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Su hermano sufría bullying y creó una "poción mágica" para ayudarlo

"Esta poción fue inventada por un mago para proteger a los niños que son molestados en la escuela, club de deportes o grupo". Así dice la primera frase del instructivo de la "poción mágica" que inventó Lucas Pistarelli, un joven de 19 años oriundo de Bahía Blanca, para su hermanito que sufría bullying en la escuela.

Hace unas semanas, Lucas y sus papás empezaron a notar que su hermano de 7 años, no solo salía triste de la escuela, sino que todas las mañanas, antes de entrar, lloraba desconsoladamente. "Mi viejo me contó que lo molestaban, le sacaban las cosas y a veces le pegaban", cuenta.

Después de hablar con su hermano y contarle que él también había sufrido maltrato físico e insultos de chico, hace pocos días se le ocurrió la original idea: inventar una "poción" para no escuchar a los chicos que lo insultaban y pueda ir tranquilo a la escuela. "Siempre le gustaron la ciencia y los experimentos", asegura Lucas.

Según cifras de la evaluación Aprender 2017 -los únicos datos oficiales disponibles-, seis de cada 10 chicos en edad escolar dijeron haber presenciado casos de humillación entre pares, discriminación y violencia.

A la hora de resolver la problemática del bullying, la intervención de los adultos es fundamental; el primer paso, hablar con el chico y lograr que cuente lo que le pasa. "Muchas veces, los chicos no cuentan que les pasa por temor a la desaprobación de los padres o por vergüenza", explica Lucrecia Morgan, psicóloga clínica y directora delEquipo Anti Bullying Argentina (ABA). "Por eso, es importante mantener la calma y permitir que se desahoguen sin interrumpirlos", agrega.

Dentro de las conductas no recomendables por parte de los adultos, Morgan menciona no prometerle al chico que van a "guardar el secreto" ni minimizar la situación o culpabilizarlo. Por otro lado, sugerirle al niño que "haga algo" o se defienda tampoco es aconsejable.

"Sentí que esto podía ayudarlo a hacer oídos sordos y no contestar con agresión", reflexiona Lucas, que considera que la violencia física no es la solución, sino que solo causa más problemas.

Hoy, si bien la ayuda de Lucas impulsa al niño a sentirse más cómodo, todavía le cuesta ir a la escuela. "No tenemos que darle importancia a lo que nos dicen porque nosotros somos nuestras acciones y lo que nos gusta, no lo que los demás digan de nosotros por nuestro aspecto o personalidad", concluye el joven.

Algunas señales de alarma

Cambios llamativos en el humor o comportamiento del chico; mostrarse más irritables, ansiosos o sensibles

Baja autoestima

Comienzan a estar más agresivos contra sí mismos u otros

Junto con el estrés y la ansiedad, pueden aparecer signos aislados como dolores de cabeza, panza, cambios en la alimentación o incluso tartamudeo

Trastornos del sueño (insomnio, pesadillas o quieren dormir todo el día para aislarse)

Padecen el "síndrome del domingo a la tarde" que consiste en un rechazo ante la idea de volver al colegio al día siguiente

Dejan de asistir a clases o actividades relacionadas con la escuela que antes disfrutaban, como cumpleaños o salidas extraescolares

Un cambio abrupto en el rendimiento escolar

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