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Productores en gomones, pasturas perdidas y una red solidaria que no descansa

Después del temporal, los campos siguen bajo agua y las pérdidas aún no se pueden dimensionar. Mientras tanto, vecinos y productores se organizan para llevar comida, rescatar animales y sostener la vida rural en medio de la emergencia.

Finalmente salió el sol en San Antonio de Areco. No es una metáfora: tras el temporal del fin de semana del 17 y 18 de mayo, recién el martes 20  el cielo se despejó. Pero aunque el agua empieza a bajar, el escenario sigue siendo desolador. En muchas casas el nivel llegó al metro y medio, y en los campos, la situación es aún más incierta: los productores no saben qué será de su futuro, mientras reparten víveres en gomones y organizan ollas populares.

“Esta es una ciudad muy solidaria. Lo que estamos viendo emociona”, dijo Estanislao Ramos, presidente de la Asociación Regional de Productores Agropecuarios (ARPA). Contestó recién en uno de los pocos momentos de pausa que tuvo estos días. Como él, hay una red de vecinos, clubes, instituciones y productores trabajando junto a bomberos, Ejército y Defensa Civil. Desde 2009 no se veía un desastre así.

San Antonio de Areco fue uno de los distritos más golpeados por el temporal que azotó una cuarta parte de la provincia de Buenos Aires. En esa zona norte, también sufrieron Carmen de Areco, Tres Sargentos, Zárate y Campana. En estas dos últimas, más cercanas a la desembocadura del Río Areco, cayeron cerca de 600 milímetros en pocas horas.

Con el agua bajando, algunos vecinos comienzan a volver a sus casas. Pero en el campo, los tiempos son otros: la mayoría de los productores todavía no pudo ni acercarse a sus tierras. ARPA ya hizo una primera recorrida y estimó que los principales daños se registraron en establecimientos ganaderos: el agua arrasó alambrados, dejó sin funcionamiento a los boyeros eléctricos y dispersó la hacienda. “Hubo terneras y vacas muertas, pero no lamentamos una gran cantidad de bajas”, aclaró Ramos.

En cuanto a los cultivos, tampoco hay buenas noticias. Un 15% de la soja de primera seguía sin cosechar al viernes anterior al temporal, pero se está perdiendo calidad rápidamente. “Se están abriendo las chauchas”, explicó. De la soja de segunda, queda entre el 50 y el 70% en pie, pero aún no se ven daños importantes. Como los campos siguen anegados, algunos productores ya están hablando con arroceras de Entre Ríos y Corrientes para ver si pueden cosechar con orugas, una tecnología adaptada al trabajo en terrenos inundados.

Para quienes sembraron pasturas o colza, el panorama es peor: lo dan por perdido y piensan en volver a sembrar cuando se pueda.

Como en otras localidades, las obras de dragado realizadas en la cuenca no evitaron la inundación, pero sí ayudaron al escurrimiento: se calcula que el nivel baja unos 25 centímetros por día. Aun así, la emergencia está lejos de terminar. Desde ARPA explican que todavía no pueden evaluar del todo el impacto, pero ya es evidente que se necesitará ayuda estatal para salir adelante.

“Va a costar mucho tiempo y recursos recomponer alambrados, juntar la hacienda y recuperar los cultivos”, aseguró Ramos. En medio del barro, el agua y la incertidumbre, lo que aparece es una red de personas que no se resigna: jóvenes que van en gomón a rescatar caballos, vecinos que cocinan en ollas populares, caravanas de camionetas con bolsones de comida. Así está hoy San Antonio de Areco.

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