Daniel Perrotta es un vecino que desde muy pequeño se dedicó a trabajar hasta que un día, una persona, le dio una oportunidad única con una nueva tarea, la misma que actualmente sigue siendo la que tanta pasión le dedica.
Padre de 3 hijos y abuelo de 5 nietos, quiénes son su gran orgullo, en 1978, fundó una empresa familiar al servicio de la industria de la confección, en la que fabrican e importan todo tipos de máquinas textiles automáticas e industriales, la que cuenta con tecnología de última generación para la producción de equipos con los más altos estándares de calidad.
-¿Qué destaca de su infancia y/o adolescencia en Pergamino?
-Siempre tuve una infancia muy humilde, pero con buenos recuerdos, dónde todo fue difícil para mis padres, mi papá era carpintero y ama de casa era el oficio de mi mamá. Aun así, en esa época, era igual para la mayoría de las familias.
-¿Cómo es su presente y qué destaca de él?
- Mi presente es muy bueno. Tengo la compañía de mi esposa que la conocí en el taller de Muises, en Manuel Ocampo, con quién tuve 3 hijos, de los cuáles tengo mucho orgullo: Laura, que es la mayor, Leonardo y Gabriela.
Además, ellos nos hicieron abuelos de cinco hermosos nietos: Delfina, Franco, Dante, Sofía y Rufina.
- ¿Qué lo motivó a introducirse en el mundo del servicio en la industria de la confección?
- Siempre me gustaron los fierros y, al empezar a trabajar con las máquinas de coser, encontré mi pasión. Luego de haber trabajado en distintos rubros desde los 14 años, el mismo día de mi cumpleaños número 18, Ricardo Muises, un tallerista muy conocido en el rubro de la confección, puso un taller muy chiquito en Manuel Ocampo, donde trabajábamos seis personas aproximadamente, me propuso trabajar con él y, de a poco, ir enseñándome el oficio de mecánico de máquinas de coser.
El 16 de enero de 1978, el mismo día que nació mi hija Laura, empecé a trabajar por mi cuenta, una decisión que me llevó a viajar y a poner más horas de mi tiempo en el trabajo. Fueron tiempos muy duros y de muchos sacrificios en el medio para poder lograr un bienestar para toda mi familia.
Tuve que elegir y resignar muchas cosas como padre y, la más difícil de todas, fue no poder acompañar a mi esposa en el crecimiento de mis hijos, con lo cual tuvo que hacerse cargo de todo ella, ya que mi trabajo no me lo permitía.
-¿Cómo fue su evolución profesional en la ciudad?
- Mi evolución en la ciudad fue muy buena; en esos años la confección era una locura, debido a que, en esa época, estaban los mejores talleres: Adba, Deglegüe, Annan de Pergamino, El Hornero de Mecha Rajal y el Dr. Melguín, entre otros tantos. En aquel entonces, empecé a trabajar en máquinas automáticas, que para la época había pocas, y comencé a comprar máquinas y herramientas modernas para mejorar mi calidad de fabricación.
- ¿Cómo ve usted el avance de la tecnología en cuanto a su labor?
- Es tremendo todo lo que ha avanzado la tecnología en cuanto a la confección. Hoy en día es imprescindible tener máquinas autómatas en los talleres, ya que es imposible tener buena calidad sin este tipo de maquinarias. Con ellas aumentan los costos de calidad y mejoran los precios.
- ¿Considera que cumplió todas su metas o le quedan cosas por cumplir?
- Siempre digo que todo lo que me propuse lo pude cumplir; por supuesto que para lograrlo tuve que poner mucho sacrificio. Aun así, muchas de esas metas, pude cumplirlas por la ayuda de mi esposa, que se bancó mucho tiempo sola la crianza de mis hijos. Siempre voy a estar totalmente agradecido.
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