El miércoles, tal como adelantó La Opinión el fin de semana, reabrió Mansa Lyfe después de casi diez meses por la pandemia de coronavirus y gracias a la intervención del Gobierno local luego de que la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLyF) decidió a nivel nacional no poner en funcionamiento ninguno de sus predios.
La primera jornada, como era de esperar por tratarse de un día hábil, fue tranquila. La primera carpa entró a las 7.00 y fueron doce en total las que acamparon, todas de turistas. Además, en el predio hubo, en simultáneo, alrededor de 200 personas de las 900 de aforo permitido por protocolo sanitario.
Mientras el piletón se llena (lo están abasteciendo con una bomba complementaria porque, por la bajante del río Paraná, no pueden utilizar la que habitualmente estiman que en los próximos días se completará), la organización se prepara para el fin de semana cuando esperan mayor concurrencia, sobre todo el domingo en el que habrá dos shows aunque no la Fiesta del Alcohol en Gel como estaba planificada.
Curiosamente, como Luz y Fuerza le prestó su mangrullo a la Municipalidad para la playa de Vuelta de Obligado ante la no apertura de su camping, ayer el mismo fue devuelto a su lugar original mientras que en la localidad se debió instalar otros para que los guardavidas puedan controlar a los bañistas.
En su primer día de apertura el predio lució con espacio para que las normas sanitarias se respeten. Sin embargo, hay preocupación respecto de lo que puede ocurrir sábados y domingos dado que en 2020, por ejemplo, Mansa Lyfe llegó a recibir alrededor de 3000 personas cada jornada.
El costo de la entrada para los sampedrinos es de 100 pesos, 25 más que en la temporada de verano 2020. Para los visitantes, en tanto, cuesta 200 pesos.
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