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Lo que nadie contó: una historia inédita detrás de la masacre que conmueve al país

El cuádruple crimen que ocurrió en la localidad de Colón esconde una trama que nadie contó hasta ahora. El homicida, que luego de la matanza se quitó la vida, había sido denunciado por un presunto abuso sexual a su hija y la Justicia le había dictado una prohibición de acercamiento y contacto.

Leandro Andrés Ayala (46) asesinó ayer a balazos en una casa de la vecina ciudad de Colón a Delia Edith Guerrero (35); a su hija, Josefina Ayala Guerrero (2); a un hijo de la mujer, Patricio Jonás Gómez (12) y a un amigo de la familia, Ramón Lagneaux (45).

Ayala, después de alertar a la Policía -a través de un llamado telefónico al 911- sobre lo que había hecho, se suicidó antes de que llegaran los efectivos. El asesino se presentó en la casa de la mamá de su hija, ubicada en el Barrio ProCasa, sobre calle 54, entre 25 y 26, cerca de las 9:30 hs., a bordo de un remis y tras ingresar vertiginosamente al domicilio mantuvo una breve discusión con Delia Edith Guerrero, quien el jueves pasado lo había denunciado por un presunto hecho de abuso sexual contra la hija de ambos, razón por la cual tenía una prohibición perimetral.

De repente, en medio del comedor, Ayala sacó de entre sus ropas una pistola 9 milímetros y empezó a disparar hacía todos lados, en un radio de pocos metros, matando a Guerrero; su hija, Josefina; al adolescente Patricio Gómez y a Lagneaux, un pintor que minutos antes de llegar a la escena del crimen estaba trabajando en la Cooperativa Fúnebre, situada en calle 48 y 22.

De acuerdo a las fuentes consultadas, Leandro Andrés Ayala realizó no menos de ocho disparos y la Policía habría encontrado los cuerpos de los menores debajo de una mesa, lo que hace sospechar que primero fue asesinada Guerrero y Ramón Lagneaux y posteriormente su hija y el adolescente, quienes habrían buscado protección en el mueble sobre el cual quedó intacto un equipo de mate.

Otros dos hijos menores de la mujer asesinada se encontraban en la escuela cuando sucedió la tragedia, mientras que su actual pareja desarrollaba tareas en el rubro de la construcción.

Los investigadores encontraron una carta y audios en el teléfono celular del asesino, en los que hacía referencia a la determinación que había tomado y que obedecía a asuntos familiares. La investigación está a cargo de Magdalena Brandt, titular de la Fiscalía Descentralizada de Colón.

Leandro Andrés Ayala, domiciliado en calle  37, entre 17 y 19 y empleado de una empresa láctea, antes de dirigirse a cometer el cuádruple crimen al Barrio ProCasa, cumplió con su habitual distribución diaria de productos en comercios de Colón. Parecía un día normal. Era un jueves más.

A principios de esta semana había firmado la notificación de la Justicia por una prohibición perimetral por la denuncia que había radicado Delia Edith Guerrero, por un presunto episodio de abuso sexual hacia su hija en común, Josefina. La prohibición de ver a su hija habría sido la principal causa que alteró rotundamente el ánimo de Ayala en estos días.

Según la declaración de Guerrero, Josefina fue fruto de una relación meramente ocasional con Ayala y nunca existió convivencia alguna ni conflictividad. Tampoco hechos de violencia de género, tal como algunos medios indicaron. La mamá había denunciado a Ayala con motivo de quitarse la duda sobre algunos dichos de la niña de 2 años y en caso de comprobarse, solo pretendía que el padre no se acerque a la víctima.

Josefina expresaba deseos de estar con su papá los días que le tocaba estar con él, en el marco de un régimen de visitas, pero su mamá, al enterarse de las manifestaciones de su hija, decidió evitar el contacto con Ayala de manera preventiva. La Justicia había autorizado la realización de una Cámara Gesell -para la cual se debe cumplir un protocolo de actuación- para el próximo jueves, en función que la única prueba en contra de Ayala eran los dichos de su hija: “papá toca cola”, aunque hace más de un año, la menor también había mencionado alguna cuestión similar. Sin embargo, la progenitora decidió no realizar ninguna denuncia.

Un informe médico del doctor Norberto Pagella, practicado el mismo día de la denuncia y que consta en la causa, señala que la niña no presentaba “ninguna lesión vaginal, ni anal ni en ningún otra parte del cuerpo”. En todos los casos judiciales de Abuso Sexual de niños víctimas, resulta de vital importancia la declaración testimonial de los menores en la modalidad Cámara Gesell, además de la evaluación psicológica que se efectúa durante su realización para el análisis del caso y los méritos que tenga el alcance de una denuncia.

Una tía de Delia Edith Guerrero, en una declaración en el marco del expediente judicial, había manifestado que no creía capaz a Leandro Andrés Ayala de hacer algo como lo denunciado: “Mis hijos iban a la casa de Leonardo y nunca dijeron nada ni notaron nada raro. No sé me pasa por la cabeza que este hombre haga una cosa así”. 

Una historia inédita detrás del múltiple asesinato en Colón, que conmociona al país. Una historia de no creer.

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