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Del fundamentalismo, la “judeofobia” y mi breve, pero riesgoso paso a la clandestinidad

Jorge Sharry Por Jorge Sharry | 20 de Diciembre de 2024

A raíz de la polémica suscitada por el sketch que protagonizo el hijo de Araceli González y Adrián Suar en el streaming de “Olga”, representando un pesebre muy especial en el que el mencionado Toto Kirzner hace un “niño jesús” que aparece desde bajo las piernas de una supuesta “maría”, aunque esos nombres no se utilizaron

Quiero decir en primer lugar que el sketch en cuestión es pésimo en calidad, ni siquiera habiendo conseguido lo bizarro que ellos quieren lograr. En fin, que debería pasar sin pena ni gloria, pero la presencia de Toto hizo que todos los medios confluyeran sobre el y aparecieran los “moralistas” de siempre, agregando voces que uno supone algo más intelectuales, con esa esencia de “inquisidores” que tienen la mayoría de los católicos fervientes, no solo los fundamentalistas. Criterio “inquisidor” que ha llevado en la historia de la Iglesia Católica universal a los peores genocidios y masacres, incluyendo la Segunda Guerra Mundial y el “extermino” judío, por lo que se ha pedido perdón desde las altas esferas del Vaticano como si eso solucionara la muerte

Jamás los católicos profesantes tuvieron humor.

La pasé muy mal allá por abril de 1976, a poquitos días del golpe de Estado en que la dictadura cívico militar y eclesiástica tomara el poder. Las razones fueron, a mi entender, estúpidas y propio de mentes perversas y criminales, cómplices de ese golpe de Estado, que andaban por aquí, por esta ciudad

Por ese entonces trabajaba para la revista Show, excelente órgano periodístico de la Editorial 15 Días de esta ciudad. Un día a su casual director se le ocurrió hacer una especie de suplemento de humor (como se estilaba en la época de Humor o Chaupinela) y me convocaron para hacer una columna. Nunca había escrito un artículo humorístico, pero me atrajo la idea.

Se me ocurrió suponer el desastre que haría un borracho que se confundía y entraba a una Iglesia en plena misa, teniendo una serie de contrariedades al más puro estilo Peter Sellers de la época. Todo derivó en una denuncia de los “adoradores” de la fe católica y el ejército viniendo a buscar al director de la revista y su editor, haciendo un gran circo del allanamiento

Llegando a mi casa veo sospechosamente que, frente a ella, hay un vehículo oficial (todos saben lo que significaba en esa época ser vigilado) y vuelvo sobre mis pasos quedándome en el departamento de una amiga, hasta poder hablar con el doctor Guillermo Ball Lima, abogado de Derechos Humanos que habría que reivindicar más seguido. Ahí me entero que todo el “circo” mencionado tenía que ver con la denuncia de un sacerdote local, por la nota que yo había escrito, de un humor casi inocente e ingenuo. Listo, no me extiendo mucho, es solo para ejemplificar la falta de humor de la colectividad católica apostólica romana (los más “fervientes” o “febriles”) y el momento en que me tocó vivir el hecho que, si no me hubiera dado cuenta a tiempo que me esperaban…, hoy no estaría escribiendo esto. En esa época te “chupaban” y chau

Tengo el expediente de la DIPPBA que cuenta los hechos y habla de la “denuncia de sacerdotes” pergaminenses (lamentablemente en ese expediente me tratan de marxista a mí y a toda la editorial; eso fue una “ofensa”, ya que soy peronista desde los 16 años y me remontan a los principios de la Editorial cuando yo todavía estaba jugando a los autitos). No fue en plural (lo de “sacerdotes” digo) y el nombre de quien iba todas las madrugadas a pedir al sumariante oficial que me siguieran buscando y me apresaran clandestinamente no lo voy a decir acá, porque ya lo he hecho una pila de veces y nadie ha reaccionado con criterio; un vulgar y repugnante cómplice de la dictadura con sotana. Al que le guste bien y al que no, mala suerte. A mi no me gustó cuando fuimos a hablar con él, junto a mi papá (que, por su militancia radical, estaba muy enojado) para que retire la denuncia y nos respondió totalmente relajado y seguro de estar cubierto por las huestes dictatoriales: “Pues yo no he hecho nada, solo le he denunciado al Vaticano y las Fuerzas Armadas”. Nunca vi tan mal a mi papa que tenia mucha fuerza y a lo “Stallone” lo tomó del cuello de la camisa y el cura quedo sobre el escritorio con las patitas en el aire, hasta que logre separar a mi viejo e irnos. No habíamos ido a pegarle, solo a pedir explicaciones, pro la respuesta fue una provocación que mi viejo entendió.

Y ahora veo esto, contra gente joven que hace streaming, de algo que me parece burdo y sin talento, pero que tiene que ver con la libertad de expresión, desatando una “judeofobia” en los medios que repugna y todo porque Toto usa su apellido de nacimiento: Kirzner

No recuerdo una reacción similar, cuando los mismos cultores de la fe católica se enteraron de la cantidad de sacerdotes que confesaban en las torturas y bendecían la desaparición de militantes populares y al enterarnos cuanto tuvo que ver la Iglesia Católica en la instalación del régimen genocida de 1976. Pero parece que eso está permitido

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