Días atrás se conoció la sentencia que dictaminaron los jueces contra el cura Agustín Rosa Torino, de 67 años. El sacerdote fue condenado a 12 años de prisión efectiva por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado hacia tres miembros de su congregación.
La fiscal de la causa, Verónica Simesen de Bielke, había solicitado 22 años de cárcel para el acusado. Por lo tanto, ahora, siguiendo los términos del Artículo Nº 539 del Código Procesal Penal, la fiscal interpuso un recurso de casación ante la Sala IV del Tribunal de Juicio de Salta, por la condena impuesta por los jueces.
Así lo informaron fuentes de Ministerio Público ya que la representante del Ministerio Público Fiscal argumentó que considera que el Tribunal que juzgó a Rosa Torino cometió un vicio esencial en la dosificación de la pena, que fue inferior a los 22 años que ella solicitó durante el juicio.
En ese sentido, sostuvo que la sentencia de 12 años “causa un gravamen irreparable e insubsanable” y a su vez que “los fundamentos esgrimidos por el Tribunal, al partir del mínimo de la pena que fue graduada en función de diversas circunstancias, demuestran una falta de consideración sobre los parámetros en los que el Ministerio Público Fiscal sostuvo la aplicación de una pena sensiblemente superior”.
Entre las circunstancias que determinan el incremento de la pena por sobre el mínimo legal, Simesen de Bielke remarcó la naturaleza de las acciones y los medios utilizados por el cura acusado. Porque además de tratarse de un ministro de un culto reconocido, era el fundador y superior de un Instituto religioso que contaba con numerosas sedes en Argentina y el extranjero, por lo que exigió que es deber de la judicatura adecuar la pena a los hechos probados.
Asimismo enfatizó en la necesidad de tener en cuenta la extensión del daño que los actos de Rosa Torino generaron en las víctimas por su intromisión y vulneración a la libertad e intimidad sexual. Se trata no solo de abuso y maltrato físico y psíquico grave, sino también de un menoscabo moral y espiritual.
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Verónica Simesen de Bielke también recordó que el sacerdote y las tres víctimas tenían vínculos personales, dado que eran miembros del instituto religioso, ideado, creado, fundado y dirigido por él. En ese sentido, los tres sujetos mantenían una relación asimétrica con Rosa Torino y él hizo uso de su posición y de la influencia que su rol y status le otorgaban dentro del Instituto, como medio para ejecutar los abusos sexuales
Los jueces de la Sala IV del Tribunal de Juicio de Salta, Maximiliano Troyano, Norma Beatriz Vera y Roberto Faustino Lezcano condenaron, el pasado 8 de julio, a 12 años de prisión a Agustín Rosa Torino, por considerarlo autor material y penalmente responsable de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante por la duración, agravado por ser ministro de culto reconocido en perjuicio de dos víctimas, Yair Gyurkovitz, de 25 años y Valeria Zarza, de 47 y abuso sexual simple agravado por ser ministro de culto reconocido, en perjuicio del pergaminense Jonatan Alustiza.
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