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Las otras formas de vincularse que desafían a la monogamia

Todo es más laxo, más permisivo y menos castigable, según los especialistas consultados. El consenso de las partes, los prejuicios y la historia de una chica que abrió su pareja.

La carta es de finales de la década del 30. La escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir le escribe a su pareja Jean Paul Sartre. Con tranquilidad, le cuenta que se acostó con otro hombre. “Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas”, relata. Pasaron más de 80 años desde aquella misiva -una oda al amor libre-. Pero la posibilidad de abandonar la monogamia sigue siendo un tema espinoso.

En su visita a Espacio Clarín, el médico y sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff dio la charla “Sexo y sexualidad”. Y habló de las nuevas formas de vincularse de manera simultánea con varias personas y con consentimiento de cada una de ellas: “La promiscuidad siempre tuvo una connotación negativa. En los últimos años, se modificó esa mirada. Los valores antiguos son más laxos y fluidos. Antes estaba mal visto y era condenado. Ahora existe, al menos, la posibilidad de hablar sobre el asunto, sin que nadie se asombre”.

En el poliamor, el manejo de los celos es un tema importante, que aparece en las consultas y en las agrupaciones que se formaron, como Relaciones Abiertas. “Los vínculos dejaron de tener ese carácter de inamovibles. Y mucho más en la existencia de otra persona metida en la pareja. Todo es más laxo, más permisivo y menos castigable. Hay una declinación bastante intensa de la monogamia, del ‘para siempre’ y de una eternidad como construcción. Quizás existe esa eternidad, pero sólo como un enunciado”, definió Kuznetzoff.

Barby Mariscotti conoce de cerca el tema. Además de psicóloga, sexóloga y docente, forma parte de ARESS (Asociación Rosarina de Educación Sexual y Sexología) y de la agrupación Relaciones Abiertas. “La honestidad, el consenso y el consentimiento son los pilares. Además, está la responsabilidad afectiva; es decir, cuidar al otro y no hacerle daño. Dentro del amor libre, hay muchas otras formas de vinculación, como la pareja abierta, que viene siendo monogámica desde hace un tiempo y decide abrirse a otros por diferentes motivos. Siguen funcionando con la lógica de prioridad entre dos, pero se permiten vincularse con otras personas, ya sea sexualmente o sexoafectivamente. El poliamor está configurado por relaciones en simultáneo con más de una persona, con conocimiento de toda la gente que participa. Otra forma es la anarquía relacional; son quienes no le ponen etiqueta a ninguno de los vínculos. La mayoría de la gente confunde poliamor con relaciones abiertas”, explicó.

Mariscotti recibe consultas frecuentes de quienes buscan dar los primeros pasos en una relación abierta: “Las mayores dudas giran en torno a los celos, las culpas y los distintos tiempos de cada uno. También hay dudas sobre cómo protegerse. Por ejemplo, en el sexo entre mujeres, algo de lo que se habla muy poco en general”.

Andrea Gómez, psicóloga, psicoanalista y sexóloga, también habló del consenso como clave a la hora de adoptar las formas de vínculo que escapan de las habituales. “Las reglas deben ser explícitas, con acuerdos claros y consensos de quienes participan. Si no se realiza de ese modo, hay más posibilidades de generar malestar que alivio o placer. Ahora se le pone un nombre, pero en realidad hay más permisos y menos culpa a la hora de explorar la sexualidad y los vínculos. A veces, en la práctica, es difícil evitar los celos y los malos entendidos. O pueden llegarse a acuerdos que se violan o transgreden”, marcó la autora de “Sexualidad, pareja y embarazo. Mitos y verdades” (Lugar Editorial).

“Me hace feliz esta forma de vida. No me imagino volver a la monogamia”, dice Cecilia Figlioli, licenciada en Ciencias Políticas y una de las creadoras de Relaciones Abiertas, una organización que nació con la idea de difundir las relaciones que son diferentes a las tradicionales y monogámicas. Hace 8 años, Cecilia decidió abrir su relación monogámica con Juan Pablo. Empezó a salir con Sebastián, uno de los mejores amigos de la pareja. Hace poco, se sumó Florencia, que es pareja solamente de Juan Pablo. Florencia, a su vez, tiene un nene. “No sólo decidí abrir la pareja sino que tenemos una familia con crianza compartida con cinco personas”, cuenta.

En este tiempo, Cecilia tuvo que enfrentar algunos prejuicios por una forma de vincularse consensuada y entre mayores de edad. La lista de preconceptos se repite una y otra vez.

“Nosotros le llamamos mitos -dice- La gente cree que lo hacemos por el sexo; piensan que queremos abrir la relación porque necesitamos amplitud sexual. No entiende que también involucra a los afectos. Piensan que no queremos compromisos o que decidimos tener una relación abierta porque fracasamos en la monogamia”.

Cecilia fue feliz en su relación monogámica, pero sentía que se perdía muchas cosas: “Había un mundo por descubrir. Quizás me lo perdía por cumplir con una regla que para mí no era tan importante, como la exclusividad sexual. El amor no se gasta. Uno puede amar, compartir y tener relaciones en simultáneo. Eso no significa descuidar al otro ni reemplazarlo”.

¿Hay algo nuevo bajo el sol? Quizás sólo le ponemos nuevos nombres. Después de aquella carta, Simone de Beauvoir le dice a Sartre: “Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo”. Se lo cuenta con amor, con calma. Y cuidando a su pareja, con la que estuvo 50 años.

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