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    25 de Junio de 2024
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El exDouglas Haig que hoy es el 'General' de Racing: por qué pensó en el retiro y cómo hizo para “resurgir” a los 32 años

Agustín García Basso llegó a la Academia a principios de año y se convirtió, en base de grandes actuaciones, en uno de los dueños de la defensa. Volvió a la élite nacional después de jugar un solo partido, en su debut como profesional, hace una década

Cuando fue notificado del interés del Racing de Gustavo Costas, un sinfín de sentimientos atravesaron su cuerpo hasta el momento en el que estampó la firma para dar el paso más importante de su carrera. Le resultó imposible no recordar aquellos años de plena incertidumbre, navegando por las aguas del Ascenso, sin disfrutar del fútbol y el deseo de no salir a la cancha cada fin de semana.

Agustín García Basso tampoco olvida que sus dos primeros entrenadores en Primera División fueron Carlos Bianchi en Boca y Reinaldo Mostaza Merlo en Douglas Haig, a los que califican como "dos señores del fútbol". Pero en su memoria, la primera plana está ocupada por los continuos traspiés que debía sortear, sin bajar los brazos y mantener vivo su sueño de ser jugador profesional. Altos y bajos constantes que hoy lo llevan a ser el dueño del fondo de Racing.

Impulsado por sus 180 centímetros de altura, "pocos" si se lo compara con colegas que ocupan su misma posición en la cancha, García Basso acostumbra a mantener un perfil bajo. De esa manera llegó a Avellaneda, pasando de incógnito entre una catarata de nombres nuevos que arribaron este verano a la Academia: fue el octavo refuerzo de 11 jugadores que se sumaron en el primer mercado de pases de Costas. Pero un partido le bastó para afianzarse y no salir nunca más del once titular.

Con 32 años, el oriundo de la ciudad bonaerense de Vedia transitaba el mejor momento de su carrera en Independiente del Valle de Ecuador, cuando sonó el teléfono desde Avellaneda. Fue lo que tanto esperaba para quitarse de encima la mochila en donde guardaba "un sabor amargo" desde los 21, cuando debutó como profesional en lo que fue su único partido en la Primera División de Argentina.

Desde aquella derrota por 3-0 contra San Lorenzo, vistiendo la camiseta de Boca, soñaba con una nueva oportunidad en la élite local, un anhelo que con el correr de los años creía que no saldría de la fantasía de su imaginación.

"Tardé 11 años en volver acá (Primera de Argentina), era un desafío que tuve siempre en mi mente y llegué a pensar que no se iba a dar nunca. Pero cuando se cumple, y más en una institución como Racing, quise llegar lo antes posible", expresa García Basso, sentado en una de las plateas del Cilindro mientras esboza sutilmente una sonrisa, digna de orgullo propio por lo conseguido.

El proceso que lo depositó en la Academia lejos estuvo de ser sencillo para el número '2': Douglas Haig, Sportivo Belgrano, Santamarina de Tandil, Agropecuario y Estudiantes de Caseros fue la travesía de clubes por los que pasó entre 2013 y 2021. total de ocho años y 147 partidos disputados en donde, a raíz de diferentes cuestiones deportivas y personales, le hicieron perder el gusto de tener una pelota bajo los pies.

"Era un conjunto de cosas: jugaba como lateral izquierdo y no me gustaba para nada, el contexto personal no me favorecía, no me sentía importante o pensaba que no ayudaba al equipo. Fueron años en los que tenía la sensación de entrar a la cancha casi por obligación. Era raro porque uno se supone que disfruta de jugar al fútbol", explaya Agustín sobre la etapa de su vida donde pensó en barajar y dar de nuevo, considerando que lo mejor podía ser un comienzo desde cero en el exterior.

Sin embargo, cuando el panorama no era el mejor, el llamado de Quilmes y Facundo Sava lo hizo "resurgir". Hace nada menos que tres años fue cuando García Basso dio el puntapié, con posteriores ciclos positivos por los ecuatorianos Deportivo Cuenca e Independiente del Valle, de una actualidad que lo llevó a ser bautizado en redes sociales por los hinchas de Racing como el "General". También como "Beckenbasso", sobrenombre que le asignó su propio compañero Agustín Almendra en recuerdo del estético alemán Franz Beckenbauer.

