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La increíble historia de un camerunés suelto en el Ascenso

Llego engañado a nuestro país, se recibio de técnico químico y no es arquero, pero Kombi Nbangue usa los guantes para enfrentar el invierno mientras entrena en el predio de San Miguel.

La llegada al país de Daniel Albin Kombi Nbangue fue amarga. En 2010 le llegó una propuesta de representantes en Argentina que le ofrecieron viajar con la promesa de probarlo en River Plate. "Lo analizamos en familia y decidimos darle para adelante. Viajé solo con 14 años y me llevaron a una pensión en Núñez, frente a la cancha. Me dijeron que iba a jugar ahí, pero me hicieron entrenar con un grupo de jugadores libres". Pero lo que parecía un error terminó en desilusión: "Hubo un malentendido, de repente me tenía que empezar a pagar el alquiler yo y no es lo que habíamos pactado. El representante se fue. Lo sentí como un engaño".

Kombi Nbangue nació hace 22 años en Douala, una ciudad turística de Camerún que está a poco más de 200 km de la capital, donde vivió con sus padres y sus cinco hermanos. Pese a su choque con el sueño de triunfar en el fútbol, logró su título secundario de Técnico Químico y ahora proyecta formar una familia con su novia argentina Soledad, a quien conoció en el país.

El arranque en Argentina no había sido el mejor pero, lejos de sufrir un golpe anímico, buscó otro rumbo. Apareció Excursionistas, equipo en el que jugó en dos categorías de las divisiones inferiores. Iba todo bien, hasta que sufrió un nuevo revés: "No podía seguir. Tenía que esperar hasta ser mayor por la Ley de los Extranjeros Menores, que no le permite jugar acá a los que tienen menos de 18 años sin que estén sus padres". Entonces llegó a All Boys, jugó en la Quinta y Cuarta División, pero no lo ficharon porque no tenían cupo de extranjeros.

Ahora, Kombi Nbangue juega como lateral derecho en el Club Deportivo y Social Juventud Unida, equipo que milita en la Primera D, pero tiene una extensa carrera con un ascenso bajo el brazo y una vida llena de historias.

En 2009 conoció a un grupo de representantes y entrenadores de España (Fundación Marcet) que tenían un proyecto para llevar jugadores cameruneses a una Academia en Barcelona. "Buscaban talentos. Me probaron y quedé. Unos días atrás, mi papá me había pedido que dejara de jugar porque me había sacado una mala nota. Allá en Camerún, no es como acá, se hace mucho hincapié en el estudio. No podés dejar la escuela por el fútbol porque no todos llegan a ser jugadores", dice Kombi. Lo ubicaron en la Academia del Espanyol de Barcelona pero, tras unos meses, no pudo continuar por un tema burocrático y debió regresar a Camerún.

Sorprende su claridad a la hora de hablar el castellano. Lo hace a la perfección. ¿Por qué? "Aprendí con la gente, leyendo diarios y páginas web. El argentino es muy caluroso, nunca está callado. Soy muy curioso y preguntaba qué significaba cada palabra. Nunca estudié el idioma, no fui a ninguna escuela en donde enseñaran el español ni con algún profesor en particular".

Mientras buscaba club, el camerunés también buscaba terminar sus estudios. En su país iba a un colegio bilingüe con salida técnica en química: "Llegué a la Argentina y tenía mis papeles de estudios, ya había hecho las equivalencias porque no viajé solo para jugar, viajé para seguir estudiando también. Fui al gobierno a declararme como refugiado, me recibieron bien, tenía un abogado del Estado y me ayudaron en todo lo que necesitaba para que pudiera estudiar sin problemas".

Daniel se recibió en la Escuela Técnica Nº 27 Hipólito Yrigoyen, con especialidad en química. Cursó 4º, 5º y 6º año como alumno regular: "Pensaban que no sabía escribir nada, pero no me costó tanto porque las fórmulas no cambian. Ya soy Técnico Químico y estoy con ganas de seguir con otra carrera. Quiero estudiar más cosas, pienso ir a la universidad".

En el año 2014 conoció a Leonel Gancedo, ex jugador de River Plate y Argentinos Juniors, quien era dueño del gimnasio al que iba Kombi: "Con el Pipa hablábamos mucho. Me contó que tenía contacto en Huracán de Tres Arroyos (jugó en la temporada 2004-2005), que en ese momento estaba en el Federal B, me preguntó si me interesaba y le dije que sí", y allí logró una de sus metas: "Ahí fue muy lindo porque pude debutar profesionalmente. Cumplí un sueño. Encima me llamaron de la Selección Sub 20 de Camerún para disputar las eliminatorias de la Copa África. Volví a mi país y me reencontré con mi familia después de mucho tiempo".

El vínculo con el Globo se terminó y surgió una nueva oportunidad: El Porvenir. Pero no era nada fácil. El equipo de Gerli estaba en la D y había una prueba en la que se presentaron 150 jugadores. Pero si hay algo que sabe Daniel Kombi es superar obstáculos. Fue el único en pasar el examen: "Estuve un año y medio y ascendimos. Mi primer ascenso. Fue algo increíble, nunca había vivido algo así. Fue muy fuerte cómo lo tomaron los hinchas, dirigentes y mis compañeros".

Con ese logro vino otro, uno que perdura en el tiempo y con el que se ilusiona para el futuro: "Estoy de novio desde hace tres años y medio. Se llama Soledad, la conocí porque es amiga de una chica que salía con un amigo mío". El futbolista sonríe cuando habla de su novia y contó cómo trató de conquistarla: "No tengo buen chamuyo, soy muy directo. No le daba tanta vuelta. Traté de chamuyar según lo que hacían los demás, pero no sabía cómo me iba a contestar o cómo lo iba a tomar. Hice mi intento como podía para que me entendiera. Salió bien".

En 2016, Marcelo Straccia, entrenador de Deportivo Merlo, lo llamó para incorporarlo en la Primera C. Nbangue no lo dudó: "No tuve muchos minutos, pero crecí un montón. Tener un compañero como (Cristian) Fabbiani fue importantísimo, vive haciendo jodas".

El Club Social y Deportivo Muñiz se puso en su camino, en donde jugó seis meses y logró tener continuidad como titular, pese a haber bajado hasta la última categoría del ascenso argentino. Finalizó el campeonato y recibió el llamado de Mariano Moramarco, director técnico del clásico rival, Juventud Unida, equipo en el que firmó contrato en junio de 2018.

La D es una división amateur y los futbolistas suelen tener otro trabajo. En consecuencia, el defensor comentó su "lado B": "Con mi sueldito que tenía de los clubes en los que jugué compraba ropa y se las vendía a mis compañeros de equipo en el vestuario. Así fui creciendo. Hoy ya tenemos con mi novia el depósito y vendemos ropa por internet para equilibrar la parte económica".

Luego de haber vivido ocho años en el país, Daniel Alvin Kombi Nbengue superó aquel episodio amargo de la llegada, y busca llegar a Primera. No será sencillo, pero es algo que ya sabía cuando partió de Douala hacia el país de Maradona.

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