El mercado laboral sigue mostrando un escenario complejo: mientras el empleo registrado retrocede, el trabajo independiente crece, pero de la mano de una modalidad que refleja más precarización que estabilidad. Según datos de la Secretaría de Trabajo, en el último año el número de asalariados en blanco cayó un 1,8 %, con una pérdida de 186.500 empleos. La mayor parte del golpe lo recibió el sector privado, con un retroceso del 1,9 %, seguido por el empleo público, que bajó 1,5 %, y el trabajo en casas particulares, con una caída más pronunciada del 3,3 %.
En contraste, el empleo independiente creció 2,4 %, pero no por un auge del cuentapropismo consolidado, sino por un fuerte incremento en el Monotributo Social, que subió un 5,9 % en el mismo período. Esta categoría, que permite a trabajadores en situación de vulnerabilidad acceder a derechos previsionales y de salud con un pago reducido, sumó 37.386 inscriptos en un año, pasando de 634.720 en noviembre de 2023 a 672.106 en noviembre de 2024.
El Monotributo Social está pensado para quienes tienen ingresos bajos y actividad económica inestable. A diferencia del monotributo tradicional, en esta modalidad el Estado cubre el 100 % del componente impositivo y jubilatorio, mientras que el trabajador solo debe pagar el 50 % de la obra social. En agosto de 2024, ese monto era de $6.900, pero en febrero de este año subió a $8.358 por persona. Si el trabajador quisiera acceder a la categoría más baja del monotributo común, debería pagar $32.221,31 mensuales.
Desde su asunción, Javier Milei intentó eliminar esta modalidad dentro de la reforma fiscal incluida en la Ley Bases, argumentando que tenía un alto costo fiscal. Sin embargo, el Senado rechazó su eliminación, lo que obligó al oficialismo a dar marcha atrás con la medida. En paralelo, el Ministerio de Capital Humano llevó adelante un reempadronamiento de beneficiarios, que alcanzó a más de 1,2 millones de personas.
El Monotributo Social es compatible con la AUH, la Asignación por Embarazo, jubilaciones y pensiones mínimas, y algunos programas sociales. En este contexto, su crecimiento es un indicador de la dificultad para acceder a empleo formal en el país, más que una mejora en la calidad del trabajo. La tendencia indica que, lejos de consolidarse un mercado laboral estable, lo que se expande es el trabajo precario.
Según los últimos datos oficiales, 622.477 personas son titulares del Monotributo Social y otras 593.883 están adheridas como beneficiarios indirectos. La cifra de noviembre sugiere que la mayoría cumplió con el trámite de reempadronamiento y que, a pesar del intento del Gobierno de reducir este esquema, la cantidad de inscriptos no solo se mantuvo, sino que creció.
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