Algunas personas tienen la costumbre de comer muy rápido, pero esto no está bueno. Algunos lo padecen después con dolores de panza o pueden traer otros problemas como señales de saciedad retardadas, digestión más rápida o la ingesta excesiva de calorías, ya que al comer rápidamente, es más probable que consumamos una gran cantidad de calorías antes de que el cuerpo tenga la oportunidad de registrar la sensación de saciedad.
Para poder hacerlo, se puede aplicar la técnica de tomarse el tiempo. Se puede observar cada alimento, estar atento a los colores, las texturas, formas y la disposición del plato. Se pueden hacer pausas para oler los alimentos, saborearlos, detectar los ingredientes. Si se observa que se está comiendo sin saborear, es importante detenerse para enfocarse en la comida.
Se puede prestar atención al alimento que se tiene en la boca, masticando bien antes de tragar y observando cómo cambia la textura a medida que se mastica.
Los líquidos juegan un papel importante en la digestión y saciedad. Para beber más despacio se puede intentar mantener el líquido en la boca durante unos segundos antes de ingerirlo, dándoles unas cuantas vueltas por la boca y disfrutando de su sabor.
Otra técnica efectiva para comer más lento es dejar el tenedor o la cuchara sobre el plato cada vez que se da un bocado, y no volver a agarrarlo hasta que se haya masticado por completo.
Esto puede ayudar ya que uno tarda más con su mano no hábil
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