"Cuando empiezo a jugar en Quilmes como defensor central, con Facundo Sava, siempre digo que resurgí. Fue gracias a mi representante, que también es mi amigo, a quien le decía de irnos al exterior porque no quería jugar de lateral. Ahí fue cuando la gente de scouting de Quilmes me dio la oportunidad. En ese momento se produce un quiebre para mí, porque teniendo en cuenta la carrera que venía haciendo y ver dónde estoy ahora me sorprende, pero a la vez es fruto de todo el trabajo que hice, de todo lo que tuve que aguantar y superar", rememora el zaguero que hoy ya acumula 24 partidos con la camiseta de Racing, a quien cataloga "su lugar indicado en el mundo", mientras aprecia al Cilindro frente a sus ojos.

Ahora, todo lo que lo rodea es observado desde otro prisma. El propio futbolista lo reconoce: "Yo separo mi carrera en dos: desde que cambié de posición a defensor central, soy feliz. No importa a quién me toque marcar, contra quién juego... lo disfruto, siento que doy un plus siempre. Ahora me siento como una persona que estudia de lo que soñó toda su vida y se le termina dando trabajar de eso. Llegar a este punto fue un trabajo muy duro desde lo deportivo, como desde lo psicológico, que es fundamental porque el fútbol es contagio y un estado de ánimo, más allá de las cuestiones técnicas y tácticas".

-¿Llegar a Racing es una revancha personal con la Primera División?

-No me gusta hablar de revancha, me gusta hablar de nuevas oportunidades, porque todos los casos son diferentes. Si yo pierdo un partido, el siguiente partido contra ese mismo equipo es una nueva oportunidad de poder enfrentarlo. Lo mismo en una final: si la pierdo y después la gano, no fue una revancha, porque yo paso a tener una nueva copa en la vitrina. En este caso es una nueva oportunidad la que estoy viviendo, el desafío más grande de mi carrera, más aún en una trayectoria como la mía donde estuve mucho tiempo en el Ascenso o jugando en el exterior para tener oportunidades en una Primera División.

-¿No dudaste ni un segundo cuándo te enteraste del interés de Racing?

-Lo evalué como se hace con toda propuesta, pero sabiendo que se trata de Racing y un club grande, el Primer Grande como dije apenas llegué, a uno se le llenan los ojos de emoción e ilusión cuando se entera. Lo tomé con calma por si se caía el pase, pero yo al saber del interés llamé a Gonzalo (Costas, hijo y ayudante de Gustavo) diciendo que quería venir. Las expectativas eran muy altas y le pedí que aceleren realmente y por suerte se llegó a un acuerdo con Independiente del Valle. Estoy agradecido a esta oportunidad porque es la que me permitió resurgir de forma definitiva.

Con excepción de la primera fecha de la Copa de la Liga por problemas con el transfer, García Basso se puso la camiseta de Racing apenas aterrizó en Argentina. Y no falló. Costas lo consolidó en la segunda jornada contra Tigre (4-0) como stopper izquierdo, acompañado por Santiago Sosa y Marco Di Césare, para formar un tridente defensivo que se volvió prácticamente intocable durante el semestre.

Costas fue una pieza clave a la hora de convencer a más de un refuerzo con desembarcar en Racing. Varias de las nuevas caras del último mercado de pases tienen alguna anécdota o conexión de años atrás con el entrenador, como Maximiliano Salas en Palestino y Adrián Maravilla Martínez en Libertad de Paraguay.

Por más que ese no sea el caso de García Basso, el defensor quiso aprovechar su turno para hablar de la particularidad que le destaca a su DT. "No tengo un momento bisagra con Gustavo, pero valoro que es un racinguista por donde lo mires y a la vez es nuestro técnico. Es la primera vez que me pasa de tener un técnico-hincha. Te muestra todas las facetas sintiendo realmente lo que hace, ya se lo ve en la cancha cuando hace los gestos a la par nuestra de cabecear, pegarle al arco o ir a trabar", asegura el defensor.

El premio al esfuerzo de haber regresado a la élite del fútbol argentino luego de 11 años, entre el partido de su debut y su presentación con Racing frente a Tigre, no es motivo que relaje a García Basso. "Tengo que tomar este desafío con la profesionalidad que corresponde", sostiene. Por eso, ya tiene su próximo objetivo en la mira, mientras trata de ver con ojos positivos el parate de la Copa América. "Sin lugar a dudas que este tiempo me va a hacer bien para ponerme en la forma que deseo. Como debuté muy rápido, no pude centrarme tanto en entrenar lo físico. La vara está alta, muchos jugadores del equipo se destacaron y tenemos que aprovechar esta etapa para mantenernos en ese nivel", expresa.

