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La mayor tragedia aérea de argentinos que ocurrió hace 55 años tuvo como participe a un pergaminense: ¿Quién es?, ¿Qué paso?, Esta es la verdadera historia

Décadas atrás, una tripulación de 68 pasajeros argentinos desapareció junto al avión en el que viajaban desde Argentina hacia Estados Unidos. A bordo iba un pergaminense que participaba junto a sus colegas cadetes del viaje final de instrucción. Durante estos años las investigaciones fueron inconclusas y contradictorias. Actualmente se ha retomado la indagación para dar a conocer que sucedió realmente. “Espero que pronto la historia del TC 48 pueda estar resuelta”, fueron las palabras de la hermana de una de las víctimas

Hace 55 años, un avión argentino, el TC 48, se perdió en algún punto de la selva, de Costa Rica o el Mar Caribe. Llevaba a bordo 68 militares argentinos, entre ellos, toda la promoción 38° de pilotos recién egresados de la escuela de vuelo. Nunca aparecieron. Ni el avión, ni los cadáveres, ni sus pertenencias.

Dentro de los tripulantes, estaba Héctor Oscar Atie, un pergaminense que en ese entonces tenía 22 años y era uno de los cadetes de la escuela de aviación militar. Su hermana, Mercedes Atie, se mantuvo presente durante todos estos años para colaborar en la búsqueda incesante por la verdad. “Desde 2009 hasta el 2015 acompañe las acciones que se realizaban para la búsqueda del TC 48”, contó la mujer a PRIMERA PLANA.

Este vuelo es considerado la mayor tragedia aeronáutica aviación militar argentina y durante su investigación, manchada por intereses políticos, toda información para dar con el paradero del avión fue ocultada a los familiares.

El trágico evento

El 31 de Octubre de 1965 el avión despegó desde el aeropuerto El Palomar con destino a California, EEUU, donde fue despedido por, el entonces presidente, Arturo Illia. A ese avión lo acompañaba otro gemelo, el T 43, con el resto de los cadetes de la promoción.

Desde el despegue, la tripulación notó que había ruidos extraños en los motores del ala derecha. La misma anomalía la habían percibido cuando aterrizaron en Córdoba y se repitió en Antofagasta, al norte de Chile. Mientras los mecánicos se preocupaban revisando esas fallas recurrentes en los motores, el despegue hacia Lima se demoró por varias horas. Una vez allí, volaron a Quito y después hasta Panamá.

El 3 de noviembre despegaron desde la base Howard de Panamá hacia el Aeropuerto de El Salvador. Primero el T 43 a las 5.43 de la mañana y seis minutos más tarde el TC 48. El trayecto era largo entre los dos puntos, llevaría casi cuatro horas de vuelo, en buena parte sobre el mar. El pronóstico indicaba tormentas severas y visibilidad prácticamente nula.

A menos de una hora del despegue, el TC 48 dio su posición a la torre de Panamá. Diez minutos más tarde, sin embargo, el radioperador emitió una comunicación entrecortada dirigida al Aeropuerto de Tegucigalpa, la capital de Honduras: “Tegucigalpa, Tegucigalpa, aquí TC 48 para informar, tenemos fuego en el motor 3”, y completó la comunicación sin que se entienda bien si decía aterrizaje inmediato o amerizaje inmediato. El T 43 fue informado al respecto, pero este avión no volvió sobre sus pasos para ver qué pasaba.

A las 7.05 se produce la última comunicación desde el TC 48 hacia el otro avión argentino comunicando que vuela a solo 500 metros de altura y que se apresta a aterrizar en el mar. En ese entonces, el transporte aéreo desapareció para siempre.

Aún no existen precisiones de dónde puede encontrarse el avión, aunque se cree que podría estar en los alrededores del golfo de Mosquito en Costa Rica.

La investigación

Unos días después, las autoridades argentinas les informaron a los familiares que finalizó la búsqueda y que daban por desaparecido al avión en el mar. Nunca se encontró nada. Los rescatistas norteamericanos que operaban desde la base Howard, cerca del canal de Panamá, culminaron el rastreo el 9 de noviembre de 1965, ya que el día 8 habían encontrado salvavidas en el mar que estaban marcados con leyendas en español y supusieron que se trataron de restos del avión argentino.

Después de muchos pedidos desde la desaparición, recién en 2009 hubo intento serio del Estado Nacional por poner ánimo para recuperar este avión.

“Hace 12 años que nos convocaron por primera vez, por la gestión del jefe de gabinete Aníbal Fernández. Se hizo junto con un integrante de la Policía Federal con destino en pergamino, ante un pedido que le hice a él de tener una reunión por primera vez con la Ministra de Defensa, la Dra. Nilda Garré. La convocatoria había llegado para el 31, y justo coincidió con el fallecimiento del ex presidente Raúl Alfonsín. Así que lo pasamos para el 1ro de Abril, día en el que se cumplieron 12 años de la primera vez que el Estado Nacional recibió a los familiares del TC 48” narró Mercedes, la hermana del tripulante pergaminense. Ella, participó de dicha reunión junto a otros 6 familiares, entre los cuales estaba Clyde de Zurro, la esposa del comandante con sus hijos; el hermano del cadete Ferletic y el hijo del Capitán Paz.

