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Es mucho lo que está en juego

Raúl Borras Por Raúl Borras | 31 de Mayo de 2025

Hay muchas cosas de las que los argentinos nos sentimos orgullosos. De los guardapolvos blancos de nuestra escuela primaria, de los premios Nobel en ciencia que formaron nuestras universidades, de las campañas de vacunación que desde la época de Rosas protegieron de la enfermedad a distintas generaciones, de nuestra descarada y plebeya rebeldía frente a la prepotencia de la autoridad cuando no es legítima, de nuestra orgullosa tradición de respeto a la soberanía de los pueblos del mundo y la exigencia del mismo respeto por la nuestra, de nuestro sentido de la amistad, de la gauchada ofrecida generosamente hasta a un desconocido, del himno mas lindo, de la mejor hinchada, de la bandera mas hermosa. En definitiva, nos sentimos orgullosos de lo que somos, de nuestro país y de los símbolos que lo representan. De nuestra cultura.

El Hospital Nacional de Pediatría Juan P. Garrahan no es solo un excelente hospital, es también un símbolo de esa Argentina que supimos ser y no queremos abandonar. El conflicto del personal médico y sanitario del hospital no es solo un problema salarial. Si lo fuera, ya se habría resuelto porque como cualquiera que mire la ejecución presupuestaria sabe, los recursos están.

Para otra cosa, pero están. El refuerzo extraordinario de partidas destinadas a gastos reservados de inteligencia excede lo necesario para resolver el tema. Así que para el gobierno no es por la plata. Es por lo que el hospital representa. Representa un proyecto colectivo que fue proyectado, construido, inaugurado y sostenido por gobiernos de todo pelo y marca. Un lugar que le recuerda a cada familia que ingresa con un paciente, que la ciencia y la calidad humana de los argentinos, pueden transformar en esperanza la angustia y el miedo.

Y que ahí cuando los cálculos de costo/beneficio de la medicina privada limitan la atención, el estado estará presente. El gobierno ha planteado el conflicto político en términos de “batalla cultural” y las guerras no se inician para empatar. O se ganan o se pierden. El topo que viene a destruir el estado desde adentro, según sus propias palabras, lleva adelante esa guerra contra la Argentina solidaria, plural y tolerante, que se saluda y no se insulta, que tiende la mano y no la niega. El Garrahan es el símbolo que debe caer.

El sueldo de los médicos es la excusa y el medio. No van a poder resistir solos. Debe ser una causa de todos los argentinos de bien contra los miserables que pagan espías (o se la ponen en el bolsillo) y les niegan tratamiento a nuestros chicos. Es mucho lo que está en juego.

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