El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, encendió una señal de alerta sobre la crítica situación que atraviesa el sector fabril en el país. “Desde marzo estamos viendo una pérdida mensual promedio de entre 1.000 y 1.500 empleos en la industria. Desde abril los indicadores se mantienen estancados”, aseguró en declaraciones radiales.
Según detalló, hay rubros que vienen sintiendo el impacto con más fuerza. “La construcción, la industria del cuero y el calzado registraron caídas de entre el 15% y el 20%”, explicó. Sin embargo, también aclaró que no todo es retracción: “Los sectores de alimentos y farmacéutica muestran algunas señales de recuperación”.
Rappallini reconoció que la apertura de importaciones impulsada por el gobierno de Javier Milei genera preocupación en algunos actores del sector, pero consideró que ese no es el factor determinante de la crisis laboral. “La importación tiene un impacto, sí, pero la preocupación central es la caída de la actividad económica. Cuando la demanda se retrae, la industria sufre”, subrayó.
En ese sentido, indicó que los sectores de materiales de construcción, textil y calzado enfrentan contracciones aún más profundas, de hasta el 30%. Frente a este panorama, muchas empresas apelan a mecanismos defensivos para no cerrar. “En momentos donde la actividad no repunta y los costos se vuelven difíciles de afrontar, se suelen hacer acuerdos para pagar una parte del salario y postergar algunos aportes. Es algo habitual en contextos de crisis”, contó.
A pesar del escenario adverso, valoró la predisposición para buscar soluciones conjuntas: “Hay buena voluntad entre empresarios y trabajadores para adaptarse a la situación”. Pero insistió en que hace falta más que voluntad. “Hace años que venimos planteando la urgencia de una reforma impositiva. Si no corregimos las distorsiones acumuladas en las últimas dos décadas, va a ser muy difícil competir en igualdad de condiciones con el resto del mundo”, alertó.
Por último, advirtió sobre el peso que están teniendo las altas tasas de interés en el entramado productivo. “La morosidad y el rechazo de cheques aumentaron. Aún no se ve el impacto directo de las tasas, pero si no bajan pronto, va a complicar mucho más el panorama”, remató.
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