Hoy los vecinos de Desiderio de la Fuente cumplen 50 días sin agua. Ya no es una novedad, es la realidad que les toca vivir, o mejor dicho padecer, semana a semana. PRIMERA PLANA recorrió, una vez más, algunas de las viviendas que se encuentran en el sector comprendido entre Avenida Irigoyen, las vías del Ferrocarril Belgrano, Bolivia y Catamarca, siendo la zona más comprometida, para conocer cómo es vivir más de un mes y medio sin el líquido elemento.
Lionel, vecino, inició la triste cuenta el 2 de enero. En la zona imaginaron que iba a ser un verano como los anteriores con respecto a la presión de agua. Poca durante el día y con mayor intensidad llegada la noche. “Otros años se escuchaba la carga de los tanques en la noche” dijo Marta y agregó que “no tenemos agua en todo el día; lo que nos está pasando jamás sucedió”.
Ahora bien ¿cómo es vivir sin agua? ¿Cómo han cambiado los hábitos para estos pergaminenses que parecieran haber sido olvidados por las autoridades?
Amanda, jubilada, por ejemplo ya no puede lavar la ropa en su casa sino que todas las semanas envía un canasto al lavadero abonando 2.700 pesos cada vez que requiere el servicio. No tiene agua caliente porque el termotanque, al estar vacío tuvo que ser apagado. Es por esto que para lavar los platos calienta el agua, que junta en ollas, botellas, bidones y en una pava. También los baldes sirven para juntar el líquido vital, pero esos se destinan para el desagüe del inodoro y las duchas. Además, el consumo para beber lo realizan gracias a bidones de más de 6 litros de agua mineral que compran asiduamente.
Marta es otra vecina del sector. Ella aún conserva algo del agua, en el tanque de la vivienda, que le aportaron los bomberos. El autobomba de los Bomberos Voluntarios ya se hizo presente 2 veces en la zona y las casas fueron abastecidas luego de que cada morador abonó 1.000 pesos para llenar los tanques o 500 para que los cargaran hasta la mitad. Aunque claro, la tarifa está establecida si son varios residentes los que solicitan el servicio, porque si alguien lo pide de manera individual la cifra asciende a los 1.500 pesos. En la puerta de su casa hay un cajón lleno de sifones de soda, que se convirtió en la bebida principal para combatir la sed. “Cuando por la canilla apenas sale un chorrito, lo aprovecho para lavarme la cabeza”, manifestó.
María Rosa, otra habitante del barrio, sostuvo que “el agua de los Bomberos no es potable” y en su casa tiene desparramadas varias botellas plásticas y bidones de 3 litros con agua para que consuma su papá, quien le contó a PRIMERA PLANA, mientras sostenía en su mano una boleta de Servicios Sanitarios, que tenía los impuestos al día y que actualmente ascendían a más de 800 pesos cuando el año pasado pagaba poco más de 300. Para ducharse lo realizan entre las 5:00 y 6:00 de la mañana, ya que la presión aumenta apenas un poco más y “a las 4:15 de la madrugada me pongo a limpiar los pisos”, exclamó María Rosa quién también aportó que el riego de las plantas quedó destinado a cada vez que llueve.
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