La música es el arte de combinar los sonidos y está presente en varios momentos de la vida, ya que puede acompañarnos mientras trabajamos, estudiamos o disfrutamos de nuestras relaciones sociales. Además, nos puede ayudar a expresar sentimientos y pensamientos.
Sin embargo, hay personas que no pueden percibir ni disfrutar de la música: en estos casos, se considera que sufren de amusia. El término amusia se compone del prefijo “a” que indica privación o carencia y “musia” que hace referencia a la música, según explicó María Paula Rojas, neuropsicóloga española especializada en estimulación cognitiva.
“Podemos definirlo como un déficit específico en el que se encuentran afectados algunos componentes básicos de la percepción musical. También se lo llama agnosia musical y es importante aclarar que puede aparecer con o sin dificultades en la compresión, escucha o producción del lenguaje”, dijo la especialista. A la vez que señaló que, entre los aspectos que pueden estar afectados, se encuentran el tono, el ritmo, la melodía, la escritura y la lectura de música, la conexión emocional y la capacidad de tocar un instrumento.
Debido a sus características, muchas de las personas que sufren de este déficit pueden no notarlo, pero quienes se dedican a la música pueden identificar más fácilmente la presencia del déficit, indicó Rojas, que comentó que uno de los personajes famosos que presentó amusia fue Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, que consideraba que para él, la música era inentendible.
Para ellos, todas las melodías parecen conocidas y les cuesta encontrarle un sentido a la música. Así, los espectáculos musicales, en lugar de ser algo motivante, se convierten en shows donde hay ruido, llegando a ser incómodos para ellos.
La especialista dijo que es importante aclarar que los correlatos neurológicos para percibir la música se encuentran en los dos hemisferios y, aún así, toma protagonismo especialmente el hemisferio derecho. “Hay dos partes específicas, la corteza auditiva derecha primaria y la secundaria, encargadas de la percepción musical. Un daño en alguna de estas áreas genera una importante alteración musical”, indicó.
De igual manera, investigaciones realizadas con ayuda de neuroimagen encontraron que las personas con amusia, especialmente congénita, tienen una reducción de la sustancia blanca en la corteza frontal. Esto afecta a las vías de conexión, en particular con el lóbulo temporal, donde se ubican las cortezas auditivas.
La amusia puede constatarse con la prueba del oído, pero requiere múltiples instrumentos de investigación, descriptos en el Protocolo de Montreal para la identificación de la amusia (MBEA - Montreal Battery of Evaluation of Amusia). El protocolo prevé una serie de pruebas para valorar seis componentes de elaboración musical: tipos de escala, contorno melódico, intervalo, ritmo, métrica y memoria musical.
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