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Ser bombero en la ciudad, esa vocación de servicio que se transmite de padres a hijos

Las historias de Gabriel e Ignacio Cogno al igual que la de Milagros Juárez con su papá, son distintas, pero similares. A todos los une la pasión por ayudar al prójimo

El jueves se conmemoró en nuestro país el Día del Bombero Voluntario.

La historia comenzó el 2 de junio de 1884 cuando a raíz de un voraz incendio en La Boca, un vecino llamado Tomás Liberti y su hijo organizaron, junto a un grupo de personas del barrio, una cadena humana para apagar las llamas que amenazaban propagarse rápidamente en las construcciones aledañas.

A partir de ese momento, todos los días, cientos de hombres y mujeres, arriesgan su vida y corren hacía el peligro, con el afán de ayudar a quien o quienes lo necesite. Ya sea apagando un incendio, acudiendo a un accidente o simplemente dándole un juguete a un niño en fechas especiales: Los bomberos lo dan todo sin recibir nada a cambio.

Esta historia también se da en nuestra ciudad, donde incluso hay bomberos caídos en servicio como Fernando Tomás Esquivel, quién perdió su vida en la fatídica inundación de 1995.

Sin embargo, a pesar de los riesgos y sinsabores, ayudar a quienes lo necesiten parece que es más fuerte para algunas personas y es una pasión que se traspasa también de padres a hijos.

Es el caso de Gabriel e Ignacio Cogno y de José y Milagros Juárez, quienes tienen lazos filiales y un pacto de hermandad dentro del cuartel de Bomberos Voluntarios Pergamino.

Milagros, hija del suboficial subalterno ya retirado, dijo a PRIMERA PLANA que “mi papá nunca nos impuso nada. De hecho, creo que no se lo esperaba. Ser bombero no es algo que se pueda explicar”.

Acerca de cómo surgió su pasión por ayudar al prójimo, explicó que “a mí me nació de chica al verlo a mi papá desfilar en los actos, sentía y siento mucho orgullo. Es algo hermoso; encontrás otra familia y otra casa. Es hermoso ver la admiración y el cariño que le tienen mis compañeros a mi papá; es casi la misma que yo le tengo"

Gabriel, papá de Ignacio, también bombero, indicó por su lado que “hace 27 años que soy bombero, ingresé en 1994, un año antes de la inundación de Pergamino. ‘Nacho’ tiene 20 años, desde chiquito lo traía al cuartel y creció acá adentro”.

La vida del bombero activo “es sacrificada. Tenemos 4 grupos de servicio y cada grupo tiene una guardia obligatoria durante toda una semana. Somos uno de los pocos cuarteles de la Provincia que tiene guardias nocturnas durante todo el año”, destacó Gabriel Cogno.

 

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