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Ocho mujeres que rompieron barreras y demuestran que los trabajos no tienen género

Camioneras, albañilas, pilotas de auto, electricistas y mecánicas forman parte del especial de Todes Nosotres para el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, ocho mujeres cuentan sus experiencias en Todes Nosotres, la comunidad de diversidad e inclusiva de TN.com.ar. Explican cómo es abrirse paso en un mundo de hombres y cómo llegaron a trabajar de lo que las apasiona. Manejan camiones, arman muebles, refaccionan casas y arreglan motores de autos, entre otras actividades. Trabajan de lo que aman y están convencidas de que no le sacaron el lugar a ningún hombre. "Los trabajos no tienen género y yo soy buena en lo que hago", coinciden. Y agregan: "Después de mucho NO, esto es un gran Sí".

Albañilas y electricistas construyen redes de mujeres

María Gabriela Tomassoni - MaGa- y María Alejandra Rodríguez trabajan juntas en obras en construcción. Desde hace cuatro años, se dedican a la albañilería y a la electricidad respectivamente. MaGa empezó resolviendo las cosas de la casa para no tener que contratar a alguien. Después, lo usó como terapia cuando dejó el periodismo por un pico de estrés. Hace trabajos de albañilería, electricidad, coloca cerámicos, pisos flotantes, hace plomería y restaura maderas. "Viajé al sur, me quedé seis meses haciéndole la casa a una amiga y cuando volví a Buenos Aires lo elegí como mi trabajo", cuenta a Todes Nosotres.

"A algunos les puede parecer todavía raro, pero somos muchas las mujeres que trabajamos en rubros que se consideraban típicamente de hombres. Hay gasistas, electricistas, plomeras, que se ven mucho menos, pero son las que tienen más trabajo. En mi caso, se convirtió en mi modo de vida, de forma progresiva. Una amiga que se enteró de lo que había hecho en el sur me dijo: 'te necesito en mi baño', y así sucesivamente. Hoy mantengo a mis hijos, mi casa y a mí", recuerda.

Para ambas es clave esa primera mujer que les da la oportunidad: "Hemos ganado un terreno superimportante, porque las mujeres confían mucho más en las mujeres. Entonces la primera mujer que te confía su casa no solo vuelve a llamarte, sino que comparte".

Tres hermanas prueban que manejar un camión no tiene género

Fabiana, Andrea y Claudia Panella son camioneras. Trabajan en el rubro desde que cumplieron la mayoría de edad, pero están en el mundo de los camiones desde chicas, gracias a la empresa familiar que queda en Mercedes. Fabiana y Andrea hacen viajes y se encargan de transportar cualquier tipo de mercadería -excepto las refrigeradas-. Claudia, la más chica, es clarkista, es decir, conduce los autolelevadores móviles y se ocupa de la carga y descarga de los productos, sin importar el peso, tamaño o dificultad. Ese trabajo es común para ellas y no conciben su vida alejadas de los camiones. No piensan que sea una "ocupación de hombres" ni creen que le hayan "robado el lugar" a nadie. Están acostumbradas a salir a la ruta, quedarse en paradores con hombres y, desde hace algunos años, contactarse con más mujeres al mando de los grandes vehículos. En el grupo "Simplemente camioneras" comparten la pasión y se hacen compañía.

Claudia mide menos de 1,60, es menudita, tiene 30 y parece más chica. Cuando llega con el autoelevador, muchos le preguntan quién va a descargar la mercadería. La miran con desconfianza cuando ella responde "Yo". Cuando termina, hay hombres que la aplauden. "Por ser mujer creen que no voy a ser capaz de hacer el trabajo. Cuando termino de descargar, algunos me felicitan. Para mí es gratificante", dice con una sonrisa.

Sin palos en la rueda, una pilota y dos mecánicas imponen su marca

Aixa, Belén y Micaela son fanáticas de los fierros. Se unieron para armar el primer equipo de carreras formado íntegramente por mujeres en la categoría GT2000. Aixa Franke es pilota de carreras, tiene 27 años y nació en Bariloche. Desde chica miraba la Fórmula 1, a los 18 se anotó en el "1/4 de milla", una competencia de picadas legales en el Autódromo Galves, salió primera. "Fui sola, tuve que pedir un casco prestado. Me anoté y no me dieron bolilla. Me vieron chica y mujer. Ese día debuté y gané la clase 1".

Por compartir la misma pasión, las conoció a Belén Prieto y a Micaela Herrero. Belén tiene 21 años y se dedica a la mecánica automotriz y a la restauración. Al venir de una familia muy humilde, desde chica tuvo que salir a limpiar casas, en una vivía un mecánico. Cuando conoció el taller se dio cuenta de que quería trabajar ser mecánica. A los 15 hizo un curso y se presentó como aprendiz. "En la puerta del taller, el mecánico me preguntó qué quería. Le dije que iba por el puesto de trabajo. Me respondió que el estudio jurídico estaba arriba, en el primer piso. 'Tenés que subir por la escalera'. Yo le dije que iba por el puesto de aprendiz. Me quedé dos años y después empecé a trabajar en otros talleres".

Las tres hacen hincapié en que no es necesario tener fuerza, ni alguna condición especial para trabajar con autos. Coinciden en que hay que saber escuchar, detectar qué es lo que pasa en los motores. "El automovilismo no está segmentado por género, corren hombre y mujeres todos juntos. En la mecánica somos cada vez más", concluyen.

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