Después de trabajar por más de 20 años junto a las parejas que me consultan me parece importante determinar cómo interactúan, no solamente cuando discuten o negocian, sino cuando están en armonía, cómo se relacionan cuando no están discutiendo, cómo pueden solventarse relacionalmente.
Es fundamental en el desarrollo de una buena relación de pareja la recontratación, ponerse al día y acompañar los inexorables cambios de existencia; poder comunicar las actualizaciones de las nuevas necesidades de cada uno de los integrantes del vínculo.
El amor es una experiencia entre dos personas involucradas que vienen de historias y culturas familiares distintas. He aquí el desafío, ser tan diferentes y a la vez poder construir proyectos desde lugares responsables y respetuosos.
Las parejas que logran permanecer unidas, no a cualquier costo sino unidas amorosamente, son aquellas que se dan la oportunidad de repactar nuevos contratos de amor. Son aquellas que tuvieron la oportunidad, conflictos mediante, de revisar instancias y negociar.
Considero saludables y sólidas a las parejas que puedan llevar a cabo los siguientes hábitos:
1- Deseo conjunto de realizar conversaciones profundas que den cuenta de intimidad emocional: ¿qué nos interpela hoy?, ¿nos volvemos a elegir?, ¿qué deseamos?, ¿qué soñamos?, ¿qué necesitamos?.
2- Construcción de negociaciones posibles frente a conflictos. Reinstalar la confianza, base para todo vínculo humano. Nada es ideal, todo es real, imperfecto, humano. Entendiendo esto los errores no son vistos de manera intencional, sino como limitaciones de la otra persona en permanente aprendizaje. Lo que nos frustra es nuestra propia decepción cuando nos encontramos con lo que no esperamos de la otra persona.
3- Cada integrante tiene la responsabilidad de gestionar su propia socialización y áreas de vinculación afectiva: amigos, amigas y actividades recreativas. Somos dos personas individuales, con necesidades diferentes y no es saludable responsabilizar a nuestro vínculo de satisfacer nuestras carencias, vacíos o limitaciones.
4- Tenemos la responsabilidad sexoafectiva de dialogar con respeto y de manera asertiva. Qué quiero decir y cómo lo quiero decir. Ambas formas -texto y contexto del mensaje- son súper importantes para que se reduzcan al máximo los malentendidos. Los conflictos en la comunicación son hoy el principal motivo de consulta.
5- Estar atentos a cuidar detalles de nuestra relación, ya sea cuidando la intimidad emocional como la intimidad sexual, ya que ambas son necesarias. La base es la comunicación, la confianza, la mirada. Lo anterior es potenciador del deseo erótico, desarticulador del conflicto.
En resumen, para seguir avanzando y cuidar el "amor del bueno" es necesario:
Estar bien en pareja es un trabajo cotidiano, artesanal que implica sacar la mejor versión propia y poder ofrecerla de manera activa y, como diría Erich Fromm: “El amor es una actividad, no un efecto pasivo; es un estar continuado, no un súbito arranque”.
Por Andrea Orlandini, psicóloga y sexóloga clínica. M.N 26307. En Instagram, @lic.andreaorlandini.
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