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Gustavo “Tata” Benítez, el pergaminense que hizo historia con Riestra en el Monumental

Con apenas nueve meses de carrera como entrenador, el exjugador de Douglas Haig vive su propio sueño y celebra un triunfo que lo consagra en el fútbol grande, sin olvidar sus raíces, su familia y los valores que lo formaron en la ciudad

Hay victorias que marcan un antes y un después, no solo en la vida de un club, sino también en la carrera de un entrenador. Lo sabe bien Gustavo “Tata” Benítez, el pergaminense que días pasados condujo a Deportivo Riestra a una de las gestas más resonantes de los últimos tiempos: derrotar a River Plate en el estadio Monumental.
“Si uno hace el curso de técnico y tiene que presentar una tesis, ganar en esa cancha con Riestra sería el título de la carrera”, resume junto a EL TIEMPO, el propio Benítez, todavía con la emoción fresca de un logro que trascendió al fútbol argentino.
La victoria, más allá de los tres puntos que mantienen al equipo en los puestos de vanguardia, tuvo un valor simbólico enorme. “La verdad es que estaba esperando un resultado así. No sé si de tanta magnitud, pero es algo único para mí. Me sirve mucho en este inicio de carrera, llevo apenas nueve meses como entrenador, y es una manera de reafirmar el camino”, sostiene.
Los orígenes y recuerdos
Para los que conocen a Benítez desde chico, la emoción tiene raíces más profundas. El “Tata” recuerda con nitidez su paso por Douglas Haig, los primeros viajes, los esfuerzos de la familia y, en especial, la figura de sus padres. “Cuando iba a entrenar a Rosario, mis viejos se gastaban lo que había para que yo pudiera viajar o comprarme unos botines. En la previa al partido con River se me pasó todo eso por la cabeza: Pergamino, mis inicios, mi familia (su padre un fanático del fútbol, su madre que lo guía desde el cielo, sus hermanos, mujer y sus hijas). Me quebré unos segundos, pero después me levanté rápido porque no quería que los jugadores me vieran así”, confiesa.
Ese costado humano también es parte del mensaje que intenta transmitirle a su plantel. “Acá no hay egos, somos todos iguales. En Riestra se trabaja como hormigas. Los chicos llegan a las siete de la mañana y se van a las dos o tres de la tarde, porque no son millonarios, porque sueñan día a día. Eso nos hace distintos y nos obliga a mantener los pies en la tierra”.
Golpe en el Monumental
El partido frente al conjunto de Nuñez se vivió con la tensión lógica de enfrentar a un gigante. “Sabíamos que iba a ser complicado, que teníamos que estar en nuestro mejor día y no cometer errores. Pero veía a los jugadores muy motivados. Desde adentro sentí que la energía era buena: ganábamos muchas pelotas divididas, competíamos en cada sector de la cancha. Obviamente, River te puede hacer un gol en cualquier momento, pero lo terminamos controlando bien”, analiza.
El Tata reconoce que el triunfo no solo puso a Riestra en boca de todos, sino que también le dio una visibilidad inesperada a su propio trabajo. “Sí, el resultado ayuda un montón y acercó a mucha gente al día a día de Riestra. Para mí, que estuve nueve años en el club como jugador y ahora soy técnico, es un orgullo enorme ver cómo ha crecido. Esta victoria hace que se hable de nosotros de otra manera”, destaca.
Objetivos y futuro
Más allá del golpe histórico, Benítez mantiene la mirada en los objetivos trazados. “Al inicio del año nos propusimos salvar el descenso y lo logramos antes de enfrentar a River. Después quisimos meternos entre los diez primeros de los promedios y lo estamos cumpliendo. Ahora quedan algunos partidos y tenemos que seguir a ese nivel. Todo lo que venga de acá en adelante será ganancia”, asegura.
Nuevas puertas
Consultado sobre si esta victoria puede abrirle nuevas puertas en su carrera, el “Tata” es cauto. “No me lo puse a pensar. Estoy cómodo acá, quiero enfocarme en los objetivos que tenemos con Riestra. Obviamente, uno se prepara para crecer, para mejorar, pero mi presente es este y lo disfruto mucho”.
El orgullo de Pergamino
Desde su ciudad natal, Pergamino, las muestras de cariño no tardaron en llegar. “He recibido un montón de mensajes, incluso de hinchas de River que me felicitaron. Eso me llena de orgullo. Siento que este logro también es un poco de ellos, de mi familia y de todos los que me acompañaron en el camino”, dice, con emoción.
Para Gustavo Benítez, aquel pibe que empezó pateando en Argentino y luego pasó a Douglas, soñaba con jugar en las grandes canchas, lo vivido en el Monumental quedará grabado para siempre. Y, seguramente, será apenas el comienzo de una historia mucho más grande.

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