Elizabeth Ann Walsh, consejera de comportamiento de animales de Animal Behaviour Clinic en Cork, una ciudad en Irlanda publicó un estudio en el que sugiere que lo que todas las personas hacemos, como abrazar a nuestros perros, podría ser perjudicial y nocivo para nuestros perros.
Según la ciencia veterinaria, los perros pueden exhibir signos de estrés, ansiedad y confusión. La comunicación canina involucra el uso de diversas partes del cuerpo y sentidos, como las orejas, la cara, el hocico, los dientes, el cuerpo, el pelaje, las patas, la cola y los olores.
Las señales reconocidas como indicadores de estrés en los perros incluyen apartar la cabeza, parpadear, lamerse la nariz, bostezar, lamer a su dueño, poner las orejas hacia atrás, jadear, morder, mirar fijamente, acostarse, gruñir y ladrar.
Las personas se expresan comúnmente hacia sus perros mediante abrazos, caricias y besos. No obstante, estas demostraciones de afecto pueden tener un efecto negativo en los animales.
El estudio de Walsh en sus conclusiones indicó que los humanos a veces, no comprenden adecuadamente el lenguaje corporal de los perros en estos tipos de contacto. Entre los comportamientos observados en los animales, se identificaron señales de estrés, ansiedad, miedo, angustia y confusión.
Estas demostraciones de afecto pueden llevar a una relación deteriorada entre el humano y la mascota, problemas de bienestar para el perro y la posibilidad de que el animal manifieste un comportamiento defensivo si hay malentendidos en la comunicación.
Quienes estén al cuidado de los perros deben aprender y reconocer la comunicación exhibida por sus caninos. Los expertos en comportamiento animal aconsejan buscar otras formas de mostrar su afecto sin que este implique la restricción de movimientos de la mascota.
Una recomendación que hacen es acariciar suavemente al perro hasta ganar confianza como también realizar juegos interactivos y recompensas con golosinas para ellos para lograr un fortalecimiento del vínculo entre la persona y el animal.
Los investigadores también descubrieron que dar caricias a un perro en la pata, la espalda, cubrir su hocico con la mano y sostenerlo en el suelo o por el collar puede poner en riesgo el vínculo.
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