana (por hoy) y me va ayudar a hacer la transferencia”, comentó entusiasmada y agregó "yo no necesito nada más que trabajar. Estoy eternamente agradecida con todos, lo único que quiero es trabajar".
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