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PROHuerta, el plan que es eje central para asistir a las familias más vulnerables en medio de la pandemia

El programa del INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación cumple 30 años de vigencia y se sigue reinventando. En la última campaña, se incrementaron las huertas en un 50 por ciento en la región

El 3 de agosto de 1990 surgía el PROHuerta, un plan que estaba especialmente pensado para asistir a familias en situaciones vulnerables dotándolas de la capacidad de generar sus propios alimentos.

Después de 30 años, aquella primera idea, fue adaptándose a las nuevas necesidades y hoy sigue como una política pública ejecutada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

Ahora, persiguiendo el fin de mejorar la seguridad y soberanía alimentaria de los sectores más vulnerables, promoviendo la producción agroecológica de alimentos para autoabastecimiento, conformando sistemas locales de producción, abastecimiento de alimentos, pero pensando también en el arraigo y la organización social.

Todo es llevado a cabo en base a capacitación, asistencia técnica, desarrollo de tecnologías apropiadas y financiamiento de proyectos productivos que buscan priorizar el trabajo de familias y sobre todo, jóvenes, mujeres y población originaria para lograr la inclusión social, equidad e integración.

En este 2020, el eje centrado en la producción agroecológica para la elaboración de productos y alimentos saludables cobra una importancia trascendente en medio de la actual pandemia integrándose a la Ley de Emergencia Alimentaria y al Plan Argentina contra el Hambre.

“Lo hacemos con un abordaje territorial e integral, con una perspectiva de desarrollo sostenible para llegar a las familias que hoy tienen dificultades para atravesar esta pandemia por diversas causas como desocupación, disminución de los salarios, etcétera”, explicó Ana Laura Rossi, quien se desempeña como asistente regional del programa en las unidades del INTA de Pergamino, San Pedro Villegas y Delta del Paraná.

Rossi comentó que el impacto de la pandemia se ha notado claramente a la hora del reparto de semillas: “En relación a la temporada Primavera-Verano de 2019, en este Otoño-Invierno entregamos un 50 por ciento más de semillas, es decir que tenemos el doble de familias registradas y asistidas”.

En el Centro Regional Buenos Aires Norte del INTA (CRBAN) hay casi 30.000 huertas familiares en las que se despliega el abordaje territorial con perspectiva de desarrollo sostenible.

Además de estar presente en la emergencia sanitaria, en los últimos 10 años el programa se readaptó a otras necesidades y con ese fin pudo apoyar emprendimientos productivos, a través de proyectos especiales; también brinda apoyo organizativo a través de Grupos de Abastecimiento Local (GAL), que fortalecen la organización de los productores en diferentes temáticas que en general suelen trascender lo exclusivamente productivo.

Por otro lado, también desde el programa, tienen una estrategia para apoyar la comercialización, generando espacios que “han crecido muchísimo, ahora estamos organizando Ferias a través de reparto de bolsones, on line, la mayoría ha logrado un nivel organizativo que le permite seguir adelante a pesar de la pandemia, con apoyo de INTA en la mayoría de los casos”.

En ese sentido, Ana Laura Rossi destacó que cuentan con alrededor de 30 ferias comunitarias en toda la Provincia y “aspiramos a que el productor pueda valorizar sus productos a través de un precio justo y que el consumidor conozca que lo que adquiere promueve el consumo local de productos frescos y elaborados por la agricultura familiar”.

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