Una foto, la primera rigurosa sobre el estado ambiental del tramo rosarino del arroyo Ludueña y su entorno, fue presentada la semana pasada en el Concejo con la comprobación de fuentes puntuales de contaminación y afectaciones. Entre ellas, desagües pluviales que también son ilegalmente cloacales, descargas de aceites y grasas, evidencias de efluentes industriales sin tratar, sobre todo en el tributario canal Ibarlucea, aguas poco biodegradables en algunas zonas, volcado de residuos sólidos en su cauce o márgenes y otros ejes de preocupación. El estudio, efectuado en base a análisis físico químicos mensuales y descripciones cualitativas sobre 51 puntos entre octubre de 2022 y marzo de 2024, es insumo para una profundización y enfoque preciso de la vigilancia tanto como para el diseño de medidas de prevención y remediación de daños, así como normativas de regulación del uso del suelo. Entre las conclusiones, establece que las aguas del arroyo ingresan a territorio rosarino con baja carga orgánica que va aumentando en las zonas intermedias a valores altos para disminuir de nuevo a niveles medios sobre la desembocadura en el Paraná.
El estudio es el resultado de un convenio entre la Municipalidad y la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la Universidad Nacional de Rosario. Según fuentes del Palacio de los Leones, es el primero de carácter continuo. Los responsables del informe, no obstante, aclaran que se trata de un primer muestreo integral y científico a lo largo de 17 meses que no tiene un archivo histórico sobre el cual comparar los datos. Por eso, señala que es necesario construirlo con periódicos trabajos similares para determinar la evolución de los parámetros que dibujan el estado de conservación del arroyo frente a las intervenciones humanas. Entre otras: industrias y urbanizaciones.
El Ludueña atraviesa Rosario de oeste a este en la zona norte pero su cuenca abarca otras 14 localidades de los departamentos Rosario y San Lorenzo, por lo que las políticas públicas de vigilancia y normas de uso en su área de influencia deben ser también a escala metropolitana y provincial.
Son nada menos que 80 mil hectáreas a lo largo de 19 kilómetros cuya calidad para la vida está en juego y donde se suceden numerosas intervenciones: nuevos barrios, industrias, centros comerciales, proliferación de canales clandestinos, desarrollos productivos, terraplenes de rutas y ferrocarriles.
En general, se da una actividad mayormente agropecuaria en la cuenca alta, que se transforma en un uso urbano e industrial del suelo en su cuenca media y baja. Todas esas acciones humanas impactan sobre el medio ambiente con aumento de contaminantes y pérdida de capacidad de infiltración de los suelos, entre otros efectos negativos.
La consecuencia es un aporte significativo de fertilizantes y plaguicidas en la cuenca alta y de efluentes cloacales, basurales, tratadores de residuos, frigoríficos y otros en su cuenca media y baja. Los perjuicios son mayores en los últimos años en función del cambio climático que genera fenómenos extremos de temperaturas, lluvias y sequías.
Son varios los parámetros que se midieron en 51 puntos del curso referenciados en cuatro zonas de la urbe rosarina. Uno de ellos es la Demanda Biológica de Oxígeno (DBO), que mide la cantidad de oxígeno consumida por un cierto tipo de bacteria para degradar la materia orgánica y es una medición indirecta de la contaminación orgánica. Otro es la Demanda Química de Oxígeno (DQO), similar pero con un producto químico. La combinación de ambos da una idea de la biodegradabilidad de los componentes presentes en el agua.
En varios puntos, es alta la dispersión de valores DBO en el tiempo. Un dato singular se presenta en la muestra tomadas en tomada en marzo de 2023 en en la ribera del arroyo entre calles Jacobacci y Miglierini, en el noroeste, que mostró un fuerte incremento del 150% sobre el valor hallado en febrero de 2023. Las concentraciones medidas son de 24 y 68 mg/l, respectivamente. Observando un incremento superior al 150%.
Otros parámetros medidos son el pH (acidez del agua), temperatura, Sólidos Solubles en Éter Etílico (SSEE), Sólidos Suspendidos Totales (SST), Turbidez (Tur), Conductividad Eléctrica (CE), Oxígeno Disuelto (OD), Sólidos Sedimentables (SS).
Y en siete muestras se analizaron Coliformes Totales (CT) y Coliformes Fecales (CF). Sobre este parámetro, se infiere que en tres puntos se descargan aguas domésticas y cloacales, mientras que en el Punto 5, ingreso del arroyo a la ciudad, no se advierten prácticamente coliformes fecales. De todos modos, en todas las zonas medidas se deduce que hay descargas de aguas domésticas y cloacales.
Para la gran mayoría de los parámetros analizados, el tramo del arroyo que presenta peores condiciones es el perteneciente a la Zona 2.
Sobre los niveles elevados de sólidos suspendidos, el documento advierte que pueden aumentar la temperatura del agua, reducir los niveles de oxígeno disuelto e inhibir la fotosíntesis, lo que puede provocar la muerte de las plantas subacuáticas y alterar la cadena alimentaria del ecosistema, además de promover floraciones de algas tóxicas.
El propio documento aclara que se trata de “un diagnóstico base de situación preliminar del arroyo Ludueña” en función de algunos parámetros fisicoquímicos, y que “dada la poca cantidad de datos y el acotamiento de la serie histórica analizada, sólo pueden inferirse situaciones particulares que guíen el trazado de nuevas estrategias en cuanto a la continuidad de monitoreo” para “determinar posibles fuentes de contaminación”.
El texto recomienda en base a los indicios de gran presencia de descargas con grasas o aceites continuar la toma de muestras para precisar la existencia de industrias o comercios que descarguen efluentes líquidos en alguno de los emisarios que confluyen en las zonas donde se observan elevadas concentraciones.
Respecto de lo anterior, señala que las zonas de Puente Negro y Azcuénaga son las que presentan mayores indicios. En el primer caso, agrega que allí confluyen las descargas de dos conductos pluvio-domiciliarios en los que se verificaron capas “importantes” de grasa y en el segundo, “coloración blanquecina”. Otros punto de riesgo, sigue el informe, es el de la descargas del complejo Fisherton Mall, el Aeropuerto Internacional y varios emisarios pluviales domiciliarios.
Con la variable de oxígeno disuelto en agua, de nuevo la zona intermedia aparece como la más complicada, y según los análisis es apta sólo para actividades pasivas.
“Sobre los coliformes totales y fecales, los resultados permiten deducir que en todas las zonas, excepto la Zona 1 en la que no se realizó análisis de estos parámetros, se descargan aguas domésticas y cloacales”, añade sobre los ejes críticos a seguir relevando. Y añade: “En las salidas a territorio se constató la existencia de emisarios pluvio-domiciliarios que descargan al arroyo”.
Las recomendaciones generales son un monitoreo Continuo con muestreos mensuales, el control de contaminación en base a medidas para reducir las descargas ilegales de residuos industriales y urbanos, la restauración de Ecosistemas con recuperación de áreas naturales afectadas y un plan de Educación Ambiental para fomentar la conciencia pública sobre la importancia de mantener los cuerpos de agua limpios.
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