El Bar Querede luce desde hace algunos días un cuadro que guarda más que una imagen: guarda memoria, afecto y gratitud. Allí, entre las paredes que tantas veces lo vieron sonreír, fue colocado el retrato de Eduardo “Víbora” Boncompain, el querido mozo que durante años sirvió café, anécdotas y buena energía a cada cliente que cruzaba la puerta.
Su vida se apagó trágicamente en marzo de 2024, en un intento de robo cuando llegaba a su casa de avenida Colón. Una noticia que golpeó a toda la comunidad, dejando un vacío imposible de llenar.
Hoy, ese cuadro es mucho más que un recuerdo: es una presencia. Está ahí para que los amigos, compañeros y clientes que lo quisieron puedan sentir que, de algún modo, sigue entre ellos. Que su paso por el Querede fue mucho más que un trabajo: fue un pedazo de vida compartida.
Cada mirada que se detenga en su imagen será también un pequeño brindis por su memoria, un gesto para que la sonrisa de “Víbora” siga acompañando a todos los que lo conocieron y lo llevarán siempre en el corazón.
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