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Dormir mal puede ser peligroso: los riesgos de la falta de sueño

Estudios revelan que, en promedio, se duerme una hora y media menos que hace un siglo. Esta "deuda de sueño" crónica está afectando la capacidad cognitiva, la salud física y mental y la calidad de vida en general.

En una sociedad acelerada, en donde el trabajo, las obligaciones sociales y el entretenimiento compiten por la atención, el sueño a menudo se convierte en la víctima silenciosa. Se sacrifican horas de descanso en aras de la productividad o el placer, ignorando las graves consecuencias que la falta o privación de sueño puede tener en la salud y bienestar.

Estudios revelan que, en promedio, se duerme una hora y media menos que hace un siglo. Esta "deuda de sueño" crónica está afectando la capacidad cognitiva, la salud física y mental y la calidad de vida en general.

¿Qué sucede cuando no se duerme lo suficiente?

  • Deterioro cognitivo: la falta de sueño afecta la capacidad de concentración, atención, memoria y toma de decisiones. Esto puede traducirse en dificultades en el trabajo o los estudios, e, incluso, aumentar el riesgo de accidentes de tránsito. Investigaciones han demostrado que la privación de sueño puede reducir la alerta diurna hasta en 32%, afectar la capacidad de respuesta y aumentar el riesgo de lesiones.
  • Problemas de salud: la privación crónica de sueño se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y un sistema inmunológico debilitado. También puede aumentar el riesgo de accidentes cerebrovasculares y problemas psiquiátricos como la depresión y otros trastornos del humor.
  • Desequilibrio emocional: el sueño insuficiente puede afectar el estado de ánimo, promover la irritabilidad, ansiedad e, incluso, la depresión. También puede interferir con las relaciones interpersonales, afectar la capacidad de comunicación y empatía.
  • Envejecimiento prematuro: la falta de sueño interfiere con la producción de hormonas importantes para la reparación celular y el crecimiento, y acelera el proceso de envejecimiento. Además, puede alterar la producción de colágeno, una proteína esencial para la elasticidad de la piel, contribuyendo con la aparición de arrugas y líneas de expresión.
  • Bajo rendimiento: dormir bien es esencial para la recuperación física y mental. La falta de sueño puede afectar el rendimiento deportivo, laboral y social. Los atletas que no duermen lo suficiente pueden experimentar una disminución en su fuerza, resistencia y tiempo de reacción.
  • Impacto en la seguridad: la somnolencia al volante es una causa importante de accidentes de tránsito, con consecuencias potencialmente devastadoras. La falta de sueño también puede aumentar el riesgo de accidentes laborales, especialmente, en trabajos que requieren atención y concentración constantes.

La mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 8 horas de sueño de calidad por noche. Sin embargo, las necesidades individuales pueden variar. Es importante escuchar al cuerpo y asegurarse de dormir lo suficiente para sentirse descansado y alerta durante el día.

¿Cómo mejorar la calidad del sueño?

  • Establecer una rutina: acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso, los fines de semana. Esto ayuda a regular el reloj biológico y a mejorar la calidad del sueño.
  • Crear un ambiente propicio: asegurarse de que el dormitorio esté oscuro, tranquilo y a una temperatura agradable. Evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse, ya que la luz azul que emiten puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño.
  • Evitar estimulantes: limitar el consumo de cafeína y alcohol antes de acostarte. La cafeína puede permanecer en el sistema durante varias horas, dificultando conciliar el sueño, mientras que el alcohol puede interrumpir el sueño profundo y reparador.
  • Relajarse antes de dormir: dedicar tiempo a actividades relajantes como leer, escuchar música suave o tomar un baño caliente. Evitar actividades estimulantes o estresantes antes de acostarse.
  • Hacer ejercicio regularmente: la actividad física regular puede mejorar la calidad del sueño, pero evitarla cerca de la hora de acostarse.
  • Cenar ligero y temprano: evitar las comidas pesadas o copiosas ya que pueden dificultar la digestión y afectar el sueño.

Médico neurólogo

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