La posibilidad de usar el plasma -la parte líquida de la sangre- de pacientes recuperados de coronavirus en enfermos con la infección activada, es una opción terapéutica que puede fortalecer la respuesta inmune del organismo para la defensa del virus y evitar su progresión.
Es una estrategia conocida para los pergaminenses, desde la aplicación con éxito del doctor Julio Maiztegui y su equipo para tratar la Fiebre Hemorrágica Argentina o Mal de los Rastrojos, hasta que años más tarde se descubrió la vacuna.
La alta eficacia del plasma de convalecientes quedó comprobada con el caso del médico chileno, Andrés Meza Julia, quien sufrió serias complicaciones cuando estuvo hospitalizado, hasta pensar que podía morir por la deficiencia respiratoria que tuvo y hoy es el primer paciente del mundo en recuperarse de COVID-19, tras recibir el tratamiento impulsado por Julio Maiztegui.
El cirujano de 41 años, del Hospital "Claudio Vicuña" de San Antonio de Chile, luego de un mes de presentar los primeros síntomas de coronavirus, ya se encuentra en su casa, junto a su familia. "Extrañamente ayer me estaba muriendo y hoy me siento, casi mágicamente, muy bien" , relata en el video grabado en la clínica.
Meza, que se desempeña actualmente en la Unidad de Urgencia Respiratoria, estuvo más de dos semanas internado, conectado a un respirador mecánico. "El 17 de abril me tocó atender a una colega del hospital, han caído con coronavirus muchos doctores y enfermeras del hospital de San Antonio. Tras atender a la doctora, tomar el examen de PCR y hacer la licencia que se da por tres días, hasta obtener el resultado", contó ayer en una entrevista brindada a Kairós por RADIO MAS (FM 106.7).
"Al momento de hacer la licencia, tuve un contacto bastante estrecho con ella a menos de un metro. Ella, producto de su enfermedad, aún sin saber que la tenía, tosió en varias oportunidades mientras conversábamos. Lo más probable es que ese fue el momento en el que me contagió", consideró el profesional.
El médico señaló que el 21 de abril fue trasladado a urgencias porque estaba con fiebre de 38,6 grados. "Me tomaron el PCR y me dieron licencia de tres días y control en caso de persistir con molestias" . Pero el 23 de abril la temperatura aumentó y se sumó la dificultad para respirar. "Me rescataron desde mi domicilio con ambulancia", recordó.
"Me llevaron a una urgencia respiratoria, donde me tomaron exámenes de sangre y un escáner de tórax, donde se ve la peor complicación que puede dar el coronavirus: una neumonía multilobar bilateral", relató.
Su delicado estado obligó a una internación en una clínica de la capital chilena. "Y ahí todo empieza a empeorar. Quedé hospitalizado con soporte de oxígeno y evolucioné negativamente. Me avisaron que voy a ser trasladado a la UCI de la clínica con alta posibilidad de ser intubado", subrayó.
"Si bien tenía claro que existía un riesgo, porque estaba tratando con pacientes infectados por este virus, uno tiene la esperanza que la protección que ocupas y los cuidados que tomas de alguna manera te ayudarán. Sin embargo, este virus es muy potente, y aún hay muchas cosas que no sabemos y que se irán aprendiendo en el camino", añadió.
Fue en ese momento que tras el apoyo de Fundación Arturo López Pérez y la gestión del jefe de Hematología de FALP, Raimundo Gazitúa, se realizó la transfusión de plasma de convalecientes, como tratamiento compasivo, el 26 de abril. "Esa noche lo pasé muy mal, logré dormir recién a las 7:00 hs. de la mañana", señaló.
Según le dijo Meza Julia a RADIO MAS (FM 106.7), en 24 horas se recuperó luego del tratamiento que impulso Julio Maiztegui. Y todo cambió de un día para otro. "Un día después, a las 9:00 hs., amanezco en muy buenas condiciones, en excelente estado, sintiéndome mucho mejor que el día anterior. El 26 estaba pésimo, muriéndome, y el 27 tenía la certeza que iba a vivir. El uso del plasma fue crucial, junto a los cuidados de la clínica", reconoció el profesional.
Además de su uso inicial en nuestra ciudad, desde donde se disparó hacia el mundo, el plasma de convalecientes también fue utilizado a lo largo de la historia en grandes pandemias o crisis sanitarias como la Fiebre Española, el Ébola y la Influenza AH1N1. Representa una fuente de anticuerpos de origen humano que puede contribuir -como ocurrió en Chile- a suprimir la viremia a mayor velocidad y, de ese modo, prevenir el desarrollo de complicaciones graves y letales, acortando el período de gravedad si se instaura de forma precoz.
Andrés Meza Julia explicó en Kairós el proceso clínico. "A un paciente que se recuperó de coronavirus, le sacan una muestra de sangre, de esa muestra, sacan elementos como los glóbulos rojos y dejan los anticuerpos presentes en esa sangre, que son los anticuerpos que desarrolló durante su enfermedad para combatir el virus. Entonces le pasan ese plasma que tiene los anticuerpos, a un paciente que aún no ha mostrado su respuesta inmune, es decir, un paciente que aún no tiene anticuerpos. Un paciente que sanó, le presta los anticuerpos contra el coronavirus a un paciente que está enfermo".
El médico cirujano fue dado de alta el 8 de mayo . "Ahora estoy en mi casa, recuperado y con todas las ganas de seguir luchando contra el coronavirus, contra esta pandemia en mi lugar de trabajo, en el Hospital de San Antonio", aseguró a RADIO MAS (FM 106.7).
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