Los colores tienen un poder que trasciende la estética: influyen en nuestras emociones y en cómo percibimos el entorno. Existen tonalidades que pueden calmar la mente y generar un estado de tranquilidad, algo que ha sido aprovechado por terapeutas, diseñadores de interiores y especialistas en bienestar.
El efecto de los colores en nuestro estado emocional puede depender del contexto cultural, nuestras experiencias pasadas y las asociaciones personales que establecemos con cada tono. La conexión entre la percepción visual y el estado anímico ha sido estudiada extensamente, demostrando que algunos colores tienen un impacto universal.
Los estudios respaldan que ciertos colores tienen un efecto relajante que puede ayudarnos a reducir el estrés. El azul, por ejemplo, es reconocido por promover la calma, lo que lo convierte en una elección común en hospitales y ambientes terapéuticos. Esto se debe a su capacidad de reducir la presión arterial y disminuir la ansiedad. Los colores fríos como el azul y el verde tienen un efecto calmante en el sistema nervioso, reduciendo la tensión y promoviendo la tranquilidad.
Sin embargo, la percepción del color y su efecto calmante no son universales. Factores como la cultura, las experiencias pasadas y el entorno influyen en cómo reaccionamos ante cada tono. Por ejemplo, el rojo puede representar amor y pasión en algunos contextos, pero en otros puede generar ansiedad o agitación. El uso del color en terapia considera estos matices para personalizar su aplicación y garantizar los mejores resultados.
En líneas generales, los beneficios de ciertos colores en la calma incluyen:
La correcta elección de estos colores en nuestros entornos puede ser fundamental para cultivar un espacio propicio para la calma y el bienestar emocional.
La cromoterapia utiliza los colores como medio terapéutico para equilibrar y armonizar el cuerpo y la mente. Aunque algunos críticos la consideran una pseudociencia, muchos especialistas la avalan como complemento para mejorar el bienestar emocional.
El uso consciente de colores en entornos específicos puede cambiar nuestro estado de ánimo y ayudarnos a sentirnos más tranquilos. Un estudio del Journal of Health Psychology reveló que las personas expuestas a entornos predominantemente verdes se sienten más relajadas y creativas.
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