A bordo del avión iban 54 cadetes de la escuela de aviación militar junto a nueve tripulantes y cinco oficiales que los acompañaban. “En este tiempo se han tejido miles de historias relacionadas a dónde podrían estar todos ellos pero yo siempre supe que mi hermano junto con sus compañeros eran personas muy preparadas” sostuvo. Sin embargo también señaló que el avión era ya bastante viejo, lo cual dificultaba aún más la posibilidad de que hubiese sobrevivientes.

Mercedes cuenta que era muy chica cuando todo pasó. “Me enteré de la pérdida del avión mirando un noticiero de Canal 13. Después mi mamá se comunicó por teléfono con un señor que era Radioaficionado, para ver si tenía alguna información al respecto. Y ahí escuchamos una comunicación de la Fuerza Aérea diciendo que había desaparecido el avión”. La angustia por la escasez de información de aquel año 65’ acentuaba la desesperación ante la imposibilidad de conseguir algún dato certero.

Durante todo este tiempo, también hubo muchas personas que iban en el otro avión, el T 43, que malintencionados, buscaron evadir que se devele la verdad. Estos difundían información falsa y utilizaban a los familiares para hacer operaciones que confundan y demoren la investigación.

Las madres e hijas de las víctimas, conocidas como “Las locas del TC 48”, han estado largas horas en Ezeiza, esperando obtener algún tipo de información. Se mantenían a la espera del arribo de los familiares que viajaban a Costa Rica, a recorrer la selva con escasos elementos, para encontrar alguna pista. Pero cuando esa persona informante llegaba, se la llevaban o la extorsionaban para que mantuviera silencio. “En su mirada se notaba que habían sido obligados a callar”, destacó la hermana del cadete a PRIMERA PLANA.

No obstante, Tomilchenkco y Bravino, dos padres de chicos tripulantes, fueron contra lo pactado y nunca se callaron. Cuando llegaron dijeron todo lo que sabían y contaron cada detalle sobre los caminos recorridos en esta búsqueda terrestre, con el fin de obtener datos certeros acerca de cómo y dónde había caído el avión.

56 años después

Cinco décadas más tarde la búsqueda se ha reanudado en un nuevo intento de dar con el paradero del TC 48. El operativo estatal procura encontrarlo tomando los antecedentes e información previa disponible y de la mano de nuevas tecnologías e instrumentos de mayor precisión, como satélites y radares.

Hay iniciada dos búsquedas una por mar y otro tierra. La que realiza por tierra es coordinada en forma privada por Aníbal Jaime. Mientras que la que se realiza por mar la lleva a cabo Mariano Torres, hijo del director de Ezeiza cuando ocurrió el accidente. “Me enteré porque él nos convocó a los familiares en 2017 en una oficina de la Fuerza Aérea en calle Córdoba, con la presencia del Secretario General de la Fuerza Aérea, Videla”, destacó Mercedes.

Frente a esto, “entre todos los familiares y toda la fuerza retirada circula la palabra esperanza. Siempre hay un deseo de saber que pasó. Yo tengo la ilusión de conocer el lugar donde fue el impacto. Seguramente no se va a encontrar el avión por el tiempo que ha pasado y también sabemos que nos vamos a tener que someter a test para saber de quienes son los cadáveres que se puedan llegar a encontrar. Pero igualmente ahí está mi esperanza, porque anhelo poder reencontrarme con parte de mi hermano. Y también espero poder desbaratar la mentira construida durante años por una parte una parte de la Fuerza Aérea con el fin de no llegar a la verdad, ya que ese avión no estaba en condiciones de hacer el viaje que se había dispuesto” señaló.

Asimismo la mujer hizo hincapié en que, en caso de que el avión se encuentre, existe un decreto estipulado por Graciana Peñafort, abogada asesora del Ministerio de Defensa que estipula las acciones que se deberán realizar. Determina como se deberán analizar los restos encontrados, como deben comunicarse con los familiares y como tienen que ser tratados. El mismo establece que los periodistas no deberán estar al tanto de la aparición del TC 48 hasta que todos los familiares tomen conocimiento del hecho.

Esta espera es conmovedora y esperanzada pero a su vez está teñida de dolor debido a las artimañas y los operativos de quienes están en el poder, con el fin de entorpecer la investigación y perseguir a las víctimas. Si bien hay gente muy valiosa en la Fuerza Aérea que ha colaborado en esta búsqueda incesante y lo sigue haciendo, también hubo “traidores” según lo que remarcó la señora Atie.

Finalmente, Mercedes concluyó su relato a PRIMERA PLANA con el deseo de que “ya sea por mar o por tierra, espero que pronto la historia del TC 48 pueda estar resuelta”.

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