Una racha de cinco victorias consecutivas (tres por torneo local y dos por Copa Sudamericana) le permiten a la Academia de Costas atravesar su mejor momento en el año. Justo cuando, luego del partido de este jueves desde las 21.15 contra Lanús, el fútbol pone pausa por un poco más de un mes.

Aunque García Basso piensa con convicción: "No le vamos a echar la culpa al parate que justo llega ahora. Uno nunca sabe cuánto duran las malas y buenas rachas, se termina evaluando todo con el diario del lunes. Le veo como positivo la chance de hacer una pretemporada con todo el equipo junto, algo que a principio de año no pudimos hacer y estoy seguro que nos va a unir mucho más".

Con la famosa etapa de adaptación como un proceso innecesario para García Basso, quien desde su llegada ya suma más de 2 mil minutos disputados y únicamente fue amonestado en cuatro oportuniades (recién a su séptimo partido vio la primera amarilla), solamente existe un factor al que aún no se acostumbró del mundo Racing: la exposición.

Sin tatuajes, piercings o un corte de pelo atípico, mantiene en todo sentido el perfil bajo que lo caracteriza. Pero su rendimiento dentro de la cancha le valió para comenzar a ser identificado cuando intenta pasar como incógnito por la calle. "No cambié mi forma de manejarme a pesar del paso importante que di. Entonces me va sorprendiendo cada vez más que la gente me reconoce, me pide un saludo o me agradece y da fuerzas para seguir creciendo con todo el equipo", comenta, hasta con cierta timidez.

Y compara: "Es algo lindo que no había sentido nunca, solamente un poco en mi etapa en Quilmes pero como no vivía tan cerca de la localidad, era menos la gente que cruzaba. Ahora se magnificó mucho más en Racing, pero yo soy el Agustín de siempre, agradecido y feliz que quiere crecer en todo ámbito de la vida".

Con la mirada clavada en el campo de juego del Cilindro, Agustín vuelve el tiempo atrás en su cabeza con cada frase que sale de su boca. Por momentos, pareciera desbordar de felicidad, demostrándolo al compartir la conclusión que le deja el momento que atraviesa: "Con esto aprendí que nunca hay que ponerse un techo, porque siempre pueden aparecer oportunidades que uno no se imagina. Yo pensaba que iba a estar mucho más tiempo en Independiente del Valle, que es una institución ejemplo, pero apareció Racing".

Solamente hay una pregunta a la que García Basso, a tono de broma, se muestra reacción.

-Con la felicidad plena que vives este momento, ¿Qué pasa si Costas te pone de lateral izquierdo?

-(Risas) A veces jodemos con esas cosas. Gustavo me ha preguntado y obviamente siempre digo que por el equipo, cualquier cosa. Hasta voy al arco si hace falta, siempre uno antepone al grupo sobre cualquier cosa. Todo lo que yo pasé, mis vivencias como lateral y todo lo que acumulé me ​​permite hoy en día ser un mejor central y vestir la camiseta de Racing. Pero si me ponen en mi posición ideal, rindo mejor, ja.

-El rechazo a la banda izquierda ya pasó...

-La vida es escalón tras escalón, soy fundamentalista que todo pasa por algo. Hoy me pasa este presente soñado y genial, pero mi vida se dio de esta manera porque seguramente tenía que realizar los pasos que hice, para adquirir conocimientos, enseñanzas y experiencia. Con todo eso de los últimos años, me permito estar aquí.

Los objetivos están claros en Racing. La promesa de Costas de levantar dos títulos en el año sigue inamovible, según cuenta el propio defensor. La eliminación de Copa Argentina y una trunca Copa de la Liga ya son etapas "con punto final puesto". "Entre todo el grupo recomendamos frenar lo malo para arrancar bien de nuevo, entendiendo la función de cada uno en el grupo", cuenta.

Y contento, afirma: "Estoy en el Primer Grande. Un club con mucha historia, quiero seguir superándome, en la cancha y fuera de ella. Acá estoy muy contento y quiero ganar cosas aportando mi granito de arena en el nivel más alto que se pueda".

García Basso articula cada palabra sin despegar la mirada del verde césped del Cilindro. Mientras, tacha imaginariamente los días para volver a ver repleto el lugar donde resurgió. Quiere seguir cumpliendo la meta que hasta sus 32 años tenía pendiente, cuando las estadísticas marcaban que solamente contaba con un partido en Primera División y su nombre no figuraba en el radar del fútbol argentino.

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