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Quién es Eduardo Lorenzo, el confesor de Grassi acusado de abuso sexual

Es capellán mayor del Servicio Penitenciario Bonaerense y participó en el movimiento de Scouts. También ofició en la pastoral de rugby y trabajó en colegios católicos. Se desempeña como párroco en Gonnet. Es carismático y seductor, y le gusta rodearse de menores varones.

El cura cuya causa por abuso sexual fue reabierta por la justicia bonaerense cuando su abogado había pedido su sobreseimiento cumplirá tres décadas en el sacerdocio. Los 25 los celebró en una misa en la parroquia Inmaculada Madre de Dios, donde se produjeron los hechos de los que se lo acusa. En esa oportunidad, estuvo presente el entonces arzobispo de La Plata, Monseñor Héctor Aguer.

Hijo de un militar, Lorenzo creció en Palermo Viejo, fue al colegio San Francisco de Sales, fue socio del Club Ciudad de Buenos Aires e hizo el servicio militar en el Parque Pereyra Iraola.

En una entrevista, Lorenzo dijo que la experiencia le había parecido "espantosa" y que no entendía por qué se les hacía "aplaudir cardos" a los conscriptos para maltratarlos .

Aseguró que abandonó un noviazgo de nueve años con una chica de Chivilcoy llamada Marilú para ingresar al seminario. "El día que nos separamos se nos rompió el corazón a los dos, pero yo ya había decidido entrar al seminario y ella lo comprendió". Aseguró que nada lo hacía "más feliz" que ser cura, para lo que estudió en el Seminario Mayor de la Plata.

Lorenzo, de 58 años fue ordenado en 1989 por monseñor Antonio Quarracino. Su curriculum vitae es nutrido. Fue vicario de Nuestra Señora de la Victoria y de la Parroquia María Auxiliadora de Berisso, representante legal del Colegio Parroquial Fray Justo Santa María de Oro, párroco de San José Obrero de Berisso, de San Benito en Olmos, de Nuestra Señora de Lourdes, de San Benjamín en Los Hornos, y actualmente de la Inmaculada Madre de Dios en Gonnet.

Además, fue capellán de la Unidad 1 en Lisandro Olmos, de los Institutos de Formación Penitenciaria. Actualmente es capellán general del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires. Fue miembro del Consejo Presbiteral Arquidiocesano de la Diócesis de La Plata, capellán del Cementerio de Berisso, capellán Regional Scout de Argentina, capellán regional de la Asociación Guías Argentinas, asesor de la Pastoral de Juventud, y delegado episcopal para la Juventud.

Los que lo conocen, dicen que es campechano y carismático. Le gusta andar a caballo, comer asado, jugar al fútbol y viajar. Repite que su vocación de ayudar al prójimo se fortaleció cuando, todavía adolescente, iba a las villas de emergencia de Gregorio de Laferrere y de Morón y alaba la renovación eclesiástica pregonada por el Papa Francisco.

Un "gremio" que da el ejemplo

En el 2013, cuando Julio César Grassi llegó a la cárcel de Campana, el capellán Lorenzo hizo duras declaraciones. “Una persona que es culpable de lo que se lo acusa a Grassi es un enfermo, un perverso”, dijo. "No se puede ser ciudadano del cielo y ser prófugo del mundo. Así como intentamos cumplir las leyes de Dios, (los sacerdotes) también tenemos la obligación de cumplir las leyes de los hombres, porque Dios habita entre los hombres”, sostuvo.

Explicó, además, cuánto sufría por la detención de Grassi: "Siempre me duele cuando hay gente detenida, pero cuando es un sacerdote un poco más, porque soy cura, por la Iglesia y sobre todo por esta primavera que se llama Francisco. Si bien se lo acompaña como a cualquier hermano, no voy a negar que en lo personal se me mueve todo. Tendríamos que ser un gremio que da el ejemplo, pero la fragilidad humana es así: nada de lo humano nos es ajeno”.

También se refirió a la posibilidad de transformación de los seres humanos: "Soy un convecido de que las personas pueden cambiar. Sin esa convicción no podría realizar mi tarea. Que alguien esté preso no significa que haya que excluirlo y que no haya que darle otra oportunidad".

Las declaraciones de Lorenzo fueron publicadas cinco años después de que un chico que había estado en situación de calle y que vivía dentro de un hogar dependiente de su parroquia lo denunció por abusar sexualmente de él y de otros compañeros. Según relata el joven, los abusos tenían lugar durante fiestas y reuniones donde reinaba el "descontrol" con sexo y alcohol en la casa parroquial de Gonnet y en una quinta alquilada por el sacerdote en Villa Elisa. La víctima, que en ese momento él tenía 15 años, denuncia que el cura quiso comprar su silencio y lo amenazó de muerte si revelaba lo ocurrido.

La denuncia canónica contra Lorenzo, presentada en el 2008, no avanzó y la penal fue archivada en solo cuatro meses, en plena feria judicial del 2009. Pasaron diez años, y hace horas la justicia bonaerense decidió reabrir la investigación.

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