Si bien no hay una confirmación fehaciente ni menos un anuncio oficial, la versión no escapa a las probabilidades de un tejido de alianzas de esa naturaleza, dada las circunstancias actuales que configuraron otro mapa político a partir de la presidencia del libertario y anarcocapitalista Javier Milei. La versión es muy creíble tomando a ambos referentes radicales y sus orígenes políticos, sobre los cuales vale la pena hacer una síntesis.
En el caso de Martín Lousteau, éste viene de transitar por otros lares, si bien progresistas, no tenían la identidad radical de paladar negro, dado que ni siquiera estaba afiliado hace unos años. Cabe recordar sus simpatías con Elisa Carrió, con Margarita Stolbizer y hasta la creación de un partido propio tras su frustrado paso por el ministerio de Economía en épocas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. O su armado con el frente ECO, para disputar la jefatura de Gobierno porteño en 2015, que perdió por muy poca diferencia.
En el caso de Facundo Manes, si bien éste tuvo un origen “sentimental” radical, no profundizó en la militancia dada su trayectoria académica y científica y sólo en el contexto de la crisis que dejó el 2001 había avanzado en algún armado que ya anticipaba alguna crítica a la clase dirigente política, aunque no con la estridencia manifestada por los anarcocapitalistas y libertarios.
El neurocientífico agigantó entonces su configuración de “self made man” del ámbito científico, con origen en la tradicional y aguerrida clase media que gana peldaños superiores de su carrera con notable esfuerzo.
EXPERIENCIAS SIMILARES
Ambos, tanto Lousteau como Manes, desarrollaron experiencias frentistas incluyendo en algunas etapas, en mayor o en menor medida, a sectores peronistas aunque no muy consustanciados con el kirchnerismo.
Esto es válido para señalar que no es difícil de creer que la siguiente etapa de ambos dirigentes -con quienes los apoyen- sea de un armado o lista amplia y frentista, en la cual se puedan advertir a sectores peronistas -del rótulo de “perdonables”, como los llama el periodista Jorge Asís- como para fortalecer la aventura de enfrentar con éxito al oficialismo.
Lousteau lo ha demostrado en los recientes años y sus diálogos con el peronismo republicano de Miguel Pichetto o, en la entonces alianza efervescente como Cambiemos, con sectores que respondían al hombre fuerte de la UATRE, Gerónimo Venegas.
Esos mismos contactos los tuvo con mayor o menor entusiasmo el diputado Manes, aunque éste fue uno de los artífices del frente del 2021 que volvió a incluir muy cerca suyo a figuras como Emilio Monzó, quien, pese a pasar por el Pro, nunca abandonó su identidad peronista histórica.
Todos estos antecedentes indican que desde lo que muestra la historia reciente, tanto Lousteau como Manes no escaparían a la posibilidad de un armado con sectores peronistas, pero la duda es si habrá contactos masivos hacia determinados sectores o se elegirían ciertas figuras determinadas.
El otro interrogante importante trata sobre si ambos podrían coincidir en una estrategia conjunta teniendo en cuenta que ambos no suelen tener el mismo discurso. Si bien Lousteau ha derrochado cierto pragmatismo en sus definiciones, no escapó de los márgenes de los que él considera como una “socialdemocracia moderna” . En tanto, Manes, que se define como un progresista, no adscribe en forma tan coincidente a un mensaje socialdemócrata explícito y prefiere mantenerse en los moldes del “centro popular”, definición que atribuye como más potable para el universo radical. Es decir un mensaje “a favor de todos y en contra de nadie”.
Es difícil también señalar quién dispone de mayor ventaja comparativa para convocar a una aventura frentista con sectores del peronismo. Si bien Lousteau maneja las llaves del comité nacional, no cuenta con un seguimiento incondicional de todas las corrientes partidarias. Manes también está debilitado tras el retaceo del apoyo que le hizo el presidente del comité provincia, Maximiliano Abad. Sin embargo, su alto prestigio académico y científico le permite sondear horizontes que no puede hacer el senador porteño.
La realización de contactos y armados de frentes no obedecen sólo a un debate político, sino a sendas motivaciones personales. Ambos tienen en el 2025 un año clave porque deben pelear por sus reelecciones o sus postulaciones para otros cargos legislativos.
En definitiva, el desafío quedó planteado y las próximas semanas indicarán si los acercamientos hacia sectores peronistas puede ser algo más que una versión y se pueden cristalizar en futuros armados políticos para dar batalla electoral el año que viene.
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