El 10 de diciembre, Axel Kicillof se transformará en el nuevo gobernador bonaerense. Desde que entregue el bastón de mando, María Eugenia Vidal comenzará su andar sobre un terreno novedoso: ser opositora y posicionarse en un lugar de liderazgo con poder.
Su andar no será fácil, desde adentro de Cambiemos surgen los primeros destellos de rebeliones y cuestionamientos. Los intendentes del PRO, encabezados por el alcalde de Vicente López, Jorge Macri y los intendentes radicales que quieren hacer oír su voz, no quieren estar en un segundo plano y avisan que las decisiones en el rol de oposición “tendrán que ser horizontales” y consensuadas.
Para esto, tanto alcaldes radicales como del PRO piensan en una “mesa política”, que los tengo a ellos como protagonistas, para negociar con el gobierno de Kicillof.
Desde el entorno de Vidal aceptan la nueva configuración de su espacio, están dispuestos a una mayor apertura en la toma de decisiones, pero también dicen que “es Vidal quién tiene los votos”. Sobre ese discurso, el vidalismo apuesta a posicionar a la gobernadora saliente como la que lidere a la oposición y sea ella la voz a la hora de negociar con Kicillof y el peronismo.
Sobre ese escenario, Vidal y Juntos por el Cambio van por los lugares de poder que “tradicionalmente le corresponden a la oposición”. En primer lugar aparece la Vicepresidencia de la Cámara de Diputados, un lugar clave de poder en la Legislatura y además con el agregado de tener la “doble firma” (cualquier expediente que salga tiene que tener la firma del presidente y el vicepresidente). La actual mandataria -si es que logra encolumnar a Cambiemos en unidad- tendrá un bloque de 43 diputados para negociar esa silla, a un solo escaño de los 44 que tendrá el Frente de Todos. No se descartan algunas fugas, pero aun así puede ser una segunda minoría fuerte.
En el Senado, por ahora, Vidal podría comandar desde el 10 de diciembre una banca de 26 legisladores, sobre 20 que va a tener el Frente de Todos. Siendo la primera minoría en la Cámara Alta, Verónica Magario tendrá que sentarse a negociar con “Mariú” para cualquier tipo de movimiento legislativo.
Pero no solo es la cuestión legislativa la que apunta Vidal y su tropa. En el rol de oposición que les va a tocar, van a reclamar sillas estratégicas en el Consejo de la Magistratura, la Defensoría del Pueblo, el directorio del Banco Provincia, el Grupo Bapro, el Instituto de Previsión Social, como varios organismos de control tienen asientos que corresponden a la oposición.
Si bien en las oficinas del Museo Nacional Ferroviario del barrio porteño de Retiro, desde las altas esferas del vidalismo reconocen que “aún no tienen un plan” para gestar la búsqueda de estos lugares, aseguran que es “lógico” que los vayan a pedir y que el venidero gobierno se las otorgue.
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