Las empresas siderúrgicas están descargando la feroz crisis industrial que las afecta sobre las espaldas de sus trabajadores. Así, desde 2024 mantienen incrementos salariales por debajo de la inflación -o no los otorgan- y relajan las condiciones de seguridad e higiene, esenciales para tareas de riesgo como son las que se ejecutan en los altos hornos.
La respuesta obrera ha sido constante. El último episodio de esta lucha se vive en la planta de Ternium, del Grupo Techint, en San Nicolás. Allí, en la enorme acería que supo ser estatal hasta su privatización en los años ’90, 7000 asalariados tercerizados, que representan el 40% del total de empleados de la planta, llevan adelante un paro por tiempo indeterminado que hoy ingresó a su décimosegundo día. En el medio, la Secretaría de Trabajo de la Nación dictó una conciliación obligatoria considerada ilegal por la Unión Obrera Metalúrgica porque se superpone con otra impuesta antes por el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires.
Ternium amenazó con apagar la acería por tiempo indeterminado. Y escaló el conflicto el viernes cuando la empresa bloqueó el ingreso de unos 1200 trabajadores del turno mañana. La excusa fue la violación de la conciliación.
Las protestas en respuesta se sucedieron desde el viernes y seguirán hasta que Ternium permita el ingreso (el paro se realiza con presencia en el lugar de trabajo).
Así las cosas, las posiciones parecen irreconciliables. Cabe recordar que la paritaria de esta rama está muy discutida y en agosto venció el último acuerdo parcial.
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