El hábito de jugar puede ser saludable, especialmente si se trata de tu juego favorito. Diversión, aprendizaje y relajación son algunos de los efectos positivos. Cuidar la mente jugando es una forma eficaz de combatir el estrés cotidiano.
Desde pequeños, los juegos nos han acompañado en momentos cruciales de nuestras vidas. En la adultez, esta actividad sigue siendo valiosa, ya que puede impactar positivamente en nuestra salud emocional. Jugar no es solo cuestión de ocio, sino también un medio para mejorar la creatividad y la resolución de problemas. Los expertos coinciden en que dedicar tiempo a este hábito refuerza capacidades cognitivas importantes, promoviendo bienestar mental. Así, se vuelve una actividad tan importante como el ejercicio físico o el descanso.
Un estudio publicado en Frontiers in Psychology demostró que jugar diariamente puede tener beneficios cognitivos y emocionales significativos. Los investigadores observaron que actividades recreativas como los videojuegos, juegos de mesa o deportes estratégicos fortalecen habilidades como la toma de decisiones, la memoria y la capacidad de trabajar bajo presión.
El cerebro, como un músculo, necesita ejercitarse. Cuando jugamos, activamos áreas responsables del aprendizaje, el pensamiento crítico y la creatividad. Además, según la Asociación Estadounidense de Psicología, los juegos pueden actuar como una forma de terapia para reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y combatir el aburrimiento.
Los beneficios emocionales no son menos importantes. Al enfrentarnos a desafíos en un entorno seguro, generamos confianza en nuestras capacidades y aprendemos a gestionar emociones como la frustración o la alegría. Esto tiene un impacto directo en nuestra calidad de vida, ya que nos prepara para enfrentar los desafíos reales con mayor resiliencia.
Diversos estudios han identificado que jugar regularmente contribuye al desarrollo de habilidades fundamentales:
Estos beneficios no solo son útiles en el contexto del juego, sino que se trasladan a situaciones laborales, sociales y educativas, haciendo que las personas sean más adaptables y efectivas en su entorno.
La relación entre el juego y la salud mental ha sido ampliamente estudiada. Según un informe de la Universidad de Oxford, jugar videojuegos durante una hora al día puede mejorar significativamente el bienestar emocional, siempre que se trate de un juego que el jugador disfrute. “El placer y la conexión social que generan los juegos son fundamentales para su impacto positivo”, explica Andrew Przybylski, autor del estudio.
Los juegos también actúan como una válvula de escape para el estrés. Al enfocarnos en un reto, liberamos dopamina, el neurotransmisor asociado al placer. Esto ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y promueve un estado de relajación. Además, en el caso de juegos sociales, la interacción con otras personas refuerza vínculos y disminuye la sensación de aislamiento.
Si todavía no recibís las noticias de PRIMERA PLANA en tu celular, hacé click en el siguiente enlace https://bit.ly/3ndYMzJ y pasarás a formar parte de nuestra base de datos para estar informado con todo lo que pasa en la ciudad y la región.