Laura es profesora titular de Lengua y Literatura en la Universidad de Chapman hace 23 años en Long Beach (California) donde allí reside y construyó una distinguida carrera, familia y amigos.
Inició sus estudios profesionales en San Nicolás, donde se recibió de Profesora Nacional de Inglés. En 1986 se mudó a los Estados Unidos con la intención de mejorar el idioma. "Inicialmente pensé que venía por 6 meses y me terminé quedando, ya hace 37 años. Estudié 6 años en Santa Cruz y después me mudé a Berkeley, donde estudié el Doctorado en Literatura y Letras Hispánicas", contó al SEMANARIO EL TIEMPO acerca de sus primeros pasos.
¿Cómo fue tu proceso de emigrar?
El proceso tiene un alto costo emocional al dejar atrás la familia, amigos y un país que no se abandona y está siempre en la memoria. A pesar de eso; no me resultó conflictivo, no tuve que cruzar la frontera corriendo, ni me agarró migraciones, ni estuve presa, ni otras cosas que experimentan las personas que cruzan la frontera y no son criminales. Me vine en avión, acompañada y pude legalizar mi situación al año de estar viviendo en el país. En el 86' no era tan significativo, luego la cuestión inmigratoria se volvió mucho más difícil.
¿Qué es lo que más recordás de Pergamino?
A mis padres que están siempre presentes, mi mamá falleció en 2016 y mi papá en 2018, fue un gran golpe porque no estuve en Pergamino en ese momento. Nací en el 61' y estuve en la ciudad hasta el 86' y tengo siempre grabada esa etapa cuando vivíamos en calle Rivadavia (casi Alsina). Como también, recuerdo infinidad de veces que con Liliana Cretón, que éramos vecinas, íbamos al centro, a bailar a Fedra, a Corcho's con amigos.
De la niñez tengo los mejores recuerdos. Fui a la escuela N° 1 y fueron los mejores años con maestras extraordinarias como Chida, Bolero y mi maestra de 1° y 2° grado, Isabel. El secundario lo hice en la Escuela Comercial con amigas que conservo: Liliana, Laura Abud, Analía Cusumano y muchas más con quienes hasta hoy mantenemos la amistad y veo cuando voy a Pergamino.
Olguita Querede, María Victoria Casado, Silvia Acerbo, no quiero olvidarme de nombrar a nadie, hay personas que no mencioné y que forman parte de mi adolescencia y están en mi corazón.
¿Sentís que cumpliste tus metas o te quedan muchos sueños por delante?
Académica y laboralmente, sí. Logré terminar el doctorado que fue un reto que me propuse a pesar de algunos obstáculos económicos y de compromiso, porque no es fácil escribir una tesis doctoral entre las cursadas y exámenes.
Desde el punto de vista personal tengo una hija que adoro, Juliana de 22 años, es una niña estudiosa, responsable y muy compañera.
Mis sueños hoy son muy modestos, vivo el día a día con lo que tengo. He recorrido un largo camino y he logrado muchas cosas que me propuse y cumplí acompañada de excelentes personas en este camino fuera de Argentina. Lo que más me interesa en este momento es el concepto de tranquilidad, vivir lo mejor que se pueda y en compañía.
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